No tienes derecho

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Muchos pensarían que desde el castigo de la princesa las cosas habían mejorado, pero no era sí. Cada vez que se presentaba una oportunidad Merida le hacía bromas a Hiccup como venganza, desde llevar su zapato con estiércol hasta llenarlo de una lluvia de jitomates podridos. Pero eso no le impedía a Hiccup regresarle las jugadas, en algunas ocasiones cuando la pelirroja iba a la cocina Hiccup llenaba un poco el lugar con gas de Cremallerus y lo encendía, en el momento que ella estuviera a una distancia prudente. Logrando que la pelirroja saliera con una cabellera un poco quemada y esponjada, para Elinor no era fácil soportar a los dos jóvenes y sus bromas por lo que la mayor parte del tiempo tenia a Merida con miles de horas sobre sus lecciones.

-Ese mal nacido me las va a pagar-susurraba con enojo Merida- de no ser por el ya estaría en el bosque-

Si había algo peor que pasar tiempo con él eso era tener del amanecer al anochecer las lecciones de su madre, Merida sabía que eso le costaría muy caro al castaño.

-Miren a quien tenemos aquí-una sonrisa burlona salió del rostro del castaño-A la personificación de la realeza en persona-

-Piérdete Haddock-gruño la pelirroja pasando de largo.

-Oh robin, gentil robin ya escucharas de mí-con una voz un poco aguda imito a Merida al igual que su postura-Enserio que te vez ridícula-

-Pudrete-grito Merida con enojo.

-¡Merida!-ante aquella voz la joven solo rodo sus ojos-Una princesa no se comporta de esa manera-

Sin más que decir e ignorando todas las llamadas de atención la pelirroja se fue del lugar, Hiccup guardaba en su mente cada expresión y actitud de la princesa. Elinor por su parte solo trataba de buscar alguna excusa para que el joven vikingo no se disgustara con el comportamiento de su hija, mucho estaba en juego y Merida sabía el papel que le tocaba en esta situación.

-Hiccup-interrumpió los pensamientos del castaño-Crees... bueno más bien quisiera pedirte un favor-corrigió su postura la reina.

-Por su puesto majestad-sonrió el castaño en espera de que ese favor no fuera pasar tiempo con su hija-¿Qué puedo hacer por usted?-

-Veras-de la parte trasera del trono saco un arco blanco dividido por la mitad-Cuando hable con tu padre, me comento que eras bueno reparando cosas-levanto un poco sus hombros-Y me preguntaba si podrías...-

-Sera un placer su majestad-con mucho cuidado Hiccup tomo aquel arco roto-Solo necesito algunos materiales y lo dejare como nuevo-

Una vez que Hiccup le pidió los materiales que necesitaba se puso en marcha a reparar aquel arco, al tocar el borde logro sentir algunas mondaduras. Las observo detenidamente y vio que se trataba de un trabajo artesanal, uno muy bueno y que no encontraría en Berk.

-Quien sea que lo haya hecho esta muy bien trabajado-observo con una sonrisa-Bueno es mejor que me ponga en marcha-

Mientras el castaño se ponía a trabajar, cierta princesa se encontraba en su habitación. No deseaba que su madre llegara con un sermón, ya suficiente tenía con soportar al niño mimado.

-¿Quién se cree que es?-renegaba la pelirroja-Claro como el no tiene que llevar el peso de un reino, no tiene ni idea de lo que tuve que pasar-

Al soltar un suspiro la princesa comenzó a recordar una época en particular, aquella en la cual su madre quería casarla sin su consentimiento. Fue una fortuna que su madre cambiara de opinión, no era fácil para ella ser utilizada como un objeto, un premio que ganaría cualquier tipo.

-Parece que papá tenía razón con los vikingos-de un golpe la princesa atravesó su espada contra el armario-De hecho no es muy diferente que los hijos de aquellos Lord's-

Sin más que decir dejo su espada clavada en el mueble de madera para tirarse en su cama, sabía que tenía que enfrentar a su madre por el gran comportamiento que tuvo pero no quería tener que bajar su cabeza ante un niño mimado. Hiccup era un niño mimado y mal educado a los ojos de Merida, su primer encuentro le había dejado mucho que desear. Pero por otra parte tenia presente que la situación actual no era de ayuda, no quería que su gente muriera por una absurda guerra, ella quería obtener paz y demostrar a su gente que era digna de ser la siguiente en subir al trono.

-Debo estar loca por lo que pienso hacer-se dijo la pelirroja levantándose de su lugar-Pero se que es lo correcto-

Lo que estaba a punto de hacer Merida era una locura, posiblemente no se lo perdonaría ella misma. Tratar de hacer las paces por segunda vez era algo en contra de sus principios, incluso humillante. Aunque quizás las bromas y venganzas podrían empeorar la situación de su reino, algo tenía seguro, no bajaría su cabeza ni se humillaría ante nadie. Solo actuaria con diplomacia al igual que su madre, buscaría una forma de terminar con aquella absurda rivalidad o al menos sobrellevar la convivencia.

Sin embargo esa idea cambio al salir del castillo en busca del castaño.

Hiccup se encontraba en el campo de tiro de la pelirroja, sujetaba con destreza el arco mientras disparaba a los objetivos.

-¡Tú!-grito la pelirroja mientras se acercaba con furia.

Antes de que Hiccup disparara la siguiente flecha observo a la pelirroja acercándose por lo que bajo el arco, estaba sumamente confundido por verla con furia.

-¿Se puede saber que te pasa?-pregunto el castaño bajando el arma-Hasta donde tengo conciencia no te he fastidiado-

-¡¿Cómo te atreves?!-sin pensarlo se abalanzó sobre el para quitarle el arco-Primero me tratas como si no fuera nada y ahora te atreves a quitarme mi tesoro ¿Quién te crees?-

-¡Suéltalo loca!-grito Hiccup jalándolo-Si no lo sueltas lo romperás-

Ambos tiraban del arco hasta que un pequeño sonido hizo que ambos cayeran, al observar ambos tenían una parte de aquel arco. Merida observaba el trozo con sorpresa mientras que Hiccup solo la miraba con enojo, eso era algo que ninguno de los dos esperaba.

-Mira lo que hiciste-con furia el castaño tiro el pedazo de madera.

Merida no dijo nada, solo se levantó y tomo aquel trozo para alejarse del lugar. Antes de retirarse observo con frialdad y enojo al castaño.

-Tu no tenías ningún derecho de usarlo-hablo sin expresión alguna-Nunca serás digno de nada-

Sin decir más Merida corrió lejos de la vista del castaño, dejando a un Hiccup bastante enojado y a su vez confundido.

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How to be braveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora