El libro rojo

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Estábamos los cuatro sentados frente al libro, soltando carcajadas a cada minuto, debido a los nervios que teníamos.

Habíamos oído hablar de aquella leyenda la noche anterior, por el simple azar y habíamos decidido ponerla en practica.

¿Conoces la leyenda?

Se trata de un juego muy antiguo, del mismo tipo que la Ouija o el Juego de la Copa, pero un poco más... "Didáctico" por decirlo así. Las reglas son muy simples.

Debes conseguir un libro rojo, preferiblemente de tapa dura y que no contenga imágenes; también algunas velas de color rojo, para iluminar el ambiente, ya que todas las luces deberán estar apagadas. Solo lo pueden jugar mas de dos personas, porque si no, éste no tendrá efecto.

El juego comienza así:

Una de las personas, (con los ojos cerrados) deberá preguntar:

"Libro rojo, ¿puedo entrar a tu juego?".

Luego abrirá el libro en una página al azar -aún con los ojos cerrados- y señalará un punto cualquiera con su dedo indice; en ese momento deberá abrir sus ojos y leer la parte señalada, si recibes una respuesta directa, como "Sí" bien por ti, pero lo más probable es que tengas que interpretar la respuesta. Por ejemplo:

"Y le dije, bienvenido seas".

Esa también sería una respuesta afirmativa. Porque de eso se trata el juego. Interpretar.

Luego de que todos hayan entrado, deberán comenzar a hacer preguntas de cualquier tipo, pero que sean serias. Si hay algún espíritu, este les contestará por medio del libro, solo se trata de interpretar.

Cuando hayan dado por finalizada la sesión, todos deberán preguntar:

"Libro rojo, ¿puedo salir de tu juego?"

Hasta que no estén todos fuera del juego, no podrán irse. Después de haberles explicado las reglas básicas del juego, procedo a contarles lo que nos sucedió.

Eramos cuatro: Santiago, Sebastian, Camilo y yo. El primero en preguntar fui yo, tal ve por ser el mas valiente, tal vez por ser el menos afortunado... Quién sabe... El punto es que yo fui el primero en tomar el libro, cerrar mis ojos y decir.

-Libro rojo, ¿puedo entrar a tu juego?

Abrí una pagina al azar, coloque mi dedo y leí. La respuesta era algo que carecía completamente de sentido, así que pase el turno a Santiago, que repitió mis acciones. Éste colocó su dedo en un espacio en blanco, así que pasó el turno a Camilo, que tampoco obtuvo respuesta coherente y termino pasándoselo a Sebastian, que tuvo la misma suerte.

Así seguimos, por varios turnos, sin obtener respuestas coherentes, hasta que finalmente, en el cuarto turno, sucedió algo. Era el turno de Camilo, así que éste dijo-Ya con muy poca paciencia-:

-Libro Rojo, ¿puedo entrar a tu juego?

La respuesta fue:

-Te concedo una oportunidad

Finalmente uno de nosotros había logrado entrar. Camilo cedió el turno a Sebitas, que tampoco tuvo oportunidad de entrar, así que este me paso el libro. Cerré mis ojos y me concentré lo más que pude.

"Libro Rojo, ¿puedo entrar a tu juego? "Libro Rojo, ¿puedo entrar a tu juego?"

Las palabras resonaron por toda la casa (Mi casa), que se encontraba vacía, aparte de nosotros.

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