Capítulo 1.1 Un nuevo líder

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Año 1865, Lacrimae.

Un joven Boltus Robinson de apenas veinticinco años residía en el pueblo junto a su esposa Riona Kavanagh, a quien había conocido desde hace varios años durante su adolescencia, pues antes de ello había vivido en otro pueblo muy lejano.

Era un hombre dichoso, una maravillosa esposa, dos pequeños hijos a quienes amaban muchísimo y una hermana a la que adoraba, no podía pedirle más a la vida.

Vivía cómodamente de manera independiente, criando vacas y cerdos, vendiendo la leche y unas cuantas terneras o cerditos para sustentar sus gastos.

Pero no todo era perfecto, pues desde un año antes de que la pareja contrajera matrimonio, un horroroso hombre acosaba a su mujer. Aquel hombre anciano con aspecto diabólico iba todos los días a la casa de la familia, solamente cuando Boltus se ausentaba.

Intentando entrar, llamaba a Riona, pidiéndole que dejara a su marido y se casara con él.

Riona estaba aterrada, paranoica, por más que se negaba, simplemente no la dejaba en paz, y Boltus no podía estar todo el tiempo en casa. Él solamente llegó a ver a aquel hombre durante dos ocasiones, en las que estaba a lo lejos.

Intentó buscarlo por todo el pueblo, quejándose para que lo echaran fuera, pero nadie nunca había visto a tal hombre acercarse a la casa de la familia Robinson, ni siquiera sabían de un anciano con la descripción que Boltus daba. Nadie lo conocía, nadie sabía quién era, nadie lo había visto.

Lo único que arruinaba su felicidad era aquel hombre desconocido.

Trataba de encontrarse con él más nunca le pillaba en el acto.

Llegó a pensar que todo era imaginación de Riona, tal vez su esposa estaba enferma y aun así creía firmemente en lo que ella decía.

Cierto día tuvo que salir dejando a su esposa e hijos solos en casa. Sabía que nuevamente pasaría lo mismo de siempre, por lo que le pidió a su hermana Mab que se quedara con ellos, teniendo la esperanza de que el hombre no se atreviera a acercarse.

Ya había pasado antes que aquel hombre no iba a la casa si Riona estaba acompañada de otro adulto.

Boltus llegaría al día siguiente.

Mab gustosa se quedó en casa de sus parientes sabiendo lo que podría pasar.

Riona se sintió aliviada por su compañía hasta que el sol se ocultó.

No podía evitar sentirse atemorizada, incluso si él no llegaba ella igual tendría ataques de pánico durante toda la madrugada.

Esa misma noche aquel hombre tocó la puerta, exactamente a las doce, hora en que los lobos comenzaban a aullar.

No tardó mucho en tocar la puerta, lo reconocía perfectamente.

Comenzaba siempre con un golpe leve y después con otros dos más fuertes, tornándose los siguientes totalmente violentos, pareciendo que la puerta sería derrumbada.

Riona se puso muy nerviosa, aunque Mab estaba allí ese hombre volvió a aparecer. Y Mab no sabía cómo reaccionar, era la primera vez que presenciaba dicha situación.

-¡Riona! ¡Abre la puerta!- Dijo una voz tétrica y desgastada.

-¡...!- La mujer entró en pánico agitándose por completo. Se sujetó fuertemente al sillón de la sala mientras apretaba los dientes y temblaba al cerrar los ojos.

Sus hijos despertaron de su sueño con mucho miedo al oír los golpes, estos bajaron rápidamente las escaleras buscando a su madre.

-¡RIONA! ¡Amor mío, ven a mí!- Se escuchaban los gritos al son de los golpes de la puerta.

THE HOWL OF THE WOLFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora