Capitulo 12

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Bailabamos a una distancia muy corta, yo estaba de espaldas a ella y ambas hacíamos twerking con el taka taka de fondo. Aquella canción recordaba demasiado a nuestro paso por la casa.De repente sentí su mano en mi abdomen  y cerre con fuerza mis ojos. Aproveche para darme la vuelta y nos quedamos frente a frente.

Comenzo a sonar bachata, y con un gesto de mi cara le insinué si quería bailarla conmigo. Me respondió estirando su mano y se la cogí al momento. Nos sonreímos y empezamos a movernos al ritmo de la canción. Cuando la parte más lenta del tema estaba sonando, pude sentir su sonrisa en mi cuello y sólo imaginar su carita en ese momento me puso los pelos de punta.

Minutos más tarde, Pablo llegó a la pista y consiguió que Elettra se fuera a sentar, diciendo que estaba cansada. Pablo me caía muy bien, era un buen tio, pero en ese momento quise matarlo y creo que con mi mirada lo tendría que haber notado. Baile dos canciones con él, por no ser una borde y volví a junto del resto.

De vez en cuando nos mirábamos y sonreíamos. Parecía mentira que días antes estuviese tan cabreada con ella, con solo una sonrisa hacía que se me olvidara todo. La noche fue pasando y horas después elettra decidió marcharse.

Se había despedido de todos con dos besos, incluida de mí. Aunque mentiría si dijese que no me gustaría que no fuesen dos, sino uno y de otra manera.

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Elettra

Me lo había pasado muy bien en aquella discoteca. Aunque no creía que sucedería después de lo de aquella foto de Instagram, estuve muy a gusto bailando con Daniela. Era tarde, asique decidí llamar un taxi e irme al hotel. Me despedí de todos y salí por la puerta.

Cuando estaba a punto de subirme, sentí una voz llamándome...

- Elettraaa- dijo gritando- te importa que me suba en tu taxi y me deje en mi casa.. es que a esta hora no pasan muchos por esta zona.- siguió diciendo Daniela en un tono de voz que bajaba a medida que se acercaba a mi tocandome el brazo.

- Dale, sube parsera.- Le contesté poniéndome un poco tensa por el contacto.

Pude ver por su cara confusa y su posterior mirada a su propia mano, que sintió mis nervios y no pude sentirme más idiota.

- Genial, gracias eli.- Me contestó.

Subió al taxi y le dimos las dos direcciones al taxista. En primer lugar, se dirigiría hacia mi hotel, ya que quedaba más cerca, y después llevaría a Daniela a su casa. LLevabamos 5 minutos en el taxi cuando de repente un perro u otro animal que no pude distinguir por la oscuridad, se coló en la carretera. El taxista dio un gran frenazo para evitar atropellarlo, y el susto que me provocó fue más grande todavía.

- Lo siento mucho señoritas, un animal se metió en la carretera y no me ha quedado más remedio que frenar tan bruscamente. ¿ Están bien?

- Si.. ha sido un buen susto pero yo estoy bien. – dije esto esperando que Alexandra respondiera, pero no dijo nada.

Mire hacia ella y vi que tenia los ojos apretados con fuerza y la mano en la nuca.

- Alexandra..¿ Estás bien? – le dije evidentemente preocupada

- Si, estoy bien. Me he lastimado un poco la espalda, pero no es nada. Ya se me pasará.

- ¿ Quieren que las lleve al hospital? – preguntó el taxista

- NO - SI, Porfavor- respondimos a la vez ella y yo respectivamente

- ¿Como que no? Le dije. – Te acabas de lastimar tia. Nos vamos al médico.

- Eli, lo que menos me apetece ahora es estar en una sala de espera. Además conozco mi cuerpo y se que solo me hace falta descansar un poco, mañana si me encuentro mal iré al fisio.

No podía discutir con ella, ya que era muy testaruda asique decidí dar un poco mi brazo a torcer.

            -Esta bien, pero te vienes al hotel, no voy a dejar que te quedes sola. – En cuanto dije esas    palabras, ella me miro y sonrío como si hubiera dicho algo que realmente le había llegado. Al instante, me puse totalmente colorada y yo misma pude notar que mi cara ardía por la vergüenza.

Me toco la mejilla con cariño y me dijo:

- Vale, trato hecho.

Después de firmar unos papeles con el taxista por el tema del seguro, nos dirigimos hacia el hotel.

- Ponte comoda, parseraa – le dije mientras abría la puerta.

Ella entró mirando a todos lados con la boca abierta, como si nunca hubiera estado en una habitación con esa categoría.

- Veo que te gusta.- dije riéndome- pareses una bambina.

Ella se rió y asintió con la cabeza. Fui al cuarto de baño y me di una ducha rápida. Cuando llegué me encontré a Daniela tirada en la cama boca a bajo encima del edredón.

- ¿Como estás? ¿ Aún te duele?

- Bueno, un poquito- me contestó- si alguna personita me diera un masaje seguro que se me pasaba enseguida.

- No se darlos- dije riéndome- ya te lo dije en la cassa.

- Me debes varios, va inténtalo porfi, me duele mucho- dijo poniendo carita de pena, por lo que terminé aceptando.

Cogí una crema muscular, que olía a aceite de coco y me acerque a ella. Se bajó el vestido hasta la cintura y se desabrochó el sujetador.

- ¿Qué hases tia?- le dije nerviosa por lo que acababa de suceder.

- ¿Qué pasa? ¿No pretenderás ensuciarme el vestido con ese aceite, no?- dijo como si fuese algo evidente y al instante me sentí tonta por mi reacción.

No contesté y me senté encima de su culo para poder llegar bien a masajear sus hombros.

Comencé con el masaje por el centro de su espalda y fui subiendo.

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Daniela:

Si al comenzar la noche me hubieran dicho que acabaría con Elettra encima de mi masajeando mi cuello, no les hubiera creido. Pero así era, y no me podía sentir más a gusto.

Comenzó por el centro de mi espalda y siguió por mis hombros. La verdad, es que para no saber dar masajes lo hacía bastante bien y era muy relajante. O al menos durante los primeros minutos.

Al cabo de un rato, sentí como de repente se paraba. Cuando estaba por decirle algo comenzó a rozar con sus uñas el contorno de las marcas casi borradas que me había hecho ella días antes en casa de Aless.

Intensidad -  BlumettraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora