Érase una vez, una hija que le fallo a su padre

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Una magnifica mañana despertaba al pueblo de Dunbroch y como siempre cierta princesa del reino de alisto para salir, las estaciones habían avanzado con gran velocidad pero la vitalidad de Merida seguía siendo la misma de aquella joven de 15 años.

-¡Permiso!-gritaba esquivando a todos los sirvientes-¡Cuidado!-

No era extraño que el personal identificara los movimientos de la joven, pues desde su corta edad siempre era una joven que corría de un a lado a otro. Algo molesto para unos pero divertido para otros.

La guerra continuaba en su apogeo, pero el rey de aquel reino evitaba mortificar a su familia y súbditos con ese tema. Con ayuda de los clanes aliados no había forma de perder, en el pasado se habían enfrentado a vikingos. Seres que buscaban perturbar la paz de su reino según las palabras de su padre, algo que llamo su curiosidad pero en parte no de su agrado.

-¡Merida!-grito su madre desde las alturas.

Con fuerza cerro sus ojos mientras levantaba sus hombros, pues su plan no había funcionado del todo.

-Hola-sonrío con fuerza-Que grata sorpresa, pensé que seguirías dormida-río con nervios ante la mirada de su madre.

-Una princesa se levanta con el sol-masajeaba su sien en busca de tranquilidad-Es normal que una reina este despierta desde antes ¿A dónde pensabas ir?-

¨Me atrapo¨ replicaba en su mente.

-Yo...-murmuraba en busca de alguna escusa creíble-Iba a... ¡Eso! Si ya sabes-con algunos pequeños pasos hacia atrás avanzaba en dirección a la puerta-Ya sabes que una princesa debe cumplir con sus obligaciones y eso-

Obviamente Elinor no se creyó aquello, era absurdo incluso para su hija. En todos sus años de conocerla nunca se dio el tiempo de hacer sus deberes por voluntad propia, por lógica con ¨Eso¨ se refería a correr por el bosque.

-Merida, sabes que no me gusta que estés en el bosque con la situación en la que estamos-repuso con seriedad.

-No me pasara nada-sonrío mientras continuaba con su plan-Llevare mi arco y a Angus para...-

El repentino choque con algo interrumpió la conversación de ambas mujeres, pues al voltear se encontraron con una figura masculina que evitaba el escape de la pelirroja.

-Parece que alguien no quiere obedecer a su madre-sonrío al ver como los ojos de la pelirroja se abrían mientras embozaba una sonrisa-¡Vaya que has crecido diablilla!-

-¡Papá!-sin cuidado se abalanzo la pelirroja sobre aquel hombre-¿Qué haces aquí?-preguntaba aun sin entender la repentina aparición.

-Bueno desearía decir que para quedarme pero no es así-suspiro con pesar el hombre de rizada cabellera.

-¿Sucedió algo malo?-pregunto la reina mientras bajaba las escaleras.

Al no obtener respuesta por parte de líder del clan suponían lo peor, los eventos debían ser realmente malos para no hablar.

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