Capítulo Once

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Capítulo once.

Naomi.



Hoy solo se trató de ir a tiendas, comer y conocer un poco sobre las calles de Río de Janeiro. No hemos ido al mar, aun cuando está justo al frente de nuestra habitación.

Nuestra habitación. Dios mío.

Estoy sentada a su lado, en la cama, llevando mi pijama y atando mi cabello en una cola mientras él ríe sobre un programa de comedia de audio portugués con subtítulos en inglés. No me resulta gracioso, pero me hace sonreír que él ría tanto mientras parece totalmente despreocupado de lo que a mí me está enloqueciendo: dormir juntos.

Hace unos instantes revisé mi correo en busca de alguna respuesta de Claudia a mi aviso, informe y exposición de cómo estoy haciendo uso de las vacaciones que nunca me dio. Sé que estaré metida en problemas.

— ¿Realmente eso te causa risa?

—Lo hace, aunque seguro mis chistes son mejores.

—No es eso lo que dijo Hilary—indico y voltea a verme con ojos entrecerrados—. Y honestamente eres encantador y divertido, pero no por contar chistes.

—Al menos admites que soy encantador.

—No es algo que alguien vaya a negar si te conoce.

— ¿Fue lo que pensaste cuando me conociste?

Se acuesta de lado sosteniendo su cabeza de una mano mientras me observa a mí, que me encuentro sentada, junto a él. Decido ser sincera.

—Me pareciste atractivo, muy atractivo—sonríe— y eso me asustó.

— ¿Por qué?

—Porque desde hace mucho tiempo dejé de reaccionar a los hombres. Podía notar si ellos eran atractivos o no, pero no interesarme por ellos o sentirme cómoda.

—Eso quiere decir que te intereso y te sientes cómoda conmigo. Que te gusto y eso está bien, porque tú me gustas y muchísimo.

Su mano toma la mía y veo sus dedos jugar con los míos, es un poco estresante no saber qué hacer con esto, pero también hay algo emocionante y bonito en el hecho de que esto se siente tan nuevo.

—No quiero menospreciarme...

— ¿Pero?

—Pero podría gustarte cualquier otra mujer menos complicada.

— ¿Por qué tengo que ir por lo fácil cuando puedo ir por lo complicado que sé que me hará feliz?

— ¿Sabes siempre qué decir, verdad?

— ¿Eso crees?

—Al menos pareces siempre saber qué decirme.

—Entonces ¿Ya no estás nerviosa?

Voy a responderle pero me detengo dándome cuenta que de hecho hablar con él me ha hecho bajar la guardia. Veo nuestras manos, su pulgar acaricia mis nudillos, vuelvo mi vista a él.

—Creo que no.

—Qué bueno, porque yo nunca te haría daño o algo que tú no quisieras.

Levanto las sabanas y me acuesto de costado para poder observarlo, me cubre con las mantas y eso es un gesto tan tierno que sonrío.

—No dormía con un hombre desde hace mucho tiempo, solo he dormido con mi mamá, desde...Lo que sucedió, cuando he estado acompañada.

— ¿Y eso te asusta?

Conquistando a Jeremy (BG.5 Libro #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora