Capitulo 15.

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MARATON  3/6

Pudieron escuchar la fiesta mucho antes de que llegaran a la casa de Olivia Hildebrand. Música parecida a la que habían estado escuchando dentro del coche de Chelsea, estaba sonando... sólo que mucho, mucho más fuerte. Las cuatro saltaron del diminuto Mazda y caminaron por el largo camino que estaba rebosante de coches. ______ revisó todos los vehículos, silenciosamente esperando contra toda esperanza que podría ver el coche de la madre de Justin aparcado entre el resto. Pero no estaba allí, y decidió dejar de lado ese deseo imposible. Aun así, ______ se encontró sonriendo cuando llegaron a la puerta delantera, sus brazos llenos de alcohol barato que probablemente no bebería. La música estaba alta y sus amigos incluso hacían más ruido. Podía escuchar a los chicos desde el interior de la fiesta llamándolas mientras caminaban hacia la puerta delantera. Su entusiasmo era contagioso. A ______ le encantaban las fiestas, mayormente, sólo porque podía ver cómo eran todos sus compañeros fuera de clase. Se convertían en personas diferentes cuando estaban alejados del campus. Eran los mismos chicos con los que había ido a la escuela desde que era una niñita. Pero aquí, en la noche y alejados de la habitual institución a la que asistían cinco días a la semana, lejos de los grupos que regían el lugar donde se sentaban y con los que se juntaban día a día, eran libres de ser quienes eran. Por supuesto, el alcohol ayudaba a aflojar un poco esas líneas sociales bien definidas. —¡______! ¡Vi-o-let! —escuchó la voz de un chico gritándole desde el otro lado de la cocina mientras estaba colocando su carga sobre la encimera. El enjambre de adolescentes empezó a llegar y tomar lo que querían, incluso antes de haber soltado el alcohol que todavía llevaba en sus manos. —Oh, bueno —Chelsea gritó por encima del ruido sin mirar quién estaba gritando el nombre de ______. Dejó sus bolsas sobre la encimera con el resto—. Tu club de fans está aquí. ______ miró en esa dirección para ver quién era, y cuando lo vio su estómago se desplomó. Grady estaba aquí, saludándola mientras pasaba a través de la multitud de ruidosos adolescentes y dirigiéndose directo hacia ella. —Oh Dios. —______ inhaló, apoyándose cerca de Chelsea para que sólo ella pudiera oír lo que iba a decir—. Es el nuevo Justin. Chelsea no pudo aguantar la risa, cuando ______ finalmente se acercó al lado oscuro, y salió en una especie de medio resoplido, que la hizo incluso reír más fuerte. —Aquí —dijo ella, agarrando a ______ por el brazo y prácticamente arrastrándola en la dirección opuesta... lejos de Grady—. Fingiremos que no lo vimos. Se agacharon rápidamente por un pasillo que terminaba pasando los dormitorios y regresaba a la sala de estar detrás de la cocina. Estaban cerca del lugar en el que había estado Grady cuando había empezado a gritarle, y ahora no estaba a la vista. Las dos chicas estaban sonrientes como si hubieran hecho alguna gran acrobacia esquivándolo. —¿Crees que lo perdimos? —______ preguntó mientras trataban de mezclarse con la multitud. Chelsea agarró dos botellas de sabor-parecido-a-zumo transparentes de la encimera, bebidas con sabor a fruta, y le entregó una a ______. Giró un poco la tapa de metal y luego chocó su botella contra la de ______. —Aquí está esperando —dijo y tomó su bebida. ______ le dio un trago al frío vino como si fuera Kool-Aid. No podía imaginar por qué pensó que quería quedarse en casa esta noche. Chelsea tenía razón; una fiesta era exactamente lo que necesitaba. A medida que la noche transcurrió, ______ se sumergió en la música y las risas, dejando que el ruido se convirtiera en una cortina bulliciosa que le hacía imposible pensar en nada más allá del presente. No pudo encontrar tiempo para sentir pena de ella misma en aquel entorno estridente y auto-indulgente de chicos con demasiado alcohol y sin ningún control paternal. Kimberly Derting The Body Finder F o r o P u r p l e R o s e 116 Observó los "juegos de cerveza" en la cocina, una pelea en el patio delantero —la que no era una pelea verdadera en absoluto, más parecido a un partido de empujones exagerados— y vio a dos personas vomitando antes de que la noche acabara. Uno era Todd Stinnett, un chico de segundo, que había engullido demasiadas cervezas en la mesa de bienvenida. La otra era una chica de primero, Mackenzie Sherwin, que vagaba afuera vomitando entre los matorrales. Desafortunadamente para Mackenzie, no consiguió apartar su pelo del camino y terminó caminando el resto de la noche con las hebras enmarañadas colgando alrededor de su cara. Un grupo de drogados pensó que la pobre chica era demasiado graciosa e hicieron ruidos de vomitar cada vez que pasaba tropezando a su alrededor. Para el momento en que Grady finalmente encontró a ______, era cerca de la medianoche, y cuando se le acercó, ______ no estaba segura de cómo todavía se mantenía en pie. Estaba completamente ido. —¿Dónde has estado? Te he estado buscado por todos lados. —Sus palabras eran un desastre, y envolvió un brazo fuertemente alrededor de sus hombros. ______ se preguntó si era tanto un gesto de afecto como un medio de mantener su precario equilibrio. Sin embargo estaba preocupada por él, a pesar de que se hacía la inocente, pretendiendo que no lo había estado evitando toda la noche. —He estado por ahí —respondió con rostro serio—. Además, parece que te divertiste mucho sin mí. —Trató de salir de debajo del peso de su brazo. Estaba apoyándose tan fuerte que sintió como si estuviera tratando de empujarla al suelo. El repentino cambio le hizo perder su precario equilibrio, y terminó colgando aún más apretada, poniendo la mayor parte de su peso inestable sobre ella. —No te vayas —declaró, su aliento caliente espeso con el olor acre de cerveza rancia y tequila. La combinación era nauseabunda. Al otro lado del cuarto vio a Chelsea hablando con un grupo de chicas. Le esbozó una mirada inquieta con los ojos. ______ sólo puso sus ojos en blanco como respuesta y después volvió la vista a Grady. Quería alejarse de él y volver con sus amigos, pero no quería dejarlo solo en esa condición. Él era un desastre. Y era su amigo. —Creo que deberíamos llevarte a casa —se ofreció finalmente. Ella no había bebido nada aparte de ese sorbo de vino refrescante más temprano por la noche, así que sabía que estaba en condiciones para llevarlo—. Dame tus llaves. Cerró un ojo como si fuera más fácil enfocarse de ese modo cuando metió la mano en el bolsillo y sacó sus llaves. Las miró fijamente mientras las sacudía enfrente de su rostro. —Puedo conducir... —su boca hizo sonar las palabras como a papilla. Kimberly Derting The Body Finder F o r o P u r p l e R o s e 117 ______ se acercó y se las quitó de la mano. Sus reflejos eran demasiado lentos para detenerla, y cuando lo intentó, llegó como cinco segundos más tarde. El repentino movimiento lo hizo casi caerse, casi llevándose a ______ con él. ______ luchó para mantenerlos en posición vertical. —Vamos, Grady. Te debo una de todas formas. Entrecerró un ojo nuevamente. —¿Qué quieres decir? No se molestó en explicar que él la había rescatado el otro día llevándola al cementerio cuando necesitaba ir a la tumba de Brooke Johnson. De hecho, no le dijo nada a Grady, y él no volvió a preguntar o argumentar sobre conducir él mismo. Pareció renunciar cuando se inclinó sobre ______ y la dejó sacarlo de la casa. Ella levantó las llaves al pasar a Chelsea, dejándola silenciosamente saber a dónde iba. El aire se había enfriado mientras la noche pasaba y aquello pareció producir un efecto de sobriedad en Grady... que en aquel punto fue una gran mejora. Su coche estaba un poco más lejos del camino que el de Chelsea, gracias al pequeño coche de Chelsea y su creativa definición de "aparcado", que para ella consistía en alojarlo, torcerlo y entrometerse primero, en un hueco entre otros dos coches aparcados. Los altos árboles de cedros y abetos se alzaban sobre sus cabezas pero bloqueaban la mayoría de la luz arrojada por la luna casi llena, creando sombras fantasmales que caían mientras ellos caminaban, o en el caso de Grady, tropezando hacia su coche. Pero, para el momento en que lo alcanzaron, él caminó principalmente por decisión propia nuevamente... ya no estaba pavoneándose de lado a lado. ______ lo ayudó con la puerta del asiento del pasajero y la mantuvo abierta para él. Pero Grady no estaba dispuesto a irse aún. —Muchas gracias, ______. Realmente aprecio esto —incluso sus palabras sonaron un poco menos descuidadas ahora. —No hay problema. Me estaba aburriendo un poco además. —Y entonces, cuando él le dirigió una mirada que decía que no le creía, agregó—: En serio. Estoy un poco cansada, también. —Hizo un esfuerzo por sonar convincente. Él se estiró de donde había estado apoyado contra las jambas y se acercó un paso hacia ella. Estaba de pie sobre ella ahora, y repentinamente se sintió un poco atrapada entre él y la puerta abierta del coche... se encontraba entre la espada y la pared. —Podríamos pasar aquí un rato. —Deslizó su brazo alrededor de su cintura. ______ no estaba muy segura de cómo debería reaccionar; a pesar de que sabía lo que él estaba intentando hacer, no tenía duda de que no quería hacerlo. Pero se quedó congelada en el lugar donde estaba parada. Él se inclinó, moviéndose hacia ella, su otro brazo envolviéndola y acercándola contra él. Su agarre era apretado... demasiado apretado... y a ______ no le gustaba la Kimberly Derting The Body Finder F o r o P u r p l e R o s e 118 sensación de él arrastrándose sobre ella, la sensación de que él no le estaba preguntando si podía hacer esto. La sensación de que todo estaba fuera de control. La piel de gallina que se extendió por sus brazos tenía poco que ver con el frío de la noche. Él inclinó su cabeza y en ese mismo momento ______ volvió a encontrar su voz. —¡No, Grady! —insistió, apartando su cabeza antes de que los labios de él estuvieran sobre los de ella—. ¡No! Intentó salir de entre sus brazos pero su agarre se tensó, apretándola incluso más fuerte contra su pecho. Su corazón ahora se sentía como si se estuviera saliendo, y ella repentinamente se encontraba realmente asustada de adónde se estaban dirigiendo las cosas. Él puso su boca contra el oído de ella y susurró con la voz ronca mientras sus labios acariciaban torpemente el lóbulo de su oreja. —Está bien, ______. No se lo diré a nadie si tú no quieres que lo haga. —Lo hizo sonar como una invitación, pero la fuerza que ponía en sus acciones estaba haciendo que se sintiera cada vez más como una orden. Su lengua salió y acarició un lado del cuello de ella en lo que ______ se temía era su versión de seducción. ______ fue ligeramente consciente del sonido de las llantas aproximándose, y podía ver los focos acercándose. Pensó en gritar para pedir ayuda, pero también temía poder estar reaccionando de una manera exagerada. Estaba segura de poder manejar esto por sí sola. Grady intentó besarla una vez más, dirigiéndose a su boca, y esta vez lo empujó presionando sus dos manos contra su pecho, inclinándolo hacia atrás mientras trataba de estirar su cabeza para que quedara fuera del camino de él. —¡Déjalo, Grady. Lo digo en serio! —Estaba sorprendida de sonar tan fuerte. Al menos su voz no estaba tan débil como ella se sentía. Pero él era más grande y más fuerte que ella, y sus manos alcanzaron la parte posterior de su cabeza, ignorando sus rechazos e inmovilizándola. Cuando su boca finalmente aterrizó sobre la de ella, la combinación de su aliento alcoholizado y sus acciones brutalmente desenfrenadas la hicieron temblar de repugnancia debajo de él. Sus labios eran húmedos y suaves, pero no de la forma en que ______ habría esperado un beso, y mientras su lengua trataba de encontrar el camino para entrar a la boca de ella, le recordó a una caliente y resbaladiza babosa. Ella se sentía como si fuera a vomitar. Luchó contra ello... contra él... y sus puños pegaban inútilmente contra su pecho. Ya no estaba tan segura de ser capaz de manejar la situación. Retorció su cabeza lo suficientemente lejos para quitarse su boca de encima, y aprovechó la oportunidad para subir sus manos, cubriendo su rostro en un esfuerzo para bloquearle. Kimberly Derting The Body Finder F o r o P u r p l e R o s e 119 —¡Detente! ¡Por favor! —le gritó, esperando que algo de esto le penetrara en la cabeza y parara su intento de imponérsele por la fuerza. Esperaba que él volviera en sus cabales y que se diera cuenta, de una vez por todas, de lo idiota que estaba siendo. Lo que realmente deseaba era que él tan sólo la dejara ir. Y entonces lo hizo. Pero no de la forma que se imaginaba. Se apartó repentinamente, y ella escuchó un extraño sonido escapándose de él mientras su cuerpo golpeaba contra un lado de su propio coche. Estaba empujando con tanta fuerza contra él, tratando de mantener distancia, que cuando sus brazos realmente la soltaron golpeó su cabeza contra el marco de la puerta del coche. Escuchó un alto, sonido sordo, y luego un quejido que pudo haber sido de cualquier animal herido. ______ intentó ponerse al tanto de lo que estaba sucediendo, pero su cerebro se seguía sintiendo confuso —turbio— por el inesperado tambaleo de Grady. En un principio pensó que había resbalado y se había caído, o que lo había empujado más fuerte de lo que pensaba, a pesar de que dudaba que pudiera noquearlo por sí sola. Cuando se dio cuenta de lo que realmente estaba sucediendo, casi no podía creer lo que sus ojos veían. Justin estaba allí, y estaba parado sobre Grady, el cual se encontraba ahora tendido en una arrugada pila a sus pies. El aspecto del rostro de Justin era tan asesino como ninguno que hubiera llegado a ver antes ______ en alguien, y estaba apretando y soltando su puño mientras fulminaba con una mirada violenta a Grady. Miró hacia abajo y vio que Grady estaba sosteniendo una mano contra su boca, y allí había sangre filtrándose entre sus dedos. Él extendía su otra mano hacia arriba en rendición. —¡Para! ¡Para! Justin parecía pasar por un momento difícil mientras se decidía. Y entonces se inclinó, con su puño levantado otra vez, listo para pegar, mientras se extendía y tomaba a Grady por el cuello de su camisa. —¿No fue eso lo que te dijo ______, imbécil? ¿No te dijo que te detuvieras? Grady retrocedió, acurrucándose tanto como podía, poniendo sus manos contra su rostro. —¡Por favor! No. —Pero no pudo terminar la frase cuando su voz se quebró con vulnerabilidad. ______ estaba sorprendida. En silencio y aturdida, sólo podía quedarse allí parada y mirar, un millón de preguntas sin responder girando en su cabeza. ¿De dónde había salido Justin? ¿Cuánto tiempo llevaba allí? Y la única pregunta que temía hacer: ¿Dónde estaba Lissie esa noche? Kimberly Derting The Body Finder F o r o P u r p l e R o s e 120 Odiaba los sentimientos conflictivos que la acosaban en ese momento. Estaba agradecida de que alguien la hubiera salvado de los indeseados avances de Grady, y aún más agradecida de que ese alguien resultara ser Justin. Al mismo tiempo estaba horrorizada porque él había golpeado a Grady, y se sentía algo así como apenada por Grady a pesar de sus manos y de su boca demasiado entusiastas. También estaba perpleja por la indistinguible furia que veía en el rostro de Justin, pero tenía que admitir que le gustaba un poco poder despertar tal reacción en él. Eso quería decir que ella le importaba. Incluso si no era de la misma forma que ella deseaba, aun así le importaba. Observó cuando Justin dejó caer a Grady de vuelta al suelo. Bueno, no exactamente caer, era más bien un empujón, soltándolo y haciendo que se golpeara la cabeza contra el coche cuando colapsó hacia atrás. Pero aún no había terminado su advertencia hacia Grady, le gruñó rechinando entre dientes. —Si vuelves alguna vez... alguna vez... a tocarla, te juro por Dios, Grady, que te mataré. ¿Me escuchaste? ______ estaba aturdida tanto por la rabia en la voz de Justin como por sus palabras. Grady sólo asintió, pasando su ensangrentada mano por sus jeans. Lucía como si quisiera decir algo más pero no parecía poder encontrar las palabras. Justin no esperó a que lo hiciera. —De ninguna manera vas a conducir esta noche, Grady. Dame tus llaves —demandó, extendiendo su mano con impaciencia. Grady comenzó a escarbar en sus bolsillos y entonces volvió a pensárselo. —¿Cómo se supone que voy a llegar...? —empezó a preguntar, pero Justin lo cortó. —Me importa un carajo; ya darás con alguien que te lleve. Ahora dámelas. La voz de Justin dejaba poco lugar a la discusión, y Grady decidió no probar su suerte. —______ las tiene —finalmente admitió antes de alejarse tambaleándose, de vuelta a la fiesta. ______ saltó cuando escuchó su nombre. Se sentía como si los hubiera estado escuchando a hurtadillas. —Oh... sí... —parecía estarse diciendo a sí misma mientras levantaba las llaves y luego las dejaba caer en la mano extendida de Justin. Por un momento, no estuvo segura de qué decirle. Finalmente optó por lo obvio. —Gracias. —Eso parecía decirlo todo. Justin metió las llaves de Grady en su bolsillo y caminó hacia el coche de su madre. Ese debió haber sido el coche que ella había escuchado mientras Grady estaba tratando de Kimberly Derting The Body Finder F o r o P u r p l e R o s e 121 atacarla con su asquerosa lengua. Él abrió la puerta del lado del pasajero, y sin dar más que un vistazo en su dirección, siguió empleando esa misma voz comandante con ella. —______, entra al coche. Y eso fue todo... el final de su breve emoción por ver a Justin esa noche. Su tono demandante, el cual había apreciado cuando había sido dirigido a Grady, se sintió como papel de lija frotándose contra sus ya crispados nervios cuando lo usó con ella. Toda la gratitud que había sentido hacía tan sólo un momento se fragmentó como pedazos de cristal, irreparable, y ______ estrechó la mirada hacia él. Toda la semana sin él, extrañando y ansiando su compañía, pareció fundirse... y ahora era ella quien estaba furiosa. —¿Estás de broma? ¿No me das ni hora del día en toda la semana y luego vienes y me empiezas a dar órdenes? —Puso sus manos en la cadera, retándolo a que discutiera con ella. Sus mejillas ardieron mientras su temperamento se encendía con fiereza—. No lo creo, Justin. Así no es como funcionan las cosas. De repente, quería regresar a la fiesta... volver donde estaban sus verdaderos amigos, los que no le habían dado el tratamiento de silencio durante toda una semana o desaprobado su mera existencia. Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la casa, siguiendo la pista de la música que sonaba en altos tonos por la calle. Justin no la siguió. No trató de convencerla para que se quedara. Eso hirió sus sentimientos, el que no la persiguiera pidiéndole perdón por comportarse como un idiota. Pero por otra parte, decidió que había sido muy clara, y Justin con certeza, había probado que era capaz de quedarse obstinadamente en su punto. Y a pesar de su herido ego, sin importar lo aliviada que había estado porque él había aparecido en el momento que lo hizo, no había ninguna manera de que le dejara empezar a decirle lo que tenía que hacer. No se giró para ver si él la estaba mirando mientras se alejaba. Tenía mucho miedo de lo que podría llegar a ver si lo hacía... Que Justin no estuviera viniendo tras ella.

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