Sleep Alone

TRES

[1926]

—Debe haber algo en lo que sea bueno, señor Turing. Vamos, piénselo más.

Alan se llevó una mano a la barbilla.

—Soy excelente en matemáticas—dijo con su usual tono nervioso. Un par de chicos bufaron y lo insultaron en voz baja. Eso lo empeoró—. Aunque no en español, definitivamente soy muy malo en eso y en artes...

—Turing, esto es educación física y creo que no debo aclarar lo irrelevante que son para mi sus calificaciones en el resto de las asignaturas—el entrenador Kens intentó mantener la calma, un gesto que Alan agradeció, muy contrastante con el mal humor del profesor Collins—. Sólo escoja un deporte para desarrollar el resto del ciclo y permítanos continuar con la clase, si no es mucha molestia.

Alan vio a sus compañeros, divididos ya en pequeños grupos. Los que practicarían soccer, rugby, baloncesto, atletismo, artes marciales... Inclusive Christopher Morcom tenía un lugar y un balón en mano, además que también usaba los absurdos pantalones de deportes que debían llevar como uniforme. Alan se sentía incómodo con ellos, sobre todo porque resultaban su delgaducha piel y también la camiseta sin mangas sus enclenques brazos.

—Tiene cinco minutos para decidir—Kens se llevó una mano a la sien, masajeándola—. No me haga perder más tiempo. El resto, empiece con los estiramientos.

La clase obedeció al profesor y los muchachos se desperdigaron por el gran campo, hablando entre sí. Un par de ellos chocaron con Alan en el camino, por accidente seguramente. Y por accidente también le escupieron en los pies. Qué distraídos.

Alan suspiró y se dejó caer en un árbol cercano, abrumado.

¿Por qué no podía decidirse por un simple deporte? La respuesta era sencilla: había tantas probabilidades, debía considerarlas todas; los posibles accidentes, sus no tan dotadas cualidades físicas, la fuerza que se debía emplear en cada juego...

—Algo me decía que no eras del tipo deportivo—Christopher Morcom se aproximó a él. Alan tuvo que entrecerrar los ojos para lograr ver su rostro en medio de una cortina de rayos solares que bañaba a Dorset—. Pero no pensaba que fueras malo en elecciones, creí que eras bastante selectivo en realidad. Nada indeciso.

Alan hizo una mueca y se hizo a un lado cuando Christopher efectuó el ademán de sentarse. Observó con envidia que el pantaloncillo no le quedaba tan espantoso como a él.

—Suelo serlo—contestó—, pero necesito tiempo para consultarlo todo. Yo... Yo no esperaba tener que tomar una decisión así hoy. Pude prepararme, leer un libro o dos antes, informarme acerca de cada una de las reglas...

Christopher pegó una carcajada.

—¿Todo eso para simplemente escoger que deporte llevar?— negó, divertido. Alan no sabía cómo reaccionar—. Si es tu procedimiento usual con las cosas, de acuerdo. Dime Alan, ¿en qué eres bueno?— repitió la pregunta del entrenador, mirándolo fijamente. Alan tragó saliva y abrió la boca, pero Christopher se le adelantó—. No me digas que en matemáticas o algo parecido, que no queremos desperdiciar el tiempo que te dió Kens.

—Huyo con facilidad de Billy y sus amigos...—admitió—. Bueno, al menos en una escala de diez, me atrapan en un seis.

Christopher le palmeó el hombro. Alan se quedó inmóvil ante el contacto físico, pasmado.

—Entonces creo que deberías escoger atletismo. ¿Qué dices? Es bueno para la salud, básicamente no involucra contacto físico con ningún otro repugnante ser inferior y puedes desarrollar tus habilidades escurridizas para convertir ese seis en dos-sonrió. Alan le devolvió la sonrisa, con sinceridad. —No ha sido tan complicado, ¿cierto?

Los cinco minutos de Alan terminaron con un grito del entrenador Kens. Escogió atletismo, le informó. Kens, aliviado, lo envió con el grupo designado. Alan vio a Christopher con su propio grupo de rugby, sonriente, con la piel iluminada bajo el sol, haciendo una sombra delicada y artística de su contorno...

Desde ese día, la amistad entre Christopher y Alan comenzó de verdad.

***
Como dato curioso: Alan Turing si practicaba atletismo.