CAPÍTULO 1

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El sabía que había sido suficiente, que debía salir de ese lugar; estaba cansado de todas las atrocidades que día a día tenía que presenciar y hasta hacerlas él mismo. No podía soportar más saberse bajo las órdenes de los mismos que son los culpables de haberse quedado completamente solo.

Así es como ahora se encontraba siendo perseguido por la policía china, escuchando su respiración resonar fuertemente y sintiendo su corazón prácticamente a punto de salirsele del pecho, mientras corría a sólo unos cuantos metros de la frontera con Tailandia y rogaba que no se les ocurriera disparar. A pesar de sentir que el cuerpo en cualquier momento le dejaría de responder, pensar en ella le generaba una fuerza inexplicable que lo impulsaba a seguir, incluso más de una vez una sonrisa acudió a sus labios al pensar en los recuerdos de la niñez que compartió con ella; hasta que el estruendo de un disparo resonó detrás suyo.

Su despertar ha menudo era sobresaltado, por lo que esta vez prefirió no darle importancia a la extraña sensación en su pecho, pues está mañana no pintaba a ser fácil. El día que más lastimaba al ser que más amaba había llegado y lamentaba enormemente no poder estar con ella.

- Hye Jin! Hye Jin! - la despertó, llamándola con voz dulce entrando a su habitación.

La niña abrió los ojos sabiendo que el día que más odiaba desde que tenía memoria había llegado y escuchar a su madre con el tono que sólo usaba este día, no lo mejoraba.

- vamos cariño, levántate! preparé tu desayuno favorito.

- si mamá. - tuvo ganas de meterse debajo de las sabanas y no salir de ahí hasta que el día hubiera terminado, pero su madre no se lo permitiría.

Se vistió sin ningún ánimo, pues hoy tendría que soportar estar en un recital por el día del padre y no tener padre para dedicarle la canción que tuvo que aprenderse. Al terminar bajó a desayunar con su madre y su tío a quien quería muchísimo, él siempre estaba con ella en días como estos, aunque siempre decía que no podría, se aparecía en su escuela y al terminar la llevaba a la sala de juegos y comer helado.

- buenos días Booki.

- eh enana, bajas cuando estaba a punto de comerme tu comida.

- lo hubieras hecho Booki.

- qué pasa con esos ánimos? - su madre ya sabía lo que pasaba, pero tenía que preguntar igual.

- mamá de verdad no puedo quedarme en casa? - antes había podido evitar este día, pero desde que su abuela murió, no podía quedarse en casa.

- cariño! tu tío y yo tenemos que trabajar!

- vamos enana, no se lo hagas difícil a tu mamá!

- Booki tú si vendrás, verdad?

- lo siento enana, pero no podré, tengo mucho trabajo en el taller.

- esta bien.

Hong Nan miraba a su hija, pensando que a pesar de su corta edad era bastante madura y deseaba poder estar hoy con ella, pero el trabajo se lo impedía. Cada noche se preguntaba si hizo lo correcto y al recordar todas las humillaciones por los que ella tuvo que pasar, se convencía que si lo hizo.

Después de dejar a su hija en la escuela se encontró nuevamente pensando en aquel hombre al que amaba y extrañaba aún después de tanto tiempo, muchas veces se permitió soñar con estar los 3 juntos, aunque sabía que eso jamas pasaría, él ahora estaba totalmente fuera de su alcance; probablemente en brazos de otra mujer a quien ama y continuando con su vida, sin pensar en ella. 

El trabajo que tenía de algún modo la hacía sentir conectada con él, pues luego de haberlo escuchado hablar varios idiomas, se dió cuenta que ella quería poder hacer lo mismo. Y es así que estudió chino por las mañanas e inglés por las noches y luego de varios años ahora trabajaba en una pequeña empresa en donde estaba encargada de traducir distintos documentos en esos idiomas. No podía evitar pensar en lo que el diría si pudiera escucharla hablar en esos idiomas.

LÁGRIMAS DE ORQUÍDEA - Parte IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora