Capítulo 2

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Eilís mostró una cara de angustia rápidamente.

-¿No?- Preguntó Brus totalmente intrigado.

-Es decir... Nos tomarán por locos, nadie nos creerá-

Los pueblerinos más jóvenes pensaban que los hombres-lobo eran solamente cuentos de los viejos para ahuyentarlos del bosque.

-Ya tengo algo para eso...-

-¿Q-qué?-

-Pues te preguntarás que hicimos Carin y yo con los cuerpos...-

-¿Los quemaron...?-

-No, los pusimos en bolsas para exponerlos, así tendrán que creernos-

-¿A-ah...?- El rostro de la chica se puso pálido.

-Tranquila, todo estará bien, iré ahora mismo a casa de Hazel para que convoque una reunión, alcánzame allá-

-Sí... Claro-

-Por cierto, espero que ya tengas listas las maletas, después de esto nos largamos a algún otro pueblo lejano-

Brus dejó su abrigo en el sillón de la sala y se marchó sin más.

Aquella vio a su tío salir.

En cuanto escuchó cerrar la puerta, Sebastián, salió de su escondite.

-Eso no lo esperaba...- Dijo Él.

-Dímelo a mí... Mejor regresa al bosque-

-No puedo dejarte- La miró de frente.

-Las cosas resultarán mal y lo sabes, vete antes que alguien te vea...-

-Escucha... Volveré al bosque, algo se me ocurrirá-

-...-

-Regresaré, te lo prometo...- La vio a los ojos mientras sostenía su rostro.

Esta solamente asintió.

El albo se fue sin que nadie lo viese y ella salió de casa.

Inmediatamente Keitha llegaba corriendo eufóricamente.

-¡Eilís!, ¡Eilís!- Decía con una voz chillona.

-¿Keitha? ¡Estás bien!-

-Claro que estoy bien, ¡No! Estoy más que bien ¡No vas a creerlo!- La abrazó fuertemente.

-¿Qué sucede?-

-Me voy un tiempo a la capital con mis padres, junté bastante ropa de la que siempre hago, se las iba a dar para que ellos las vendieran, pero me dijeron que esta vez las vendería yo-

-¡Keitha, eso es genial! Tu sueño de ser una diseñadora famosa se puede hacer realidad allá-

-¡Sí, ya lo sé! Y tú sabes quién es mi mejor amiga... ¡Vamos juntas! Sólo será por algún tiempo, por mientras se vende todo, entonces regresamos... Te debo el hecho de que me regales tantas pieles, anda, sé que tú no conoces la capital al igual que yo, nos divertiremos mucho, solo tenemos que partir ahora mismo- Jalaba los brazos de Eilís a todas partes mientras sonreía.

-Me encantaría, pero aún tengo algunos asuntos pendientes... ¿Te parece si te adelantas y nos vemos allá? Te prometo que en cuanto termine... Partiré- Mientras decía aquellas palabras la sonrisa de Keitha se desvanecía.

-Ah ¿No quieres acompañarme?- Su rostro se tornaba serio y su voz áspera. Se alejó de ella bruscamente.

-Claro que sí, es sólo que no puedo simplemente irme de un día para otro, tengo que pedir permiso a mi tío y todavía tengo este compromiso con el conde, sabes que no me ha ido bien últimamente-

THE HOWL OF THE WOLFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora