El sábado llegó más pronto de lo que esperaba. Los despertadores chillaron temprano para darnos tiempo a vestirnos y preparar algunas cosas. El viaje sería de unas aproximadas tres horas, ya que la ciudad donde vivía Liam con su familia quedaba a un poco más de trescientos kilómetros de donde vivíamos nosotros.
—¡Levi! —lo llamé desde mi habitación, poco después asomó su cabeza por la puerta.
—¿Qué sucede?
—¿Debo vestirme muy formal para la cena?
—Yo me preparé el traje —dijo y se encogió de hombros, pero enseguida supe que bromeaba.
—En serio estoy preguntando, tonto.
—Ponte lo que tú quieras, Ellen. No te guíes por cómo irá el resto, sabes que no habrá manera de que encajemos —sonrió con gracia.
—Oh —formé en mi boca un exagerado puchero—. Yo quería estrenar mi vestido Louis Vuitton.
—¿Cuál de todos? —continuó mi broma, haciéndome reír. Tomé un almohadón de mi cama y se lo lancé, antes de que pudiera impactar contra su cara cerró la puerta.
Guardé en una mochila algunas prendas, abrigo, un par de zapatos, un pijama y cosas que por lo general uno se lleva a un viaje corto. Me vestí con unas calzas, una camisa y zapatillas, tratando de estar lo mas cómoda posible para viajar, y salí de mi habitación con la mochila colgada al hombro. Levi me esperaba sentado en la barra, con la tranquilidad que por lo general lo caracterizaba, bebiendo café y fumando un cigarrillo. Lo miré con el ceño fruncido.
—Ven, siéntate y relátate que nos espera un largo y emocionante día.
Dejó el cigarrillo aún encendido sobre el cenicero y caminó hasta quedar de frente a la mesada y de espaldas a mí; a su vez, yo dejé la mochila en la mesa de la sala y luego arrastré la banqueta desde abajo de la isla hasta tener lugar para sentarme. Le sonreí agradecida cuando vi la taza de porcelana amarilla llena de té que apoyó delante mío, odiaba el café y Levi claramente lo recordaba. Agarró nuevamente el cigarro ya casi consumido y le dio una última calada.
—Dormiremos en un hotel esta noche, ¿te parece bien?
—Sí, claro —respondí antes de beber un sorbo de té.
—Liam me ha dicho que tiene varias habitaciones de sobra para que pasemos la noche en su casa, pero mis padres seguro se quedaran y no creo poder soportarlos más de un rato.
—¿Cuánto tiempo hace que no los ves?
—Ya perdí la cuenta. La última vez que hablamos por teléfono la llamada duró menos de dos minutos, así que puedes imaginarte cómo va el tema. —Suspiró con pesadez, como si aquella situación lo entristeciera y enojara a la vez.
—Algún día caerán de todo y el arrepentimiento será muy grande, Lev.
—Espero que no sea demasiado tarde —murmuró, presionando la punta del cigarrillo consumido contra el cenicero.
Un rato después cargamos las pocas cosas que llevábamos y pusimos en marcha el auto para comenzar el viaje. Fuimos las cuatro horas escuchando música y charlando animadamente, casi no hubo momentos de silencios, los temas se iban formando a medida que las palabras salían de nuestras bocas. Siempre era un placer pasar el tiempo con Levi, era de esas personas con las que no hay chance de que te aburras, por eso el transcurso del viaje se me hizo muy corto y, para cuando presté atención al afuera, ya nos encontrábamos en la ciudad.
—¿Ya has venido alguna vez? —le pregunté curiosa.
—Sí, no muchas.
Liam se había mudado allí poco tiempo después de recibirse —hacía ya seis años— cuando se casó con su actual esposa Emma, quien, según Levi, no era muy agradable. Ella era una de las razones por la cual no visitaba mucho la casa de su hermano; aunque, a decir verdad, Levi y Liam nunca fueron demasiado unidos, sólo sabían llevarse bien. Nunca fueron de ese tipo de hermanos compañeros en todo, tal vez por la gran diferencia de edad y las actitudes de sus padres que ayudaron a que fuera así. Pero luego del nacimiento del primero de los dos hijos de Liam habían comenzado a relacionarse con más afecto del habitual, los niños sin ninguna duda los habían unido un poco.
ESTÁS LEYENDO
Confusión
RomanceA Ellen le han otorgado la beca que tanto esfuerzo le costó para perfeccionarse como bailarina y coreógrafa en una de las más prestigiosas academias de danza del país; y ese es el primer gran paso hacia su mayor sueño. Pero para cumplirlo debe mudar...