Das Sie Blau Werden [IzuTobi]

Capítulo 6

Madara estaba caminando hacia el baño de nuevo. Ya hace 5 meses que su matrimonio había sido consumado y en su instinto decía que su relación estaba dando frutos. Colocó instintivamente una mano en su vientre mientras se levantó del baño.

Caminó hacia la bañera, necesitaba visitar urgentemente a su esposo para una revisión médica. Y porque era el primero que necesitaba saberlo. Se desnudó y empezó a bañarse mientras sus pensamientos invadía.

Estaba siendo muy feliz, él ahora era feliz. Pero siempre que visitaba lo notaba con un semblante falso y sentía aquel rencor hacia su esposo.

Lo había rechazado 1 semana antes de su matrimonio con el moreno, porque él no lo miraba más que como su hermano amado. Y creía que algo podía trastonar a Izuna muy fácilmente, lo conocía, era después de todo su único pariente.

Cuando murió su madre, el pequeño Izuna tenía 2 años y se volvió muy hiperactivo, especialmente que le pusiera atención a él. Recordó cuando Izuna mató a Tajima porque Madara había recibido la peor paliza de su vida.

Le había dejado una fea marca en su espalda, que Hashirama se la ha ido tratando por insistencia del mismo Uchiha, nadie se inmutó con la muerte del padre de ambos. Ambos dijeron que murió en batalla con los Senju.

Sabía que algo estaba mal con él, y por alguna razón sentía que su cuñado estaba implicado. Cerró la llave al terminar de bañarse y se fue a vestir. Necesitaba ir con su esposo.

(...)

Tobirama estaba con sólo su camisa mirándose en un espejo que estaba en su cuarto. 5 meses desde que comenzó su martirio que ya lo sentía indiferente. Izuna siempre se lucía siempre en torturarlo. Tenías muchas marcas.

Desde vestirse como mujer hasta ser golpeado a la inconsciencia. Todas aquellas marcas estaban en su cuerpo mientras levantaba su cabeza admirando en el espejo todo ello.

Pero por alguna razón no podía pararlo, no quería pararlo. Había adquirido una extraña obsesión por recibir daño de parte del Uchiha. Era la única forma de sentirse vivo.

Estaba muerto por dentro desde el momento que fue violado, no halla un motivo para seguir viviendo ni tampoco suicidarse. Simplemente se sentía vacío y cada vez que era lastimado pensaba en la gracia de estar vivo.

Cada golpe, cada mordida, cada humillación, le recordaban que era estar vivo, le decían que seguía vivo, que no era el infierno era su maldita realidad. Se acariciaba a sí mismo cada marca y se paró de su asiento.

Tenía que vestirse porque hoy recibirían una visita especial, la de su prima lejana la princesa Mito Uzumaki. Ella venía a quedarse a Konoha como símbolo de unión de ambas aldeas.

Era su trabajo recibirla, después de todo, seguía siendo un ninja y uno muy respetado. Y esa reputación era lo que le llevaba a maldecir interiormente a veces.