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¿Hermano? Por un segundo, la palabra me cogió fuera de guardia,
y yo tuve un flash de la traición, la certeza de que Lucius, había
mantenido algo importante, un gran secreto, oculto de mí. Él no tenía
un hermano...
Me quedé sorprendida, también, por la apariencia de nuestros
resultados del nuevo, mientras se dirigía en nuestro medio, haciendo
una línea recta hacia Lucius.
El resto de nosotros, estábamos en traje formal. Incluso mi padre, quien
solía llevar la decrépita remera, que abogaba por causas, que nadie
había pensado en diez años, estaba en un traje. Pero el hombre, que
paseaba la longitud de la sala, sonriente, como no se dio cuenta, que
estaba haciendo una escena, tenía un par de pantalones cortos y una
sucia camiseta amarilla, que anunciaba, una tienda de surf de playa de
Venecia. Una camisa que parecía peor que la mayoría de papá...
Al pasar por la mesa, la luz de las velas se reflejaba en un brillante, pelo
castaño largo, que se ceñía con una coleta suelta, con lo que parecía
un cordón de zapato de cuero viejo. Pelo que fue quizás demasiado
brillante, como que necesitaba un lavado.
Me di cuenta de un sonido familiar, mientras caminaba, y miró a suspies, donde descubrí un par de caucho negro... ¿Flip flops?
Me elevé de mi asiento, inciertamente, y me di vuelta hacia Lucius,
queriendo algún tipo de explicación, aún en mi shock, mitad
esperando, de mi príncipe vampiro impecablemente amanerado, a ser
muy disgustado. Si este realmente era su hermano, la llegada tarde… la
ropa descuidada… ellos eran irrespetuosos.
Pero cuando vi la cara de Lucius, me di cuenta de que no parecía
enojado.
Por el contrario, fue también una sonrisa de oreja a oreja, dejando la de
vidrio y haciendo a un lado su silla, con el fin de paso hacia el recién
llegado.
¿Qué...?
Miré a mis padres y a Mindy, que también parecían confusos, y
avergonzados de ser capaz de hacer nada más, que ofrecerles un
desconcertado a encogerse de hombros, a mí misma.
Aún de pie, torpemente, me giré de nuevo a Lucius, justo a tiempo para
verlo extender un apretón de manos, al tipo al que había llamado
hermano, que a su vez, apretó la mano de mi futuro marido, antes de
tirar de él, en el mismo tipo masculino, palmadas en la espalda, abrazo,
que Lucius, había compartido con mi papá.
No fue sino hasta, que Lucius, agarró el extranjero por los hombros y lo
giró hacia nosotros, pude ver que compartían sonrisas casi idénticas, los
dientes blancos y relucientes de la nobleza Vladescu, me di cuenta, de
quien era esta persona en realidad. Era casi, como que estaba
pensando las palabras que habló como Lucius, anunció, sin dejar de
sonreír.
-Este surfista, que se atreve a unirse a nosotros, tarde, y en la vestimenta
inadecuada como es, casi me avergüenza admitirlo, mi mejor hombre. -
Me hundí en mi asiento, todavía sin poder creerle a mis ojos.
... este... era el legendario, ¿Raniero Vladescu Lovatu?

La boda de Lucius Vladescu y Anastasia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora