Atravesé el vestíbulo a toda prisa, con la cabeza gacha. Los latidos de mi corazón resonaban en mis oídos y notaba la vista nublada después de la despedida de Keiran allá abajo; me apresuré a recorrer el pasillo hasta llegar a la puerta que conducía a mi habitación, abriéndola de golpe y comprobando que solamente Cathima se encontraba en el interior.
Mi fiel doncella me repasó de pies a cabeza, deteniéndose en las faldas húmedas y sucias del vestido. Me adentré en la salita, quitándome los zapatos a puntapiés en el trayecto; Cathima no dijo ni una palabra cuando llegué a su altura y le di la espalda, mostrándole el intrínseco diseño de lazos para que me ayudara.
Ella empezó a deshacerlos con sumo cuidado mientras yo intentaba sosegarme. Intenté bloquear cualquier pensamiento sobre lo sucedido en la enfermería de aquel edificio o lo cerca que había sentido los labios de Keiran de mi oído; desterré todo, manteniendo mi cabeza en blanco mientras escuchaba a Cathima continuando su tarea con los lazos y botones de mi vestido.
—Señorita. —La voz de mi doncella sonó precavida.
Ladeé la cabeza para poder mirarla por encima de mi hombro. Pude percibir el rápido y eficiente movimiento de sus manos sobre la parte baja de mi espalda, terminando de soltar el vestido para que cayera a mis pies y dejándome con la camisola interior; sus ojos se encontraron con los míos, con un brillo preocupado.
—No puedo evitar sentiros un tanto... agitada —murmuró Cathima.
Sabía que estaba esperando que yo le explicara qué era lo que me tenía en ese estado, pero las palabras no querían salir. Tampoco sabía qué explicarle sobre lo que me tenía tan alterada.
Ni yo misma lo sabía con exactitud.
—Es la incerteza de no saber cuándo será la última prueba —mentí.
Cathima me sostuvo la mirada antes de asentir, compadeciéndose de lo aterrada que debía encontrarme al no saber nada. Salí del vestido y mi doncella lo cogió apresuradamente, comprobando los bajos manchados de barro y luego observándome con una expresión inquisitiva.
Estaba preguntándose a qué se debía mi llegada tan tardía y por qué los bajos de mi vestido tenían ese aspecto tan sucio.
Sospechaba que seguía informando a mi hermano sobre mis movimientos, y que aquel episodio también llegaría a oídos de Sinéad.
—Necesitaré otro somnífero esta noche, Cathima —dije.
Y aquella decisión no fue motivada por las pesadillas...
No del todo.
—¿Otra fiesta? —repetí.
El rey Oberón parecía haberse propuesto, tras el horror vivido en la tercera prueba, llenar todo nuestro tiempo con fiestas que nos ayudaran a mantenernos ocupados y con la guardia baja, tal y como me había explicado Keiran sobre la poca información que le había brindado su padre para la última prueba.
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THE SUMMER COURT | LAS CUATRO CORTES ❂ 2 |
FantasiaTras su inesperada participación en el Torneo de las Cuatro Cortes, Maeve está dispuesta a seguir adelante, demostrando su propia valía, sin saber que hay ojos inesperados puestos en ella. *** Cuatro Cortes. Un secreto. Una longeva paz. Y un torneo...
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Esta es la última parte de forma gratuita