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Sin darse cuenta, por estar sumergido en sus pensamientos, ya habían llegado a la escuela, y para la sorpresa del menor, TaeHyung ya no estaba a su lado. Suspiró y miró a su alrededor, buscándolo, pero claramente él ya se había ido.

Mi "enfrentamiento" tendrá que esperar. Pensó mientras acomodaba su mochila en su hombro.

—Creí que hoy no vendrías —alguien dijo a su lado, volteó y vio que era el mismísimo Kim Seok-Jin, uno de los pocos de los que consideraba un amigo.

—¿Por qué? —el menor lo miró con una ceja alzada—. Los estudios son importantes —rió levemente.

—Como dijiste que tu madre se iría de la ciudad por unas semanas creí que aprovecharías para faltar —explicó, aún algo extrañado por lo que había dicho Jeon hace unos segundos. Pero rápidamente una sonrisa se volvió a formar en su rostro—. Me alegra que tengas una nueva y buena visión de los estudios —dijo sonriente, dejando palmadas en el hombro del contrario.

JungKook no iba a decirle a su compañero que realmente sí plabeaba faltar a la escuela, pero que, gracias a su madre, había quedado al cuidado de un idiota el cual se las había arreglado para que él obedeciera.

Ambos chicos fueron a sus correspondientes clases durante la mañana, las horas y clases pasaron. Ahora el menor se encontraba esperando con ansias el sonido de la campana que avisara que podían ir a almorzar. El ansiado momento llegó, y los alumnos se pusieron de pie para comenzar a guardar sus cosas para poder salir del salón.

JungKook ya se encontraba cerrando su mochila, tras hacerlo la colocó en su hombro. Al voltear, quedó frente a frente con uno de sus compañeros de clase, Jung HoSeok.

—¿Pasa algo? —cuestionó el menor algo incómodo.

—Jeon JungKook, ¿verdad? —preguntó sin más el pelinegro.

—Sí, ¿por qué? —volvió a cuestionar con molestia el menor. Le desesperaban las conversaciones inútiles.

—Estás invitado al cumpleaños de un amigo. Ve, será una buena fiesta —dijo, entregándole una pequeña tarjeta la cual era simple y sólo daba una fecha, dirección y hora.

—Es algo alejado de la ciudad... —divagó el menor, analizando la pequeña tarjeta negra con letras doradas.

—Como dije, será una buena fiesta. Sabes perfectamente que no se podría hacer en una casa cualquiera donde los vecinos con facilidad llaman a la policía por el ruido y de pronto se arruina todo —explicó con paciencia. JungKook se sintió tonto—. Sé que no eres de los que se perderían tal ocasión —dijo, por último guiñándole un ojo antes de salir del salón.

Aquello le parecía raro, pues no era usual que entregaran invitaciones para una fiesta.

—Un niñito con dinero más —comentó con gracia para sí mismo.

Dio vuelta la tarjeta y leyó lo que decía en el reverso de ésta; "Para celebrar el regreso de Park JiMin a la ciudad".

¿Park JiMin? Ese nombre le resultaba familiar, pero no podía recordar muy bien.

Decidió no darle interés al asunto y sólo guardó la tarjeta en su mochila antes de salir de la sala para comenzar a dirigirse de una vez al comedor. Cuando llegó al lugar, compró un sándwich y una botella de agua. A lo lejos divisó a Jin, quién se encontraba sentado en una de las mesas conversando con otros compañeros de clase. Comenzó a caminar hacia a ellos, pero su pie se atoró en algo, lo que provocó que cayera al suelo. No tardó en escuchar las risas a su alrededor, pues por favor, aquella era la escuela.

Volteó y vio su pie sobre otro, levantó la mirada y no se encontró nada menos que con Kim TaeHyung. Soltó un bufido, e ignorando el ardor en sus rodillas, se puso de pie para enfrentarlo.

—¿A qué se debe eso ahora? —cuestionó molesto, tratando de mantener la calma, cosa que se le dificultaba al ver reír al responsable de su caída junto a sus amigos.

Hace mucho que el menor no sentía tanto odio hacia a alguien, realmente lo estaban sacando de sus casillas.

Recordó que debía de enfrentarse a TaeHyung, hacerse respetar de alguna manera si no quería que las cosas siguieran igual de mal.

Agarró un batido rosa que se encontraba en la mesa, importándole poco de quién fuera que sea. Con una sonrisa ladina dejó caer el contenido del vaso sobre la cabeza del mayor, deleitándose al ver al líquido espeso esparcerse sobre él.

Un filoso silencio enmudeció el lugar. TaeHyung limpió con sus manos parte del batido que se encontraba sobre su vista para luego dedicar una intensa mirada de odio al menor.

—¿Qué pasa? ¿Ya no es tan divertido cuando te lo hacen a ti? —dijo, sosteniéndole la mirada.

El mayor se levantó de su asiento, comenzando a acercarse de manera peligrosa al menor. Éste último empuñó sus manos, preparado para pelear, pero para su suerte y sorpresa, TaeHyung sólo pasó por su lado ignorándolo completamente. Volteó a mirarlo aun confundido y notó que el mayor se dirigía a la salida.

—¿Qué fue lo que acaba de ocurrir? —cuestionó Seok-Jin cuando a penas llegó su lado.

El menor suspiró, mostrando una mezcla de confusión y alivio a la vez en su expresión.

—Realmente no lo sé, pero se lo merece por idiota —respondió sin muchos ánimos el menor—. Y en verdad que tengo hambre, así que me alegro que mi sándwich y agua de hoy hayan sobrevivido —dijo, riendo levemente, tratando de bajar la tensión del lugar donde los demás estudiantes a su alrededor murmuraban cosas en voz no tan baja mientras que los observaban.

—Bien, vamos a la mesa —dijo Seok-Jin imitando la sonrisa del menor, comprendiendo que JungKook no quería hablar más del tema.

JungKook pudo finalmente comer, y las horas del día transcurrieron. Ya se encontraba caminando por los pasillos luego de finalizar su jornada de clases, listo para ir a su hogar. Pasaba frente a la puerta de los baños de chicos cuando sintió ser jalado por un brazo hacia el interior de los mismos, pronto una áspera tela cubrió sus ojos, y fue empujado al suelo. Por reflejo, el menor quiso ponerse de pie de inmediato a pesar del ardor en sus rodillas por haber sido empujado de manera tan brusca, siéndole impedido con rapidez todo tipo de movimiento cuando unos brazos rodearon los suyos y su pecho con fuerza para que no se pudiera mover ni mucho menos levantar. Unos dedos haciendo presión en sus mejillas lo obligaron a abrir su boca, introduciendo dentro de la misma una pastilla que el menor sintió agria al deshacerse en su lengua al ahora tener aquellas manos cubriendo su boca para que no pudiera escupirla.

Call Me Daddy ➳TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora