3. SE BUSCA ABOGADO (para divorciar a mi ex)

14. BUENOS DÍAS

Minseok abrió sus ojos e intentó desperezarse en su cama. Se giró hacia la ventana y un llamativo anuncio gigante colgando del edificio de enfrente llamó su atención. Salió al balcón del lado de su habitación y miró con asombro el enorme banner de un rosado chillón. Los ojos como de gato de Minseok de pronto parecieron los ojos saltones de un pez debido al asombro.

<<No puedo creerlo>>

Un Jongdae de veinte metros, sin ropa, cubriendo su entrepierna con un cartel, sonreía y miraba directamente a su departamento.

Y si había algo peor que ver la hermosa sonrisa de un enorme Jongdae desnudo era lo que el cartel que cubría su virtud decía.

"Buenos días, Minseok"

<<¡Idiota!>>

¿Cómo se le ocurría hacer semejante estupidez? ¿Por qué estaba mostrando su hermoso cuerpo desnudo a toda la ciudad? y ¿por qué carajos le daba los buenos días de esa forma? ¿Que no podía ser normal por una vez en la vida?

Minseok rió muy a su pesar, hasta que recordó a Marc aún dormido en la habitación. Mierda. Si veía ese enorme cartel —¿y cómo no verlo?— inmediatamente reconocería al estúpido que había intentado arruinar su boda.

Minseok se vistió apresuradamente, aún faltaba una hora para que la alarma de Marc empezara a sonar y lo despertara, corrió las cortinas, desactivó la alarma de su esposo y corrió hacia el edificio de enfrente.

—Quite ese anuncio de ahí. —Minseok le exigió al portero del edificio de enfrente.

—¿Y quién es usted?

—¡Yo soy Minseok!

—¿Y cómo sabe que el mensaje es para usted?

—¿Cuántos Minseoks puede haber viviendo en el mismo edificio?

—Tenemos un Minseok Pérez en el segundo nivel, un Minseok Henriquez y un Minseok Martínez en el tercer nivel, un Minseok Juárez en el quinto, un Minseok Smith en el sexto y un Minseok Kim en el octavo.

—¡Ese soy yo! —dijó Minseok exasperado.

¿Por qué había tantos Minseoks viviendo en el mismo edificio?

—Disculpe, Minseok —le dijo el casero. —Pero el anuncio fue pagado. A todas las personas que viven ahí se les pagó una buena cantidad por aceptar tener ese anuncio obstruyéndoles las ventanas durante toda la madrugada y parte de la mañana, solo quien lo contrató puede quitarlo.

Bien, entonces iba a traer al estúpido que colgó semejante obscenidad para que la quitara él mismo si era necesario. Minseok corrió las pocas calles que lo separaban de la vivienda de su estúpido e inmaduro ex. Al llegar aporreó la puerta como si quisiera tirarla a golpes.

—¡Jongdae! ¡Jongdae, abre maldición! —el pánico se apoderó de Minseok. ¿Y si el idiota no estaba? No. Aún eran las cinco treinta de la mañana, tenía que estar ahí.

Luego de un par de golpes más, Jongdae por fin abrió la puerta. Obviamente acababa de despertar; tenía la mirada un poco confundida y el cabello desarreglado de una forma muy sexy, estaba semidesnudo, vestido únicamente con un pequeño y ajustado bóxer negro. Se veía igual de bueno que el Jongdae gigante frente a su ventana. O quizás un poco más.

—Ordena que quiten ese ridículo anuncio gigante del edificio frente al mío. —Minseok había intentado poner mayor dureza en sus palabras, pero la verdad era que aún jadeaba por el esfuerzo de haber llegado corriendo hasta ahí y tal vez, solo tal vez, su saliva estaba a punto de caer irremediablemente de su boca debido a la exuberante belleza de un adormilado millonario.