Capítulo 3

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-Uff mamá por un momento pensé que ibas en serio- dije entre risas- pero ¿quién viene?

- Es...-empezó a decir cuando de pronto entró mi hermano Aimen con 23 años que ya había terminado de estudiar ingeniería y que se ha tomado este tiempo para hacer un que otro viaje y él primero lo haría a París, no era por gusto sino para dar envidia y no quiere esperar hasta que yo tenga vacaciones y vaya con él, pero aun así yo ya tengo mis planes con Intii e iremos en verano insha allah

-Mamá todavía no habéis terminado que tengo hambre- dijo este cogiendo un dulce que acababa de sacar del horno- anda ya viene el panda-dije soltando una carcajada cuando vi que se quemaba.

-Eso tú ríete pitu- dijo con una sonrisa pícara cuando vio que yo ponía mala cara por ese apelativo

-Venga venga- apremió mi madre cuando vio que le iba a soltar una frase de las mías- venga hijo ve al salón que ya hemos terminado, en cuanto lleguen los invitados traemos la comida- dijo justo cuando sonó el portero automático y salía mi hermano a ver quién era.

-Mamá sabes que hoy han llamado a Intii porque su padre estaba mal?, está cada vez peor meskin(pobre)- dije con una sonrisa triste- lleva dos años sabiendo que sus días estaban contados en este mundo por eso vivía cada día con felicidad y una sonrisa en la cara para que su familia y los de su alrededor lo recuerden así, pero en su mirada se le notaba la tristeza de dejar a su familia destrozada, después de ver a sus hijos donde él quiso y...- no pude seguir, él es una gran persona, de esas que desde el primer día que conoces deja huella en ti.

-Pobre de su familia y lo que va a sufrir- dijo mi madre abrazándome.

Estábamos hablando de Intii y su familia hasta que de repente.

-Mamá, ven un momento- gritó Aimen desde el salón.

Salió dirección al salón, dejándome sola en la cocina, me apoyé en la encimera y recuerdos que pasé en esa cocina invadieron mi mente. Es verdad que estudio y tengo mucho que hacer pero eso no quita que yo también entro a la cocina para aprender un poquito todo aquello que mi madre sabe, visito este lugar infinitas veces al día, pero solo dos son para aprender algo las demás veces son para buscar chocolate sobre todo.

Pero recuerdo también momentos que pasé con la loca de Intii, fueron momentos que no olvidaría por nada del mundo. Como una vez que vimos un video en instagram en él que hacían una tarta de chocolate, lo malo era que los ingredientes los mostraban y salía el nombre, pero en chino, como ya sabréis chino ninguna de las dos sabe, así que decidimos adivinarlos, y creo que en adivinanza somos malas también, porque esa tarta no tenía buen sabor para nada. Al probarla acabamos tiradas en el suelo y llorando, no por el desperdicio del tiempo, ni de la harina, ni de quién iba a limpiar ese desastre sino del chocolate perdido ahí en esa tarta. Después de llorar pasamos a reír porque la situación era graciosa, en ningún momento de nuestras vidas vimos a alguien de nuestra edad llorando sobre él chocolate desperdiciado. Son esos pequeños momentos que te mantienen vivo y con una sonrisa en la cara.

Mientras los dulces estaban en el horno decidí subir a por mi móvil, necesitaba seguir leyendo, aunque solo sea una página o una frase, pero lo necesitaba. Soy como los adictos a la droga, solo que lo mío es sano, muy sano. 


¿Destino?©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora