FLASHBACK.
Lauren respiraba irregularmente después de haber llegado al clímax. Una sonrisa se dibujó en su rostro y cuando abrió los ojos vio que Amanda estaba bajándose de la cama para ir por su ropa.
Otra vez.
—¿Te vas?—Su voz demostraba lo decepcionada que estaba.
—Sí, Lauren. Tengo cosas importantes que hacer.—Dijo mientras se subía los pantalones.
—Pero pensé que… es viernes, no trabajas mañana.—Amanda siguió vistiéndose en silencio. Lauren se puso una bata que había cerca de su cama y se giró cuando sintió que un teléfono vibraba sobre la mesita de noche del lado contrario al que siempre dormía ella.
—Pero tengo cosas que hacer. No puedo quedarme toda la noche aquí, te lo dije muchas veces.—Habló como si estuviera harta de tener que explicar.
—¿Quién es “Amor”?—La voz de Lauren le falló al instante y se quedó con el móvil en la mano viendo como Amanda iba hasta ella y se lo quitaba bruscamente.
—¿Qué haces con mi teléfono?—Negó suspirando y sin más salió de la habitación para buscar la ropa que estaba tirada en alguna parte de la sala.
Ese día de cumplían dos meses desde que estaban juntas y acababa de enterarse de algo que prefería nunca haber visto.
—¿No vas a explicar nada? ¿Te vas a ir igual?—Amanda se giró soltando un fuerte suspiro. No parecía afectada ni en lo más mínimo por ver a Lauren llorando después de haber leído algún mensaje de su esposa. Sí, es que tenía esposa y Lauren nunca se había enterado de eso.—¿Estás con alguien más?—La castaña seguía vistiéndose ignorando a la oji verde.
—Estoy casada. Tengo una esposa. ¿Qué quieres que te diga? Me pareciste linda y necesitaba alejarme de mis problemas un poco y tú me hacías sentir bien, eso es todo. Pero no puedo seguir con esto, Lauren, no estás bien y ya tengo suficiente en mi vida como para lidiar contigo también.
—¿Cómo puedes hacerme esto?—El sollozo de Lauren hizo que Amanda dejara de hacer lo que estaba haciendo.—Creo que estábamos bien de verdad, hace unos días te dije que te quiero. ¿Por qué eres así conmigo? Lo estoy intentando más por ti que por mí. Te prometí que íbamos a estar mejor, que yo estaba mejorando con cada sesión.
—No te quiero de la misma manera, ¿No entiendes? Fue lindo al principio, pero ya no. No quiero seguir con esto.—Negó mientras se ponía su saco.—Olvídate de esto y de todo.
—Bien.—Apenas veía por las lágrimas que caían de sus ojos.—Ya entendí, nunca voy a ser suficiente para ti ni para nadie porque soy un desastre.—Asintió.—Gracias por recordármelo. Vete de mi casa.
—Lauren…
—No, no me toques.—Dio un paso hacia atrás llevando ambas manos a su rostro para que no la viera llorar.—Solo vete.—Las palabras apenas se escucharon.
Amanda se fue cerrando la puerta detrás de ella y sin decir nada más, se fue dejando a Lauren completamente destrozada, más de lo que ya estaba desde hace años. Ella la había ilusionado, le había mentido y la había usado. Esa era la verdad por más cruel que sea.
Y como si no fuera suficiente a todo esto, como si no fuera suficiente para su vida y todo el daño que le había hecho, un día alguien tocó el timbre de su departamento y no alcanzó a abrir bien la puerta cuando esa persona se abalanzó sobre ella y la golpeó una y otra vez. Sabía que era una mujer porque lo último que escuchó era de una voz femenina diciéndole que no volviera a acercarse a su mujer. Despertó horas después entre toda la sangre que había perdido y escupido. Tampoco hizo nada por levantarse y curarse, simplemente se quedó llorando en el piso repitiéndose una y otra vez que no se lo merecía.
Y era verdad, no se lo merecía. Solamente quería querer y que la quisieran, pero una vez más le habían fallado.
**
—¿Lauren?—Levantó la mirada hacía la puerta donde Dinah la mirada con una sonrisa.
—A las siete tienes la cena de negocios, será mejor que dejes eso y vayas yendo.—Lauren asintió en silencio y se levantó para alcanzar su bolso.—¿Estás bien?
—Sí. Es que no dormí muy bien anoche.
—Oh. Bueno, lo siento y suerte en la cena.
—Gracias Dinah.
Luego de tomar los papeles que necesitaba, salió directamente para el lugar donde era la cena. Camila le había dejado la dirección con Dinah, ni siquiera se la dio personalmente, tampoco la veía desde el sábado a la noche porque no sabía si la evitaba o realmente “estaba ocupada” y por eso nadie debía molestar en su oficina.
La noche anterior había soñado, más bien recordado lo que había pasado hace nueve meses. Solía tener sueños relacionados con eso, con ella. Pero no eran nada lindo porque le recordaban lo horrible que había sido todo.
La había cuidado y querido todo el tiempo que podían estar juntas, la atendía demasiado y le daba todo, era dulce simplemente porque ya era así con todo el mundo y jamás hizo algo que pudiera molestarle. No entendía cómo pudo ser capaz de jugar con ella de esa manera, de mentirle y tratarla tan mal, tampoco se había dado cuenta de eso, de que todo se trataba de sexo porque cada vez que se veían hacían eso y luego ella se iba, sin darle explicaciones. Amanda no la trataba de la misma forma en la que ella lo hacía. Pero bueno, por algo había pasado aquello, por algo una persona más le falló.
Quizás realmente no era suficiente para nadie.
**
La cena de negocios había sido un éxito aunque Lauren había estado demasiado distraída, ni siquiera había tocado su plato de comida. Camila estaba conforme porque Lauren tenía una carpeta con lo necesario incluso lo que no necesitaban y de todas formas sirvió, pero estaba apurada para irse, no quería estar cerca de Lauren.
—¿No vas a irte?—Le preguntó dándole una rápida mirada antes de seguir guardando algunas cosas en su bolso.
—Voy a cenar y luego me voy.—Camila frunció las cejas.
—Ni siquiera tocaste el plato de comida.
—Es que no me gusta el pescado.
—¿Y por qué no pediste otra cosa?
—Me daba vergüenza.—Bajó la mirada y luego tomó sus cosas.—Ya me voy. Me alegra que haya salido todo bien.—Dijo levantándose de la silla.
—¿Y dónde vas?—Se encogió de hombros.
—Iba a quedarme aquí, pero mejor me voy.—Lauren se veía extraña aquel día, parecía cansada y triste. Camila suspiró levantándose también.
No debía. Claro que no, pero no pudo mantenerse callada. Primero, porque debía ir a casa donde seguramente su prometido la estaba esperando y segundo, es que no podía ver a Lauren así, quería hacerla sonreír y sabes por qué estaba así, quizás ella podía ayudarla o algo.
—¿Viniste en tu auto?—Lauren asintió.
—Vamos a un lugar que conozco, sígueme. ¿Quieres?—Lauren asintió un poco confundida y caminó detrás de Camila.
La verdad es que no la entendía, no entendía porqué hacía eso, porqué iba con ella en lugar de ir a su casa, además se supone que era obvio que la estaba evitando, por eso mismo estaba confundida. Y también un poco dolida porque mientras conducía sentía miedo.
Tenía miedo de que Camila fuera como todos los que alguna vez pasaron por su vida, tenía miedo que lo que Camila le hacía sentir, que más tarde le hiciera daño. Pero eso era obvio, ¿no? Esa mujer iba a casarse con otra persona.
Seguro se preguntan “¿Cómo es posible que pensara y sintiera esas cosas tan pronto?” la respuesta es una y una verdad dura: Lauren era una persona que no sabía ni tenía idea de lo que era ser feliz, jamás nadie la cuidó y la quiso como se merecía, pero a pesar de esto no dejaba de ser una buena persona, no dejaba de ser tan agradable con todo el mundo aún así cuando se estuviera muriendo por dentro. Cuando Lauren comenzaba a querer a alguien, quería de verdad, no pasaba simplemente porque pasaba. Y justamente eso estaba mal en ella, quería y se encariñaba demasiado, cuidaba de la otra persona como si fuera lo más valioso del mundo y al final… al final todos le fallaban, todos la dejaban de lado, incluso le decían en la cara que no podían con ella.
Eso era duro y cruel de escuchar. ¿Por qué no se quedaban a su lado en lugar de irse? ¿Por qué nadie la quería tanto como ella quería? ¿Por qué nadie entendía que era una persona que había sufrido demasiado y solo quería que la quisieran un poco?
La única persona que le había dado lo que necesitaba, incluso más, fue Normani. Era la única persona en su vida que lo hizo. Veinticinco años y nunca se había sentido querida por nadie excepto por ella.
Camila se había detenido a comprar comida y cuando llegaron al lugar donde quería, Lauren bajó del auto y fue hasta el de la morena que sacó las bolsas, le entregó un envase que contenía pastas con verduras, había otras bandejas más que tenían comida rápida, pero Lauren se había quedado encantada con aquellas pastas.
A veces Camila la veía sonriendo por como comía muy concentrada con el tenedor descartable. Había comprado una cerveza para cada una y una botella de agua por si alguna no quería beber más. Comieron entre charlas sobre cualquier cosa, sobre negocios, especialmente el que acababan de cerrar horas atrás.
Se había hecho las once y media de la noche cuando Camila vio su teléfono. Tenía mensajes y una llamada perdida que ignoró, bloqueó su teléfono y suspiró viendo a Lauren que veía la ciudad desde arriba a un lado de una carretera que llevaba a una parte más alta de la ciudad.
Lauren había estado en silencio desde hace un rato, Camila tampoco decía nada para no molestarla. Parecía estar pensando en algo y su semblante era serio, triste.
Lauren era hermosa, no lo iba a negar, no entendía qué le pasaba tan pronto con ella, sabía que no debía, pero simplemente no podía evitar sentir lo que sentía cuando estaba con ella.
Pero como dije antes, el día anterior había sido el momento en el que comenzó todo, en ese momento algo cambió en ambas y si antes no les importaba nada, ahora menos.
Sí, serían egoístas, pero no era culpa suya sentir, ¿verdad? Cuando algo te atrae, te atrae.
—¿Por qué te ves tan mal?—Lauren la observó unos segundos y luego bajó la mirada al piso de tierra.—Puedes hablar conmigo de lo que sea.
—No es nada.—Mintió.—No tuve una buena noche, no descansé bien y… tú me evitas.—Dijo sin más.
—Lo siento.—Lauren negó soltando un suspiro.—Yo… No sé, no quería ver a nadie. No te estaba evitando exactamente a ti.
—Pero lo hiciste y me sentí mal.—Su voz sonó triste y eso hizo que Camila se sintiera horrible.
—No quería eso.—Se puso delante de Lauren y buscó su mirada.—Sé qué tipo se persona eres y no quiero hacerte daño.
—No sabes nada de mí.—Frunció las cejas.
—Sí sé.—Bajó la mirada.—Quizás estuve… intentando saber más de ti.
—¿Qué sabes?—Lauren sonó desesperada confundiendo a Camila.
—Tranquila, solo hablé un poco con Jason. Sé que te conoce un poco y me dijo algo, nada.—Negó. Lauren la miraba a los ojos seriamente. Jason no sabía nada de su vida y lo había conocido gracias a Normani, pero no sabía nada de ella.—Solo me dijo que eres una buena persona y que podía confiar en ti.—Lauren desvió la mirada suspirando.—¿Hay algo que no debo enterarme?
Lauren frunció las cejas aún más y miró a Camila a los ojos un poco molesta y no sabía porqué, o quizás sí.
—No sé de qué hablas. No me gusta hablar de mi vida, no te metas en ella, no intentes saber de mí, Camila.—Se pasó una mano por el pelo y luego amagó para irse, alejarse de Camila en aquel momento porque se estaba poniendo nerviosa.
—Pero me importa saber de ti. ¿Qué está mal con eso?—Dijo deteniéndola del brazo.
—No… No hagas nada, deja que yo te cuente cuando esté lista.—Negó viendo a Camila. Sus ojos demostraban lo desesperada que se sentía y Camila no entendía porqué.
—Está bien. Te prometo que no voy a volver a hacer eso y lo siento.—Lauren sintió que su corazón se aceleraba cuando Camila le tomó la mano y le dio una leve caricia.
—¿Qué haces? ¿Por qué haces esto? ¿Por qué vienes conmigo en lugar de irte con otra persona? No entiendo.—Negó intentó que Camila le soltase la mano, pero la morena llevó una mano a la cintura de Lauren para que no se alejara.—No hagas esto.
—Estoy contigo ahora porque quiero y no sé porqué, ya te dije, no sé porqué me haces querer estar a tu lado siempre que puedo aunque me ponga nerviosa y… y sienta cosas que no debo. Ya sé que está mal, pero no lo puedo evitar, Lauren.
—No quiero que juegues conmigo. Me vas a lastimar.—Bajó la mirada cuando sintió que Camila se acercaba a ella.—Por más que no quiera tengo que alejarme de ti.
—No… por favor, no te alejes.—Lauren cerró los ojos cuando la mano de Camila se posó en su mejilla.—Escucha, yo… solo… Déjame conocerte, podemos pasar tiempo juntas, hablar, salir a alguna parte, lo que quieras.
—No sé que quiero… No juegues conmigo, por favor. No voy a soportarlo otra vez.—Sin querer sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no dejó caer ninguna.
—¿Alguien te lastimó?—Camila estaba a centímetros de ella.
—Toda mi vida lo hicieron.—Dijo con un hilo de voz.—No hagas esto, no puedo por más que quiera.
—¿Quieres?—Una pequeña sonrisa apareció en sus labios mientras ahora ambas manos le acariciaban las mejillas suavemente. Lauren miró sus labios y luego esos orbes marrones que la veían atentamente.—Entonces somos dos.
Levantó el rostro de Lauren para que la viera, podía sentir la respiración de la oji verde sobre sus labios, cómo respiraba de una manera irregular. Le alegraba saber que no era la única que se ponía nerviosa en esos momentos.
—Esto está mal.—Dijo en contra de su voluntad. Camila bajó un poco más su rostro para poder alcanzarla.—¿Eres consiente de lo que estás haciendo?
—Sí. Por alguna razón solo quiero esto y nada más. Perdóname.—Lauren se quedó helada cuando sintió que Camila presionó los labios sobre los suyos.
¿Estaba pasando realmente? Su corazón latía rápidamente y por instinto llevó sus manos a la cintura de Camila. Sus cuerpos ahora se tocaban completamente gracias a que la oji verde movió sus manos hasta estar rodeando en un abrazo el cuerpo de la Camila. La morena estaba siguiendo el beso muy lentamente. Lauren besaba tan bien, era tan delicada y cuidadosa incluso con el abrazo, la apretaba de una manera suave contra su cuerpo como si se estuviera aferrando a ella en ese momento.
Más que nervios y miles de sensaciones, Camila sentía ternura porque Lauren era cuidadosa de verdad, la estaba tratando con tanto cariño. Podía sentir lo suave que era incluso en la forma que sus labios acariciaban los suyos, como sus cuerpos se tocaban levemente gracias a que tenía los brazos de la oji verde envolviendo su cintura todo lo que podía para que estuvieran cerca.
—No digas nada.—Camila delineó el labio inferior de Lauren con su pulgar y luego dejó un pequeño beso ahí.—Perdóname, necesitaba hacerlo así como necesito que no te alejes de mí. Sé que está mal, sé que voy a mentirle a Adam, pero… pero no puedo verte sin ponerme nerviosa, sin sentirme tonta cuando me miras, yo sé que te pasa lo mismo.—Lauren siguió mirándola en silencio sin saber qué decir.—Dime algo o voy a tomar tu silencio como que esto no va a pasar otra vez.
Era quedarse con las ganas de cuidarla, de poder quererla, de conocerla y disfrutar mientras dure o arriesgarse a sufrir en algún momento, quizás no tan cercano, pero iba a sufrir.
O quizás no.
En respuesta, Lauren la besó otra vez, ésta vez de una manera más profunda, pero sin perder esa forma tan suave, delicada y cuidadosa. Camila sonrió un poco y se alejó luego de un momento.
—Solo quiero pedirte una cosa.—Lauren tenía los labios hinchados y rojos, se veía hermosa bajo la luz de la luna.—No te enamores de mí.
**
Camila entró a su departamento y se detuvo en seco al ver a Adam sentado en el sillón de la sala. Nunca lo veía así, nunca. Estaba con el rostro serio viendo la televisión.
—No sabía que las cenas de negocios duraran tanto.—Camila suspiró.
—Lo siento. Es que me quedé arreglando unas cosas con uno de mis socios. Tuvimos un acuerdo así que todo salió bien.—Adam asintió.—Voy a darme una ducha y ponerme cómoda. Espérame.
No esperó respuesta, casi corrió al baño. Se desvistió y dejó que el agua caliente cayera sobre su cuerpo, quemaba un poco, pero no le importaba.
Todavía sentía el sabor de Lauren en sus labios, la forma en la que la había abrazado mientras se besaban. ¿Era posible que deseara tanto que ese rato haya durado más? Hubiese sido así, si no fuera porque Lauren quiso irse después de decirle que estaba todo bien respecto a lo que le había pedido. Es que no, Lauren no podía enamorarse, ella tampoco.
Se quedó pensando en lo que había hecho, en lo que le había pedido a esa mujer tan buena y en Adam que estaba en su sala y entonces las lágrimas cayeron rápidamente por sus mejillas.
No pudo evitarlo aún así cuando volvió a la sala y Adam estaba solamente con una remera blanca y en boxer listo para dormir. No quería mentirle, no quería hacerla daño a él tampoco, pero lo que le pasaba con Lauren iba contra todo eso. Era tan difícil de verdad.
—¿Por qué lloras?—Las cejas gruesas de Adam se fruncieron y abrazó a Camila contra su cuerpo cuando ésta se sentó a horcajadas sobre él.—Amor, ¿Qué pasa?—Le dio un beso en el cuello y apretó un poco sus brazos alrededor de Camila.
La morena no dijo nada, simplemente lo besó mientras le acariciaba el rostro con sus manos. El beso fue subiendo de tono gracias a ella y solamente se alejó para decirle a Adam que lo necesitaba.
—Puedo hacerte daño, déjame…
—No. Solo hazlo.—Se quejó y Adam la miró confundida mientras con mucho cuidado entraba en Camila.
—¿Estás bien?—Camila asintió. Sus brazos envolvieron la cintura de Camila una vez más mientras dejaba pequeños besos en todo su rostro.—No llores, mi amor. ¿Qué pasa?
—Perdóname.—Sollozó y Adam la obligó a que detuviera sus movimientos de cadera.
—¿Qué tengo que perdonarte?—La miraba confundido y Camila le dio un beso en los labio.
—Nada. Siento llegar tarde, es eso, no cené contigo y te prometí que cocinaríamos algo juntos como siempre porque nunca como bien en esas cenas.—Se limpió las lágrimas.
—¿Lloras por eso?—Soltó una risita acercando sus labios a los de Camila, le dio algunos besos y luego se alejó para mirarla.—Está bien, tonta. No te preocupes, mi amor.
—¿Puedes dejar de sujetarme?—Adam sonrió y ambos se besaron otra vez.
Camila se obligó a dejar de llorar y algunas lágrimas salieron cuando Adam estuvo dormido abrazado a ella después de haberle hecho el amor. Él no merecía que me hiciera lo que estaba haciendo, pero Lauren… ella la hacía sentir tan bien, lo descubrió mientras la abrazaba y la besaba.
Su cabeza estaba hecha un lío y no sabía qué hacer.
**
Me gustaría saber qué piensan👀
Espero que les haya gustado esto de dos capítulos en un día.
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Safe Haven ; Camren
FanficDebía tomar una decisión aunque lastimara a alguno. Quizás quien menos se lo merecía terminaría con el corazón completamente destrozado, pero ya habría elegido y no se podría dar vuelta atrás.