3. SE BUSCA ABOGADO (para divorciar a mi ex)

22. UN NUEVO AMANECER

A la mañana siguiente, Minseok despertó feliz abrazado por Jongdae, sonrió como bobo hasta que se acordó de su estado civil, entonces se fue sigilosamente.

Cuando Minseok cerró la puerta, Jongdae abrió los ojos y se abrazó a sí mismo, no había estado dormido pero tampoco había querido despedirse, no sabía qué estaría pensando Minseok ahora que la luz del sol se había llevado su gran noche.

Jongdae siempre había sido una persona segura de sí misma pero parte de esa seguridad se había perdido un tiempo atrás, especialmente con Minseok se sentía inseguro, tenía que volver a su casa y seguir con la vida que había empezado hacía cinco años, no había vuelta atrás, nunca había podido huir.

Antes, hace unos tres años, Jongdae dormía mucho a pesar de las constantes pesadillas, que muchas veces no eran más que sombras. Algunas veces, en sus sueños, él siempre estaba sólo, encerrado en algún lugar, siempre había una ventana por la que podía ver a una ciudad moviéndose, gente yendo y viniendo por las calles y hablando animadamente entre sí. Otras veces, su mente era más cruel, ya que la ventana de sus sueños le mostraba niños que jugaban en un patio, niños que siempre reían siendo libres mientras él los llamaba sin descanso para poder unirse a jugar. Sabía bien que sus pesadillas solo reflejaban su miedo a estar solo.

Pero aunque a veces Jongdae sintiera que se quebraba nunca se caía, era lo suficientemente fuerte de carácter como para mantenerse de pie, aunque sus sonrisas ya no eran constantes. Sabiendo que lo que menos necesitaba era una depresión, enfocó su mente en varios proyectos, el primero fue la construcción de una vivienda, si tendría que ser la cabeza de la compañía en Francia lo más lógico era que viviera ahí probablemente el resto de su vida, aunque eso nunca hubiera estado en sus planes antes. El segundo proyecto fue una cuenta bancaria, de hecho ese no fue un proyecto, solo una acción y una buena decisión, la mitad de todas sus ganancias iban a parar esa cuenta bajo el nombre de su futuro esposo, el tercer proyecto fue el más difícil, se propuso no solo sacar adelante a la compañía sino expandirla también, eso sería beneficioso para muchos y lo mantendría ocupado.

Habiendo trabajado en todo lo anterior  ya solo restaba traer al dueño de la nueva casa, la cuenta bancaria y ciertos terrenos, eso —pensó— era pan comido.
Pero ahora tenía serias dudas y el miedo era cada vez más grande.

⚡⚡⚡

Minseok abrió la puerta con sigilo e ingresó a su casa. Marc estaba dormido en la cama, en el refrigerador en donde Minseok dejaba las notas había una para él esta vez.

“Dormirá hacia el mediodía, tal vez un poco más”

Minseok le daba vueltas a la situación, no le cabía dudas de lo que quería y de lo que iba a hacer, pero le destrozada el alma causarle ese dolor a Marc, se sentía como un traidor por dejarlo, no obstante, la noche anterior había comprobado que Jongdae era a quien amaba por sobre todas las cosas, así fuera estúpido e infantil a veces, era todo lo que Minseok necesitaba, ni más ni menos, solo a Jongdae.

Tomó un baño y se puso ropa cómoda pero a las diez de la mañana dejó el trapo que había estado utilizando para limpiar la casa en un intento por matar el tiempo, comprendiendo que si no salía de esa casa —que de pronto le parecía extraña— iba a terminar muriendo de asfixia.

Se puso una sudadera y salió sin un rumbo fijo, pensó en visitar a los trillizos pero no quería llevar su nube oscura cerca de los niños, con tristeza cayó en la cuenta de que la mañana de sábado todos estaban con sus familias, si su mamá estuviera viva probablemente ahora estarían guardando la ropa limpia y olorosa. Cuando levantó su mirada, Minseok se dio cuenta de que estaba parado fuera del centro comercial, así que siguiendo lo que el piloto automático dentro de su cabeza dirigía, subió a su refugio en la azotea, se sentó cerca del mirador y se quedó mirando a la ciudad.