Capítulo 9; Le cuento a mi musa...

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(Quedé perpleja al tratar de interpretar cuánto se construye en una sola persona, quedé atónita al cantarle a este amor)

Es una gracia para mí llegar a un noveno capítulo y tener escritas al menos 72 hojas (según el dispositivo que uso) a decir verdad no pensé llegar tan lejos, que lastima que lo que me orillara a terminarle haya sido tu despedida, pero si repaso un poco, más o menos sabíamos el camino de este libro. Recuerdo alguna vez haberte dicho que yo podía estar segura que tú y yo estaríamos juntos hasta el final.

Han pasado 52 días desde que te fuiste, aunque me da un pleno coraje saber que en realidad los días van más atrás, me enoja tanto haber sido la estúpida novia vieja de la que todos saben que no da para más pero ahí está. Completamente sé que mentí muchas veces, pero lo que más me duele es AMARTE todavía, no tener ni la mínima pizca de odio o rencor, no encontrar el coraje, ese coraje que se le tiene a quien te deja, a quien te miente, no tener la imaginación suficiente de querer pensar cómo fue pasando, como me ibas dejando, aunque pueda hablar golpeado de ese amargo trago, mi alma no alberga el odio para soltarte, para dar un buen salto, un buen empujón y odiarte, detestarte tanto que al oír tu nombre me de náuseas, se frunza mi ceño al saber que vives y desearte la muerte, peor aún, el saber de ti me aterra, eres como el monstruo que come mis entrañas al saber que está cerca, al saber que existe, eres el miedo que todo niño deja en su closet por las noches, eres el miedo a todo lo que fracasó de mi vida al irte y aunque todavía me queda tanta vida para aprender a estar sin ti no deja de acosarme el fantasma de lo que fuimos y de lo que nunca seremos.

La mañana que te soñé (supongo que fue mañana) y desperté pensando que te tenía en mis brazos, tan segura de que estabas ahí  tan feliz de tenerte una vez más, ese día, a ese día le puedo llamar infierno, ¿sabes cuántas veces desperté a tu lado sonriendo porque estabas ahí?... aún recuerdo aquella noche donde abrazados  dormimos tan felizmente y te pregunté "¿te sientes feliz?" Respondiste que si y te dije; "recuerda este momento cuando estemos mal para que sepas lo felices que aún somos"pues resulta que quien lo recuerda soy yo y me rompe tanto el alma.

Han pasado muchos días, según la gente, muy pocos según yo, y me propongo cada día y cada noche a continuar de la mejor manera, me apego a  la costumbre de que ya no estés y dejó que se apodere de mi, sin embargo que gran mentira es eso, pues despierto y todo sigue igual, la tremenda de mi mente me atormenta siempre queriendo preguntarme "que estará haciendo hoy" "ya sabes con quién está" " su amor, su puro amor ahora ya está con alguien más". No te voy a mentir, todavía no tengo la madurez suficiente para empezar a desearte lo mejor de la vida, pero sé que estás bien, que eres feliz... siempre fui tan egoísta cuando de amarte se trataba, mi amor era tan aplastante para amarte, tan exclusivo que lo quise, sé que ese fue un error, pero no podía amarte distinto, te amé tanto tanto, para mí eras el regalo perfecto que la vida me dio, y no dejo de agradecerle a Dios, a los dioses que hayan existido o a los que existirán que me hayan encontrado en tu camino, que haya disfrutado esas cosas buenas de ti, que te hacen el ser tan precioso del que me enamoré y del que me volvería a enamorar aunque supiera el fin. Aún me pregunto por días completos esas mentiras que dijiste y por cuánto tiempo, no dejo de aborrecer y de sentirme engañada por todos esos últimos días y repaso cada palabra y trató de encontrarle el principio, sin embargo la respuesta siempre es 'ya no está más, déjalo ir" y claro, te dejé ir, pero mi alma te sigue gritando, que necia ella... sueño y soñaré con lo que todos los amados al despedirse, sueño en esa última noche para decirte cuánto te amo, cuánto te amé, despedirme como es debido de un amor que me dio tanto y que me quitó todo al irse, una noche más para leerte todo esto aunque sé cuánto odiabas que leyera cosas que muchas veces no entendías, de mirarte una vez más con esa sensación en el pecho de estar en casa, de un último mal chiste, el último arremedo a mi forma de actuar como una niña, la última noche de besarte, de llorar frente a ti preguntado porque no pudimos hacerlo, una última noche de mirarte tanto tanto mientras dormías, una última noche de medio despertar por la madrugada, darte un beso en la frente, en los labios, abrazarte, tomar tu mano y seguir durmiendo, una última comida, una última con tus padres, una última salida planeada sin cumplirse, una última tarde en aquel sillón de no hacer nada, un último "mi comida no es mi comida sin no te convido", un último "amor, amor, amor, amor", una última llamada a la fábrica de patines para hormigas, una última película, una última conversación de ciencias y mis teorías estúpidas, unas últimas preguntas, una última pelea entre las sociales y las ciencias, un último "15 minutos de besos?" Un último "adiós, nana, ahorita te mando mensaje, pórtate bien" un último "el sábado llego a tu casa".



¿A quien quiero engañar? Me enamoré como una niña, lo sabía cada vez que te miraba por mucho tiempo, tú me preguntabas "qué" nunca te pude decir; "eres todo para mí".

Querido autor;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora