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¿Realmente vas a vivir allí? -Mindy, preguntó, sin apartar los ojos
de la expansión, de los alzados bienes góticos Vladescu. Dio un paso
más cerca del borde del precipicio, y me agarró por la manga, para
que ella no se desplomara en el escarpado y estrecho valle que nos
separaba de la casa de Lucius. Sin embargo, Mindy parecía demasiado
paralizada incluso, para darse cuenta de que la había parado. -
¿Realmente te casaras allí? -Era difícil saber, si tenía temor o
preocupación en su voz. Tal vez hubo una mezcla de ambos. O tal vez,
yo estaba proyectando mis propias emociones, en conflicto acerca de
mi pronta estancia, en casa con mi amiga.
Dejé ir la manga de Mindy, me protegí los ojos contra el sol poniente y
me uní a ella en el estudio del enorme castillo donde pronto iba a vivir
con Lucius.
La gran mansión de piedra, del tamaño de una pequeña (o tal vez no
tan pequeña) bloque de ciudad, era magnífica, sin duda. Como algo
salido de un cuento de hadas. Y sin embargo, todavía con mis ojos
vagando a lo largo del exterior laberíntico, que estaba interrumpido por
fuertes, puntas... como torreones y dominado por una torre de vigilancia
de altura, no podía dejar de pensar, con más de una duda menor, que
los cuentos de hadas siempre han tenido una oscura torcedura. Los
niños que se perdieron en los bosques desolados y se tropezaron con las
brujas decididas a meterlos en hornos. Un puñado de granos podría
conducir un encuentro con un gigante enojado. Y, como Lucius, me
había recordado a la sombra de los muros de piedra, que estabaobservando, las niñas inocentes podrían verse devoradas por lobos, si no
estuvieran siempre en guardia... Mindy interrumpió mis pensamientos
con un suave silbido.
-Ese lugar es... –Ella, al parecer no podía expresar sus pensamientos, y no
pude acabar con ellos bastante bien.
Enorme.
Impresionante.
Imponente.
¿Temible?
-Sí, lo sé -yo estaba de acuerdo, dejé caer mi mano y mirando a Mindy.
-Es casi demasiado para decirlo. –Finalmente, logró romper su mirada
desde lejos, demasiado lejos, y se reunió con mis ojos.
-Cuando dijiste, que te ibas a casar en la finca de Lucius, No pensé que
querías decir, como una honesta Cenicienta, el Rey y el castillo de la
reina. -Miré un poco más los ojos de mi mejor amiga, porque, por
primera vez desde que Lucius, había entrado en mi vida, tal vez por
primera vez entre mi amistad con Mindy, pensé que había sido testigo
de un destello de celos allí. Pero desapareció tan rápido, que ni siquiera
estaba segura de si realmente lo había visto. La luz se desvanecía
rápidamente, y se hacía difícil de ver...
Mindy, se volvió hacia el valle, que parecía dibujado mirando el edificio
que dominaba el paisaje, su silueta, cada vez más dura como el sol. -
¿Donde, exactamente, quieres casarte? -preguntó. -¿Hay, como, una
sala especial para bodas? Porque parece lo suficientemente grande
como para tener una sala especial para todo.
Mire de nuevo el castillo, también, buscando las torres y patios
sombreados y ventanas altas y estrechas... tratando de imaginar el lugar
yo misma.
-Lucius no me lo dijo -dije. Mindy se volvió hacia mí, claramente
impresionada.
-¿Qué? Estás bromeando, ¿verdad? -A pesar de que había no había
tenido un novio todavía... a diferencia de mí, no hace mucho tiempo
había estado planeando su propia boda, desde que teníamos unos
cinco años de edad. No había manera de que Melinda Stankowicz,
dejara que a nadie, ni siquiera el amor de su vida, la sorprendieran con
el lugar, en el que iba a pasar la noche más importante de su vida.
Especialmente, si se iba a casar en una finca, en la que coleccionabanarmas conservadas y salpicadas de manchas de sangre, por el amor de
Dios.
No, Mindy habría insistido en ver la habitación... o la cámara... o donde
sea, dónde su novio tenía la intención de casarse.
-Lo único que sé, es que ni siquiera vi la puerta, sin embargo -le dije. –
Lucius, la mantuvo a propósito oculta de mí, cuando me mostró el resto
del castillo. –Incluyendo, un laberinto de cámaras enterrados, que sólo
podrían ser llamadas calabozo, donde Lucius, admitió que a veces
había sido "disciplinado", por usar su propia palabra.
-Jess, ¿estás segura, de que no quieres ver dónde harás realmente el
intercambio de tus votos? -Mindy me dijo con preocupación, casi con
alarma, en su voz. -¡Esta es tu boda!
-Lo sé -estuve de acuerdo. -Créeme... ¡he pensado en eso! -Había
estado muy preocupada cuando Lucius, sugirió que le dejara escoger
el lugar.
Pero, cuando traje a colación el tema, de la elección del lugar en que
nos casaríamos, mi futuro marido me había dicho: "Yo sé el lugar
perfecto." Entonces él arqueó sus cejas oscuras, con un toque travieso
en sus ojos, y me pidió: "¿Confías en mí, Antanasia?"
Estudié esos ojos complicados, misteriosos, preciosos durante mucho
tiempo, sabiendo que era una vez en la eternidad la oportunidad de
elegir en dónde me casaría... y pensé, sólo por una fracción de
segundo, que el vampiro que estaba delante de mí no hace mucho
tiempo tratando de presionar una estaca en mi corazón.
Lucius había estado sonriendo, bromeando, pero no había habido algo
grave dentro de sus ojos, también, y yo había tenido la sensación de
que estaba poniendo a prueba nuestro vínculo, sólo un poco. De que
algo importante estaba ocurriendo entre nosotros. Algo más, que sólo
una decisión acerca de dónde íbamos a realizar la ceremonia, que
había unido generaciones de vampiros antes que nosotros.
Entonces había empezado a sonreír, también, reflejando la propia
expresión de Lucius...
-¡Jess... en serio! -La voz de Mindy, me trajo de vuelta a la actualidad. -
¿Estás dejando a un tipo (incluso un tipo tan fresco como Lucius) tomar
esa decisión? -A pesar de los remordimientos de aprehensión que
siempre sentía a la sombra de la casa Vladescu, me encontré sonriendode la misma manera, que había hecho la noche que le di el control, de
esa elección fundamental a Lucius. Como me volví a Mindy, dije, sin
dudas persistentes
-Yo confío en él -Entonces mire el reloj, dándome cuenta, de que
teníamos que empezar a movernos. –Vamos -le dije, en dirección hacia
el vehículo que los esperaba. -Tenemos que llegar a la finca Dragomir...
que es mucho menos impresionante -le advertí, para que no esperara
demasiado. -Estoy segura, de que no puedes esperar a bañarte, y
ambas necesitamos vestirnos para la cena, y luego reunir a mamá y
papá, también. La última vez que los vi, estaban fuera en una
caminata, en la naturaleza en las montañas, en busca de una planta
medicinal, papá recordó la cosecha de la última vez que estuvieron
aquí.
-¿Tus padres vinieron? -Mindy preguntó. -¿De veras?
-Por supuesto -le dije... sorprendida, de que ella se sorprendiera. Esta era
mi boda. Entonces me acordé de cómo papá y mamá habían tratado
de impedir, que fuera ayudar a Lucius, en esa terrible noche, cuando
casi había sido destruido en el granero del Zinn. Mindy probablemente
sabía más de lo que había sucedido esa noche, incluyendo la forma, en
que mis padres habían tomado las llaves de mi coche lejos, temerosos
de que Lucius, realmente hubiera sucumbido a su naturaleza más
oscura y mordido a Faith Crosse. -Me perdonaron desde hace mucho
tiempo -le dije a Mindy, sin ni siquiera molestarme en preguntar cuánto
sabía con certeza. –Ellos, sólo estaban tratando de protegerme. Ellos no
sabían lo malo, que estaba a punto de llegar a Lucius.
-Sí, supongo que no -Mindy acordó, cuando llegamos a La Lexus. Pero
ella dio un paso atrás, parecía tener algo en su mente.
Esperé demasiado, mientras que escogió sus palabras.
-Jake... -finalmente comenzó, al parecer reacia a plantear el tema de
mi antiguo novio... que se había hundido en un juego, con el amor de
mi vida. -Él...
-En realidad, no intentó matar a Lucius -le aseguré. -Fue todo un
montaje, para salvar la vida de Lucius, en realidad. Jake es un buen
tipo. -Lo cual, de un modo extraño, fue parte de la razón de que no
pudiera amarlo.
-Sí, tu mamá me contó la historia -dijo Mindy. –Habían tantos rumores y
tanta confusión después de esa noche... tuve que pedirle que, un día, lo
que era cierto.
-Lucius, trató de invitar a Jake a la boda -añadí. –Incluso, se ofreció paravolar con él aquí. Él se siente muy agradecido, por lo que Jake hizo. -
Mindy abrió los ojos con sorpresa.
-¿Y...? -Sacudí la cabeza, antes de que Mindy, pudiera empezar a
pensar que alguien de la escuela estuviera en la ceremonia.
-Él se negó. Creo que él preferiría simplemente olvidar todo. -Tal vez me
olvide, también, después de cómo lo había tratado.
-Sí, puedo ver lo que quiere -dijo Mindy. -Jake no parece un hombre que
desea una boda de fantasía... especialmente con vampiros.
-No, no creo que él esté a gusto en un castillo -estuve de acuerdo. Sin
embargo, yo seguía pensando de Jake, como un caballero de brillante
armadura. Un tipo realmente bueno que había arriesgado mucho, para
salvar a un compañero de clase, que ni siquiera le gustaba. Un héroe,
en cierto modo. Pero yo estaba destinado a alguien muy diferente.
Alguien, que probablemente estaba en ese momento completamente
a gusto, mientras s vestía para una cena oficial, o correr una navaja por
su mandíbula sin afeitar, teniendo cuidado en el lugar donde fue
marcada su piel. O tal vez, estaría dando órdenes de último minuto a su
personal, o dando vueltas por su estudio con las manos entrelazadas en
su espalda, mientras se preparaba para hacer el brindis que
probablemente daría esa noche... Aunque veía a Lucius casi todos los
días, mi estómago empezó a hacerme cosquillas, como
inevitablemente tenía cuando pensaba en él, y empezamos a
movernos más rápido hacia el nuevo SUV, de repente tuve prisa por
verlo.
-¡Vamos, vamos!
-¿Dónde va a ser está comida, de todos modos? -Mindy preguntó, a raíz
de mi liderazgo. El conductor se acercó y abrió la puerta para los dos, y
cuando subí, sonreí por encima del hombro.
-Digamos, que en pocas horas, ¡obtendrás una visión más cercana a la
casa de Lucius!
-Oh, chica -murmuró Mindy, exaltada, también. -Oh, chica...
Y por segunda vez esa noche, no podía saber si estaba emocionada o
asustada. O tal vez yo estaba proyectando mis propios sentimientos de
nuevo. Pues, aunque yo sabía, que Jake Zinn, no estaba en la lista de
invitados, no estaba muy segura de que pudiera aparecer.

La boda de Lucius Vladescu y Anastasia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora