Capítulo Veintitrés

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Capítulo veintitrés.

Naomi.



Mi cuero cabelludo pica y arde mientras Ronald tira de el para guiarme hacia mi habitación. Estoy implorando o al menos creo que esas son las palabras que escapan de mis labios mientras mis manos frenéticas intentan retirar las suyas de mí.

Él ríe cuando me aferro al marco del pasillo y tira más fuerte de mi cabello arrancándome un grito. Es mi pesadilla y tengo la certeza de que esta vez va a matarme.

—No estoy para tus juegos, Omi. Suelta el puto marco si no quieres aumentar mi cabreo.

—Por favor, por favor, suéltame.

—Oh, así que ahora imploras. Ahora te arrastras como la perra que has sido estos últimos años ¿Con cuántos hombres te has abierto de piernas? ¿Con cuántos me has puestos los cuernos, zorra inmunda?

Clavo mis uñas en su mano y grita soltándome por instinto, caigo al suelo y comienzo a arrastrarme para alejarme, pero jadeo cuando patea mi costado y me obliga a levantarme.

»Nunca más vas a humillarme. Te enseñaré a obedecer nuevamente.

A empujones, y prácticamente arrastrada, me lleva hasta mi habitación y me hace caer al suelo antes de darme una bofetada. El ardor es intenso mientras mis lágrimas se multiplican. Intento retroceder y mi espalda da contra la cama. Él se agacha y me observa. La vena en su frente se marca al igual que los tendones en su cuello.

Mi pesadilla está frente a mí.

—Te di todo mi amor, no vi a ninguna otra mujer por ti, puse el mundo a tus pies y así me pagas.

Siento que hablamos de relaciones diferentes, porque nuestro matrimonio solo fue feliz el primer año, luego fue mi tormento, pero parece que él no lo ve así.

—Por favor, Ronald. Esto no está bien.

— ¿No está bien? ¡Te diré lo que no está bien! —Me grita pateando mis pies—Verte ser una zorra regalada con ese supuesto abogado tuyo ¿Crees que no lo sé? ¿Qué no te he visto?

» ¡¿Crees que no sé qué esa basura toca a mi mujer?! —se pone de pie y tira de su cabello, su rostro enrojece mientras aprieta sus manos en puños. Está lleno de ira y odio—Eres una puta, una zorra inmunda que disfruta engañando a su esposo.

—No soy tu esposa—grito sin poder controlarme, si él va a matarme no puedo solo dejarlo fácil como en el pasado, voy a luchar. Me pongo de pie rápidamente y no me muevo porque sé que si lo hago me atrapará con mayor facilidad.

Este monstruo nació o se alimentó de la ira y el bochorno de las críticas de otros, y me ha tomado años analizarlo para entender que sigue siendo su punto débil. Que no soporta la idea de que otros no lo vean con los ojos que él desea.

No moriré sin luchar. No va a quebrarme tan fácilmente. Alzo mi barbilla con una falsa valentía y limpio mis lágrimas con el dorso de mi mano.

—Eres tan patético que la única manera de sentirte poderoso es intentando doblegarme. No soy tu maldita esposa y nunca a voluntad propia te dejaría ponerme un dedo encima cuando me asqueas. ¿Sabes por qué?

—Cállate—sisea dando pasos hacia mí y uso toda mi fuerza para empujarlo.

Sé que no hay manera de que escape de aquí, no hay suficiente tiempo pero yo imploro que el mundo se apiade de mí y deje a Jeremy llegar mientras yo siga respirando y aferrándome a la vida con uñas y dientes.

Conquistando a Jeremy (BG.5 Libro #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora