Capítulo 30

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"¿Tobio?" Susurró con más fuerza, sus pasos se oían con más intensidad a medida que se acercaba a él.

El chico posaba sus manos sobre sus rodillas, inclinándose levemente, inhalando y exhalando con dificultad. Se encorvaba mientras mantenía su mirada en el suelo y simplemente se limitaba a mirar sus zapatos.

Sentía su presencia cerca de él, escuchaba sus lentas respiraciones y podía jurar que lo miraba con preocupación. Se sintió nervioso, impaciente, sin pleno juicio... Confundido.

"E-Esto... Tobio... ¿T-Te encuentras bien?"

Kageyama estaba completamente consciente de la situación actual entre ambos, de que podía estar molesta con él, o que quizás, simplemente se detenía a hablarle porque era lo más prudente en estas situaciones, a pesar de que realmente quería alejarse.

Podía ser que en esos momentos no estuvieran dispuestos a hablar entre ellos, pero si era verdad que el hilo rojo existía, entonces estaban destinados a encontrarse de nuevo.

Había estado buscando por ella con desesperación, y si ahora la tenía finalmente frente a sí, aunque fuera por pura coincidencia, no la dejaría ir.

"Akari-san" Se reincorporó y la miró directamente, sus cabellos se movían en una perfecta sincronía con el viento, dándole una sensación de ocio.

"Las clases terminaron hace una hora, deberías estar en casa... ¿Qué haces aquí?" La chica entrelazaba sus dedos, jugueteando con ellos, en su rostro, una sonrisa solapaba sus verdaderas emociones, solapaba su angustia y sus nervios con un rostro apacible. Kageyama no sabía como reaccionar a eso. "Tobio... Yo-"

"¡S-Siento mucho lo de ayer, Akari-san! Fui un idiota contigo... Te ignoré y tuviste que ir sola a casa en medio de la oscuridad... ¿Sabes lo preocupado que estuve? Ni siquiera pude dormir... Por favor discúlpame". Soltó.

Al decirlo, sintió como toda la impotencia que había acumulado se drenaba por sus labios al disculparse con ella.

Akari saltó por impulso, atrapada en las palabras del setter. Aumentando mortalmente el ritmo de su corazón, haciendo trabajar desesperadamente a su sistema nervioso.

"Yo... No quiero que dejemos de hablar." Añadió, acercándose un paso más a ella. "Por favor, perdóname."

Parpadeó un par de veces antes de mirarle a los ojos y dejarse llevar por ellos. Siempre había pensado que mirarlos era como observar directamente el cielo nocturno a pesar de tener el sol iliminándoles el rostro.

"Soy yo la que debe disculparse" murmuró "Me entrometí en algo que no debía y te hice molestar."

"No es tu culpa, yo-"

"Tampoco quiero que dejemos de hablar."

"¿E-Eh?" Kageyama titubeó, mirándola desconcertado, analizando las palabras con más determinación  "Espera. ¿Eso quiere decir qué...?"

Akari sonrió y dio paso a una suave carcajada, pura y cálida, una que desvanecía los males y tensiones que llevaba guardando desde la tarde anterior. Haciéndole sonrojar.

"Gomen, gomen" se disculpó ante el impulso "Has puesto una cara muy divertida."

"¿D-De verdad?" Preguntó, pasando una mano por su rostro, deseando tener un espejo.

"Si" soltó una risa más, después relajó su rostro, y volvió a mirarlo a los ojos "Escucha, Tobio, yo... Creí que no querías hablar conmigo, que me evitarías o algo así."

"¡N-No! Jamás lo haría" Murmuró él, haciendo referencia a lo que ella dijo el día anterior. "Yo pensaba que tu tenías miedo de mí"

"Quizás ambos lo malinterpretamos."

El Regreso de una Prodigio [Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora