Capitulo 12. "Momento incomodo"

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Jamie atravesó la puerta junto con sus rulitos rubios y dos guitarras, una acústica y la otra criolla. La acústica era del mismísimo color madera claro y relucía cada vez que le daba un poco de luz. La criolla, en cambio, era de un color marrón rojizo, no era opaca así que también brillaba de vez en cuando. Entonces, me levante y cerré la puerta detrás de mí. Sin más, colocó las dos guitarras encima de la cama y extendió su mano para que la agarrara.

-         Elige la que quieras. –sus ojos azules me miraron y sin más nada que decir me guio hasta la cama como si fuera mucho el espacio que me separaba de esta.-

Su contacto tibio logro hacerme estremecer por lo fría que se hallaba mi piel. No me estremecí exageradamente así que ni siquiera se dio cuenta. El corazón me palpitaba de manera más rápida de lo que yo hubiese preferido o hubiese considerado necesaria. No entendía la causa por la cual actuaba así mi corazoncito, y aunque la supiera tampoco podría entenderla. ¡Me encontraba con un amigo! ¿Acaso por eso tengo que estar nerviosa? Subí mi mirada hacia donde se encontraba el rostro de él, y tuve la incómoda sorpresa de encontrarme con sus ojos fijos en mí. Su sonrisa tímida y esperanzada, sus manos inquietas en su cabello, su perfecto rulito dorado que invadía su sereno rostro. Era un chico tan bonito que apenas podías dejar de pensar en él si es que lo tenías en frente de ti. Así que, era mejor dejar de mirarlo así no se confundían mis pensamientos con mis sentimientos repentinos. Le dedique una sonrisa y ese fue el momento en el que me di cuenta de la poca distancia que nos mantenía alejados, y aunque yo era mucho más bajita que él, los tacos de 10cm que llevaba puesto me ponían a una altura considerable como para que nuestras bocas tuvieron aunque sea un pequeño roce. Pero… ¿Qué hacía yo pensando en tener un roce con sus labios?

Baje la mirada y tome la guitarra criolla. Sentí la pequeña risita de él, detrás de mí, lo que provoco que yo le colocara una sonrisa a mi rostro, también.

-         ¿De qué te ríes? –le dije rodeando la cama y sentándome al lado contrario al que me encontraba hacia solo unos segundos-

-         ¿Yo? ¿Reírme? –dijo haciendo lo mismo que yo, esepto la acción de rodear la cama. Él solo se sentó al lado contrario en el que yo me encontraba, así que, estábamos mirándonos a los ojos quisiéramos o no.- ¿De ti? ¡Eso es IMPOSIBLE! –Deje la guitarra de lado y le hice una pregunta-

-         ¿Jamie? -

-         ¿Sí? –pregunto sin saber lo que yo tramaba-

-         ¿Tienes cosquillas? –él me miro incognito y asintió confusamente-

-         Algo así… ¿Por qué?

-         Porque… - y me tire encima de él-

-         ¡SALÍ, NENA! ¡Eso no se hace con los chicos más grandes que tú! –murmuro entre risas, ya que le estaba haciendo cosquillas-

-         ¡Tú te lo buscaste!

-         ¡PERO SI NO HICE NADA! –Trataba de quitarme pero, nosotras, las chicas, tenemos ese poder de que no nos pueden quitar  tan fácilmente-.

Y entonces, él cambio rotundamente la posición en la que estábamos. Ahora, yo quedaba debajo de él y me hacía cosquillas a mí. Sinceramente, me había olvidado el cómo se sentía que te hicieran cosquillas. Era tan gracioso y a la misma vez, era como que te invadían.

-         ¡PARA! ¡YA!....-le decía a Jamie, pero luego mis palabras eran ahogadas por mis risas y su mirada de venganza en su rostro me decía que él lo estaba disfrutando… y mucho- ¡METCALFE! –Le dije, tomándolo de la nuca y tirándolo hacia mi lado- ¡para, Jamie! –le suplique- ¡Se me va a subir todo el vestido! –continué con una nota de esperanza en mi voz-

-         Ni siquiera pienses que eso te salvara…

Los tacones de otra mujer, que no era yo, se hicieron presentes en la puerta con uniforme de trabajo y el maquillaje correcto para trabajar. Los brazos cruzados de ella en su pecho y su ceño fruncido indicaban que no estaba nada contenta. Su cabello rubio ondulado no natural caía detrás de su espalda y solo unos pocos rulos caían en su rostro haciéndola aún más perfecta. ¿Acaso ella podía ser más linda y dejar deslumbrado a Jamie aún más? ¡DIOS!

Su pie derecho golpeaba el suelo repetidamente dándonos a entender que estaba ansiosa por escuchar la supuesta excusa, aunque, en realidad, no estábamos haciendo nada malo. Mi cara estaba tan estupefacta que apenas podía darme cuenta de lo mal que se veía la escena en la que me encontraba incluida.

-         Con que… “Solo es una amiga” ¿no, Bower? –Pregunto-

Sentimientos ExtrañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora