Crea

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Notas de autor al final, son muy importantes, favor de leer.

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Ϟ ~ Crea ~ Ϟ

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A pesar de todo el ruido que había entrado por la puerta al ésta ser abierta, Yuuri no podía escuchar nada. Su fuerte respiración hacía eco en su cabeza, sus tímpanos vibraban ante cada latido de su corazón agitado, aquellas cosas le hacían sentir que estaba en un sueño, en esas constantes pesadillas que tenía desde los veintitrés años, esas que le mostraban terribles escenarios de su familia enterándose de su enfermedad, y con el pasar de los años se le sumó Viktor, quien siempre le dejaba con desprecio al notar su realidad. Podía sentir el miedo de siempre, pero no podía conseguir despertar, sudado entre sus sábanas; no lograba escuchar el llanto de Mari, ni entender lo que decía el doctor quien tan solo movía sus labios mientras acariciaba el hombro de su hermana. Llevó la mirada a ambos lados, rogando en su mente por que llegara el momento de despertar y ser consolado por su pareja.

Pero él no estaba.

Sentía las lágrimas recorrer sus mejillas y perderse entre las sábanas blancas del hospital, su cuerpo completo temblaba y hacía un vago intento por ocultar su piel, abrazándose a sí mismo por los hombros, buscando aún a aquel hombre de hebras claras quien se suponía debía dejarle. Terminamos, aquellas palabras con una gruesa y cruel voz comenzaban a escucharse en su cabeza, No puedo estar contigo, eres desagradable.

Entre lágrimas vio a su hermana caminado hacia él, sintió que sus manos fueron retiradas de sus hombros para luego ser sustituidas por las de ella, podía ver su rostro empapado, sus ojos irritados que brillaban debido a la tristeza y el posible coraje que ahora sentía. Pudo ver sus labios moverse, pero continuaba sin poder escuchar algo. Se quejó al sentir que el agarre era más fuerte, le sacudieron varias veces, pero su mirada continuaba perdida, viendo hacia el frente, pero no observando nada. ¿Por qué? Sintió sus labios separarse en un intento por murmurar una disculpa, mas no lo consiguió, solo logró que su labio inferior temblase de forma incontrolable. ¿Por qué, Yuuri? ¿Por qué?

— ¡¿Por qué nunca me dijiste?! —Por fin, de una forma muy cruel, la voz de su hermana alcanzó sus oídos, haciéndole recordar que aquella no era una pesadilla, no era el típico sueño que tenía desde que había comenzado con las enfermedades oportunistas, desde que había comprendido lo que tenía sin la necesidad de leer el positivo impreso en negrita sobre un papel.

Lo habían descubierto, su mayor miedo acababa de cumplirse. Sabía que tenía VIH, sabían que tenía SIDA.

En un movimiento brusco hizo que su hermana le soltase, cubriéndose los oídos con ambas manos en un intento por no volver a escuchar nada. Negó una y otra vez mientras su hermana repetía la pregunta, cada vez con un tono más fuerte, pudiendo escuchar a lo lejos al médico quien le pedía calmarse.

— ¿Por qué? —Ella volvió a preguntar en un hilo de voz al momento en que el doctor le tomó por el hombro. Retrocedió hasta dar con la pared, deslizándose lentamente hasta quedar sentada en el suelo, ocultando el rostro entre sus rodillas y enredando sus dedos en su cabello.

Su pequeño hermano tenía VIH, ese pequeño niño tonto al que vio crecer estaba en riesgo de muerte. VIH, algo incurable, algo que fácilmente podía llevarlo a la muerte, ¿Y él jamás se había dignado a decirle? Ella, quien había dado todo por él, quien había aceptado abandonar su país y cuidarlo para que lograra sus sueños. ¿Tan poco confiaba en ella? ¿En Viktor? ¿Por qué jamás les había dicho por lo que estaba pasando? Sabía que su hermano podía llegar a ser muy tonto, pero nunca creyó que fuese alguien tan orgulloso como para ocultarle algo tan grave, aun sabiendo que eso lo podía llevar hasta la muerte.

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