Capítulo 41

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Me armé de valor y giré la cabeza, al ver quien era, de un salto me lancé a sus brazos y me derrumbé. Las lágrimas amenazaban con quemar mis mejillas y dejar huella, para acordarme toda la vida de esto.

Todo esto me pasa a mí porque esperaba algo que ya no me pertenecía, algo que debí eliminar de mi vida en el mismo momento en que el desconfió de mí y me eliminó de su vida tan fácilmente.

Pero ¡No!, yo a pesar de todo me quedé sentada sobre todos los pedacitos del corazón que rompió, por si algún día regresa con la intención de ayudarme a volver a unirlos, y si aún quiere, ser felices toda una vida juntos". Me acabo de enterar después de meses que me equivocaba y que no debía esperar sino continuar con mi vida

Como suelen decir por aquí "La esperanza es lo último que se pierde", pues yo la acabo de perder completamente y lo peor de todo es que no hay nadie que me aconseje, eso lo hacía Intii mejor que nadie, era la única que sabía cómo actuar en momentos así.

Pero ahora hasta ella me ha apuñalado en la espalda, y eso es lo que más me ha dolido, ella que siempre me contaba todo...

Bueno esto es una lección para no confiar en nadie más aunque lo conozca de toda la vida.

— Malak, ¿Estás bien?— Dijo sacándome de mis pensamientos— yo... lo siento, pasaba por allí y lo vi todo.— Dijo en tono de súplica.

— ¡Un hijo! Oussama, un hijo...— Dije mientras ésta última palabra hacía eco en mi cabeza.

Él no me contestó solo se dedicó a abrazarme.

Después de un rato de pie abrazada a él en medio del local, nos sentamos, pedimos un café y en silencio nos lo tomamos.

Y al rato me iba dando cuenta que con este hombre cerca hasta el silencio era agradable, no era incómodo como otras veces cuando me sentaba con alguien que no conocía de mucho ni nada, transmite un ambiente familiar.

— ¿Puedo invitarte a cenar esta noche?.— Dijo rompiendo aquel agradable silencio y antes de que pueda decir nada añadió— No lo entiendas mal, te invito para que pases un buen rato y que tus vacaciones sean como soñaste y no te las pases toda la noche en vela, llorando.

— Trato hecho— Dije sin apenas pensarlo.

— A las ocho paso por ti y te llevo a un local muy bonito que a mi personalmente me encanta.— Dijo con su especial sonrisa.

Unos minutos después me recorrió aquel escalofrío, y me sobresalté cuando al girarme vi al mismo individuo.

Oussama se percató de mi incomodidad y me dijo:

— Malak ¿Qué pasa?

— Emm.. no, no es nada. — Dije tartamudeando y sin dejarlo sospechar más dije.— ¿Y si nos vamos ya que tengo que arreglarme?

— De acuerdo señorita, vamonos.

Suspiré y mientras caminábamos hacia el hotel, pensé en porqué no puedo decirle lo que he visto y lo que me está pasando... Quizás porque a lo mejor lo preocuparía para nada, a lo mejor estaba mirando a los que se sentaban a nuestro lado.

Con eso en mente me olvidé del tema y cuando llegamos al hotel nos despedimos y fui directa a la ducha para despejarme y me diera tiempo a arreglarme para la cena, no es una cita ni nada, pero para la primera cena a la que me invitan, creo que es la ocasión perfecta para estrenar mi nuevo vestido y mis tacones.

Cogí mi bolso y mientras buscaba mi pintalabios rojo, encontré la hojita rosa.

Mis manos temblaban y mis piernas no me sostenían me senté en el borde de la cama y pensé en si sería una buena idea leerla o no...

Después de tanto pensarlo y de lo curiosa que soy decidí abrirla:

O te alejas de él o te despides de tu vida, él es mío, me quiere a mi y solo a mí.

Me quedé con la boca abierta, esta es una chica seguro, pero ¿quién?. ¿La mujer de Fouad?...

Al no encontrar respuesta, dejé la hoja y me dispuse a arreglarme porque eran las seis y media de la tarde y que si no empezaba ya, pues conociéndome no me daría tiempo.

Me planché el pelo y ondulé las puntas y lo pasé todo a un lado, me apliqué la base, polvos, colorete, la raya, rimmel, pintalabios...

Y por último mi vestido y taconazos que me compró mi hermano.

Me miré por última vez en el espejo y pensé en hacerme fotos y pasarlos a Intii, pero después de pensarlo omití la idea porque con todo lo que ha hecho ella no es para pasarlo por alto.

Así que me hice fotos y las dejé en mi galería.

A las ocho estaba esperándolo en la puerta del hotel y de nuevo ese escalofrío me recorrió y me acordé de lo que leí en esa hoja, volví a los pensamientos anteriores y de nuevo la mujer de Fouad vino a mi mente pero no sabía porque... Tal vez por el hecho de que es la única que me ha llegado a caer mal en esta bonita ciudad.

—¿Malak?, ¿Tierra llamando a la chica preciosa del vestido rojo?— Dijo Oussama haciéndome sobresaltar, estaba tan sumida en mis pensamientos que no lo vi ni llegar, del susto me tambalee y perdí el equilibrio, cuando pensé que ya me estaba cayendo al suelo, noté como unos brazos me sujetaban, era Oussama que siempre que tropiezo me coge antes de caer redonda en el suelo, en ese preciso momento y por los nervios me puse a reirme a carcajadas recordando todas las veces en las que me cogió para que no cayera al suelo, y al darse cuenta él también me acompañó en la carcajada.

Cuando nos tranquilizamos montamos en el coche y nos fuimos a un lujoso y elegante restaurante, estaba muy bonito todo, pero me parece que este lugar es de esos en los que te cobran hasta por respirar y lo comprobé cuando me dieron la carta.

— ¿¡20 euros un botellín de agua!?— dije casi chillando y este soltó una carcajada.

Oí risitas a mis espaldas de una voz femenina y como ya estaba un poco cansada me giré para decirle cuatro cosas bien dichas, pero al ver de quien se trataba me quedé sin palabras.

Era la mujer de Fouad, esta vez estaban sin el bebé y él al verme cambió su expresión a una mirada ¿triste?, no lo sé pero me da igual.

Volví a mirar a su mujer y por su aspecto parece que es un tanto mayor que él pero era muy guapa eso sí.

Tal vez por eso me cambió, gente como ese son de ir más a por el físico.

¿Destino?©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora