Tenía ocho años. Ocurrió la noche de navidad. No sé si estaba en un sueño o si era real, no puedo recordarlo con precisión. Lo que si recuerdo es a aquel hombre, estaba vestido como un vagabundo, parecía como si su ropa le hubiese hecho compañía durante décadas, su barba era grisácea y colgaba hasta tocar el suelo y su rostro era el de alguien que había vivido muchos años o quizás muchas historias . El entró a mi casa ( por alguna razón no se encontraba nadie conmigo ) y me contó lo que él llamó una historia de navidad.
"Había una vez un científico que pasaba sus días tratando de construir una máquina del tiempo. Su esposa tenía una enfermedad mortal. El deseaba volver al pasado, descubrir la enfermedad a tiempo y salvarla. La noche que ella murió él estaba en su laboratorio y no pudo despedirse, fue un día como hoy, un veinticuatro de diciembre. Nunca pudo construir la máquina del tiempo y pasó el resto de su vida llorando por ella, hasta una navidad, también como esta, en la que se sumergió muy profundo dentro sus recuerdos y murió ahogado en las palabras que nunca pudo decirle."
—¿No te da curiosidad saber quién escribió ese cuento? Fui yo. Escribo historias para niños. — Fue lo que dijo el vagabundo mientras acariciaba su barba. A continuación se levantó y caminó hacia la puerta. Antes de irse dijo algo que nunca olvidaré, esas últimas palabras fueron cómo una semilla, siendo plantadas en lo más profundo de mi imaginación, semillas que germinaron en mi adolescencia y me estimularon a escribir poemas. Él dijo — Si quieres olvidar debes escribir niño del tiempo — Y salió por la puerta.
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Atemporal
Storie breviToda mi obra; El prólogo de mi muerte. Las letras que yacen escritas sobre estas hojas de papel son lo que quedará de mí cuando me haya ido.