Los rayos del sol entraban por la habitación aquella mañana de domingo, cayendo directamente sobre la chica de piel morena, haciéndola instantáneamente abrir un poco los ojos.
-Lo...- Pronunció suavemente al mismo tiempo que golpeaba con poca fuerza el costado de la chica de piel nívea. -La cortina...- murmuró mientras se hacía bolita y cerraba nuevamente sus ojos, obteniendo por respuesta un simple gruñido.
Lauren se levantó para complacer a su princesa, bajó la cortina y miró el reloj. -11:13am- susurró para si misma. Aprovechó el haberse levantado para ir al baño y poder liberar su vejiga.
Al terminar se miró en el espejo y acto seguido sonrió, no porque lucía bonita, claramente ella pensaba lo contrario al estar totalmente despeinada y con más ojeras de las que ya estaba acostumbrada, sino por recordar el por qué lucía así, y es que había pasado la madrugada entera compartiendo sesiones de besos y largas pláticas junto a la chica de piel morena, su amor eterno.
Salió del baño, y se encontró con una Camila completamente dormida, pero no dudó dos veces en fastidiarla, pues ya quería compartir nuevamente momentos junto a ella. Quería seguir creando instantes de felicidad junto a su amada y extender al máximo su preciosa historia de amor.
Subió a la cama, y acercando su rostro al de la otra chica rozó sus labios, al instante miles de mariposas parecieron volar dentro de su estómago. -Camz...- susurró cerca de su oreja. -... despierta, amor-. Mientras tanto la otra chica fue poco a poco abriendo sus ojos, era su turno para complacer a su amada, pues la misma moría por deleitarse con su maravilloso mar de ojos chocolates.
Lauren sonrió al notar que estaba despertando y con su mano sobre su mejilla comenzó a repartir besos a lo largo del rostro de la de ojos marrón, recibiendo por su parte una hermosa sonrisa.
-Buenos días, amor- susurró Lauren contra los labios de Camila.
-Buenos días, cielo.- sonrió la morena, maravillada por aquellos ojos esmeraldas que sabía estaban dispuestos a amarla toda la vida.
Acariciando su costado, Lauren se subió al cuerpo de la morena dejando sus piernas a cada lado, y entrelazando su otra mano junto a la mano de la otra chica, colocando ambas por encima de su cabeza contra la cama. Se inclinó al frente y unió sus labios en un tierno e inocente beso. Un suspiro resonó de ambas al encontrarse sus lenguas, y es que había tanto amor en ellas que era inevitable sentir cuando estaban juntas, era inevitable para ambas poder tener maravillosos sentimientos la una por la otra.
-Te amo-susurró Lauren apoyando su frente contra la de Camila, clavando su mirada sobre aquellos preciosos ojos que la traían loca desde hace mucho tiempo atrás.
-Hazme el amor- fue lo único que pudo responder la de tez morena, pero ¿quién podría culparla? Aceptaría una condena eterna si por amar tan fuertemente a la ojiverde se le acusase. Como respuesta a su petición Lauren dejó caer sus caderas contra las de la morena, la misma posando ambas manos en la parte trasera de sus muslos para así juntar más sus cuerpos, como si realmente pudiesen... Embriagadas a través de un húmedo beso los sentimientos de ambas bailaban al ritmo de sus corazones.
El amor brotaba por los poros de aquellas chichas, y es que al fin podían estar juntas, al fin podían estar viviendo ese felices por siempre al que tanto se aferraron cuando se conocieron en la universidad y desenvolvieron un problemático romance, del cual hoy están orgullosas haber convertido es una perfecta historia de amor, lista para contarse a sus hijos, los cuales se encontraban en sus respectivas habitaciones.
Para algunos el amor no es más que una metáfora, para otros un simple sentimiento con el que podemos vivir o no, pero para ti, para mí y para ellas el amor era algo más grande, y por más invisible que fuera, se trataba de aquello que nos hacía sentir tan vivos y tan reales como la propia vida y el acto de vivir, sin importar raza o edad; porque el amor no conoce de géneros, y muchas veces lo hemos confirmado.
Y Camila y Lauren nos lo reafirman, haciendo de los prejuicios recibidos en el pasado un simple capítulo oscuro en la vida de ambas. Dejando atrás sus daños y heridas hoy son capaces de amarse la una a la otra como siempre han querido, y aunque las cicatrices permanezcan, de sus cenizas renacieron, y junto a ellas ese amor al que recurren cuando ninguna puede encontrarse, porque una es el rayito de luz de la otra, su salida y se pertenecen, sin duda.
Sin mencionar elhecho de que su amor es avivado cada día al escuchar las risas de sus amadoshijos, quienes son el enlace entre cada uno de sus corazones.

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Love story. -Camren-
Hayran KurguUn pequeño relato donde encontramos el profundo amor entre Lauren y Camila. One Shot.