La boda de Lucius Vladescu y Anastasia.

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confían en tus instintos, y desconfía de alguien que tiene la más
leve preocupación… sé cauteloso aún entre el más cercano de los
“amigos…” “Vladescus son de carácter fuerte, pero una princesa
Dragomir nunca se agacha…” “siempre seré una parte de ti,
Antanasia…”
Cerré el cuaderno negro, forrado en cuero y me hundí abajo en mi
cama, ni siquiera seguro de cómo había llegado al otro lado de la sala,
porque había estado tan absorbido en la lectura de mi madre de
nacimiento, la escritura apretada pero cuidadosa. Pareció como si ella
hubiera tratado de llenar cada pulgada del folleto diminuto, bastante
pequeño para ser llevado en un bolsillo, o tal vez ocultado en las
mantas de un niño fugitivo, con toda su sabiduría tranquila. Todo lo que
ella obviamente había pensado que tendría yo que conocer, para ser
una líder de no uno, pero sí de dos, clanes. Y ser una esposa.
Acaricié la cubierta con las yemas de mis dedos, trazando el cuero de
grava, abrumado por cuanto ella debe haberme amado, para
haberme dejado tal herencia.
Lucius me había dado el manual para hacerse un vampiro; Mihaela
Dragomir había depositado en mí la guía para sobrevivir como tal.
Cerré mis ojos durante un momento, doblando mi cabeza en un gesto
de gratitud, respeto y también, amor por ella.
Gracias, Mihaela, por protegerme, aún como era claro que vio surgir, supropia destrucción… Aunque sólo desnató el libro, sabiendo que yo
leería todo más con cuidado, voy a vivir por sus palabras en los meses y
años siguientes, yo había visto como sus mensajes se habían hecho más
acortados y concisos y su escritura más irregular como si las paginas
fueran a salir corriendo, como si hubiera sabido que el tiempo para la
grabación de sus pensamientos se estaba agotando, también… un
temblor de repente, me hizo comprender que la habitación se había
puesto más fría mientras yo había soportado la lectura, resbalé entre mis
mantas y metí el pequeño volumen bajo mi almohada, como si tal vez
pudiera absorber su sabiduría en mi sueño. También quise guardar el
cuaderno directamente conmigo. Incluso mi mesita de noche parecía
demasiado alejada para algo tan valioso, al menos para mí.
Descansando mi cabeza sobre mi suave almohada, cerré mis ojos, ya
sintiéndome más caliente, no solamente por las mantas, sino porque
parecía que ya tenía un nuevo aliado en este mundo todavía
desconocido, al que yo unía. Alguien sabio, quien ya había
experimentado las cosas a las que enfrentaré, y quien podría
ayudarme. Entendí, también, por qué mi mamá adoptiva había sentido
tan fuertemente que me entregaba para comenzar una nueva vida,
con el nuevo consejo, porque las palabras de Mihaela eran sin duda ser
mi guía principal a partir de ahora. Pero yo sabía que siempre
necesitaría también a Mamá, y que también le daría vuelta mientras
pueda. Aunque el regalo, y la tarde, fueran agridulces, comencé a reír,
recordando un pasaje específico que había señalado cuando pagine
rápidamente a lo largo
“…Espero que vengas a amarlo…”
yo sabía que Mihaela se refería, desde luego, a Lucius, con quien me
casaría al día siguiente. A quien le hice el amor, con tal intensidad que
era casi aterrador, pero aun así maravilloso y también asombroso.
Lucius… ¿Cómo podía yo alguna vez no haberle querido?
Comencé a tratar de imaginar nuestra boda, pero tal vez porque
todavía no estaba segura de donde sería celebrada, me costaba
imaginar, y como había pasado a menudo desde la tarde que Lucius
me había propuesto matrimonio, me encontré recordando, volviendo avivir todo eso en mi mente. Y aunque yo había estado segura de que no
dormiría durante un segundo la noche antes de de la boda, poco
después yo me encontraba a la deriva en mis sueños favoritos, que
siempre comenzaba con Lucius tomando mi mano y dirigiéndome
hacia un camino secreto que sólo un puñado de vampiros, y dos
personas muy especiales, ni siquiera sabían que existía
“Ven conmigo, Antanasia”, invita, con los dedos fuertes y fríos alrededor
de mi mano.
“Es hora de que te muestro un lugar que no sólo es especial, sino
sagrado...