Capítulo 4

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El Uchiha se acostaba en el sillón mientras miraba hacia el techo de una forma vacía. Su casa se sentía demasiado vacía, su vida se sentía vacía. Él era líder del Clan pero con Konoha, no hacía mucho a decir la verdad.

Su pensamiento estaba centrado en encontrar al culpable de que su plan de inculpar a los Senju para romper la Alianza se haya destruido, aún recuerda el rechazo que le tuvo Madara cuando casi lo hace suyo.

Su hermano le había pegado una bofetada por aquel Senju y rechazado así como repudiado por sus acciones. El odio hacía hervir su sangre mientras caminaba por la sala en dirección a la salida. Era de noche, estaba listo para su jugada.

Caminó con su katana listo mientras miraba a su alrededor, todo estaba tan oscuro, vacío. Al fin él estaba pendiente de su alrededor, logrando percatarse del chakra a su alrededor. Había algo que le era familiar, claramente ese chakra no era Uchiha así que siguió caminando mientras miraba a ambos lados.

Al llegar a las afueras de Konoha, emprendió su marcha. Corría por todo el bosque mientras esperaba ver a una víctima potencial por ahí, sabía que a esta hora pasaban caravanas de comerciantes por la frontera, más de alguno se iría a topar con él.

Sonrió mientras miró a un hombre gordo pasar, era uno de esos ricos comerciantes. Se notaba que era un depravado de primera, haciendo unos sellos para convertirse en una mujer de hermosa figura.

Izuna hizo como que se tropezó, lastimando su pie mientras gemía de dolor. Llamó esto la atención del hombre mientras se acercó para ayudarla. La levantó colocándola en su tienda de campaña móvil.

- ¿Dónde te duele querida? -Preguntó tratando de sonar amable, ocultando su verdadera intención.

- Aquí señor -Dijo mientras señalaba su talón, notando como este acariciaba esta.

Empezó a subir mano, hasta quedar casi cerca de su intimidad. Fue entonces cuando en un giro rápido logró inmovilizarlo en el piso mientras deshacía la transformación, quebrando ambas manos de este.

- Pero... -Se detuvo al ver el joven tomar su katana, abriendo los ojos asustado.

- Los viejos como tú me enferman -Dijo cortando la cabeza de este mientras lo miraba con asco.

Agarró un kunai de su bolsillo, marcando en su espalda la palabra Senju mientras lo colocaba en medio camino, tomando varias de sus pertenencias. Sabía que el espía estaba cerca.

Tobirama ocultaba su chakra, viendo a Izuna que tomaba cosas del mercader. Sinceramente, hubiera hecho lo mismo con un sujeto así. Pero seguía en shock.

Hace poco estaba depresivo, mostrando una aura muy oscura así como la densidad y oscuridad de su chakra aumentaba. Ahora estaba asesinando gente de nuevo, pero él se aseguraría de ocultar la evidencia.

Izuna se alejó de la zona, lo suficiente para acercarse rápidamente, ocultando su chakra mientras esperaba por la persona que iría a ocultar su evidencia.

Tobirama al ver que se fue, suspiró mientras activaba su habilidad sensorial, notando casi nada de chakra a excepción de uno, pero era tan pequeño que pensó que podía tratarse de un insecto especial. Así que suspiró para empezar su trabajo.

Izuna miraba la silueta de la persona, esperando cualquier momento para atacarlo. Al verlo desprevenido saltó y logró quedar detrás de él, agarrando a este por la espalda, colocando su kunai en su cuello mientras se acercaba a su oído.

- Tobirama Senju, has destruido mi vida -Dijo frío mientras el mencionado dio un trago en seco, sintiendo el pecho del pelinegro sobre su espalda. Mierda, había sido descubierto.

Das Sie Blau Werden [IzuTobi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora