Capítulo Nueve

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Capítulo nueve.

Naomi.



9 de marzo, 2014.

— ¿Por qué estás enojada?

—No estoy enojada—mantengo la vista en el álbum de la próxima presentación de la galería en la que Hilary trabaja desde hace un tiempo.

Me alegro mucho por Hilary, tiene mucha participación en esta galería, que aunque no es muy grande comienza poco a poco a hacerse de un nombre. Además, ella luce feliz con el trabajo y no está estancándose en un solo área que es un poco lo que he estado haciendo desde que llegué a la galería Renette.

Siendo sincera he pasado más de un año pensando qué es lo que quiero y ahora que soy una mujer divorciada nada debería detenerme, pero sigo paralizada.

Soy mi propio obstáculo.

—Entonces ¿Por qué tienes de manera permanente un ceño fruncido? ¿Te hiciste cirugía o algo?

Eso me hace sonreír y dejo de ver el álbum, enarco ambas cejas y ella se encoge de hombros.

—No, mi rostro es el mismo.

— ¿Qué sucede?

— ¿Honestamente? No sé qué hacer. Estoy divorciada, no hay nada ni nadie que me detenga y aún estoy paralizada. Es como tener un ataque de pánico ante lo desconocido.

»No tengo a mi opresor, pero de algún modo me da miedo dar pasos hacia adelante, como si temiera que alguien me empujara y eso me hace estar muy molesta conmigo misma.

—Yo soy horrible para dar consejos, porque soy horrible para recibirlos también. En serio, soy un imán para los dramas—se encoge de hombros de nuevo—, pero voy a intentar darte un consejo.

»He escuchado muchas veces que el miedo no está mal sentirlo, pero tampoco hay que dejar que nos detenga. Créeme, es aterrador hacerlo pero vale la pena si consigues ser feliz ¿No?

—Ser feliz es todo lo que me gustaría.

— ¿Y qué te hace feliz?

—No lo sé—miro a la pared y suspiro—. Es totalmente inaceptable y triste no saber qué me hace feliz.

—Tienes un montón de tiempo para descubrirlo, no desesperes.

—No eres tan desastrosa dando consejos.

—Entonces quizá solo soy mala tomándolos—se ríe.

— ¡Dios mío! Solo mírate. Parece que no cabes de la felicidad, señora McQueen. Estás preciosa llena de toda esa felicidad.

—A veces me asusta amar tanto a Doug—observa sus manos—. En serio, lo amo muchísimo, él es tan perfecto para mí y justo ahora es mi esposo, y tenemos un hijo—cubre su rostro con sus manos y ríe—. Parezco una loca maniática feliz, pero aún no creo que esto no sea un sueño.

—No lo es, si lo fuera solo imagina cuánto tiempo estuviste durmiendo para soñar tanto y cuán sucia estaba tu mente como para embarazarte y vivir la luna de miel.

Ambas reímos, no soy mezquina para no sentirme bien sobre la felicidad de Hilary, de hecho es agradable ver a otras personas ser felices, me da esperanza de algún día ser una de esas personas.

— ¿Y bien?

— ¿Qué?

— ¿No vas a preguntar por el McQueen mayor?

Conquistando a Jeremy (BG.5 Libro #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora