En mi corazón

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Dos meses habían pasado desde su partida, las suaves brisas se encontraban en toda la isla de Berk.

Como era costumbre Hiccup regresaba de su paseo con chimuelo, quería quitar todo rastro de los eventos que habían sucedido con los clanes. Al igual que siempre caminaba con tranquilidad por la costa mientras esperaba que la paz retomara su mente, el solo hecho de recordar la cabellera pelirroja y los grandes ojos azules lo hacían estremecer.

-No iré a verla-comento Hiccup a su amigo Chimuelo-Todo término ese día, solo si realmente es necesario-

Con gran molestia el dragón le dio un golpe en la cabeza con su cola, pues a pesar de negarlo una y otra vez su amigo sabía lo que pasaba. El dolor y la culpa estaban invadiendo a Hiccup como en aquella ocasión, comprendía que su perdida por aquella joven de cabellera rubia le dolía pero en su ser descubrió algo más.

El poco tiempo que Chimuelo estuvo presente ante los dos líderes descubrió una peculiaridad, la sonrisa de su compañero era grande y sincera, el brillo de sus ojos había vuelto más fuerte que nada; era como ver aquel joven intrépido y alegre una vez más ante sus grandes ojos.

-Entiéndelo chimuelo-hablo con pesar-No puedo... no quiero lastimarla por algo que simplemente no es correcto-

Sin decir más camino hasta uno de los troncos tumbados en la arena, al sentarse lo único que podía hacer era contemplar la vista. Era como si todos sus pensamientos se centraran en la lejanía, ya que al cruzar aquel basto océano se encontraba el hogar de aquella joven. Con mucho cuidado Chimuelo se colocó cerca de su jinete, en su mirada mostraba cierta tristeza y dolor, ya que una batalla interna se manifestaba dentro de Hiccup.

-Desde ese día prometí algo...-las palabras se detuvieron al tratar de salir de su boca-No pienso romper otra promesa en mi vida-

El dragón solamente negaba con su cabeza y miraba que reproche a su jinete, era perfectamente obvio ante sus ojos que lo que más quería era ver una vez a la princesa pelirroja. Sin obtener algún resultado buscaba imitar las palaras de su jinete.

-Si, muy gracioso-reprocho Hiccup-Debo admitir que de todos eres el mejor imitándome-

Su compañero sin chistar observo que aquel comentario, aun por muy gracioso que fuera no lograba crear el efecto esperado en su amigo. Una idea cruzo por su mente, dejando al joven en su lugar corrió directamente a un montículo de arena, tras escavar con sus grandes patas logro encontrar lo que buscaba.

Hiccup observo como chimuelo traían una pequeña bolsa en su hocico, una vez que la coloco en sus piernas llena de babas pidió que la abriera.

-Chimuelo sabes bien porque enterré esta cosa-sujeto aquella bolsa-No creo que eso de la magia sea verdad-

Si algo estaba seguro el vikingo era de no creer en la magia, aun cuando estuvo en una tierra que probaba lo contrario; el simplemente lo negaba. Un nuevo golpe fue lo que recibió por parte de Chimuelo, era obvia la respuesta y el simplemente no la quería ver; tras suspirar un poco Hiccup se rindió ante la demanda de su amigo.

How to be braveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora