Capítulo 8: Demasiado Fácil.

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Nunca pensé que haría algo como esto, estar tan cerca de hablar con Fabián. Sé que es un poco ridícula la forma en la que lo planteo pero hablo muy enserio cuando digo que he hablado con él prácticamente nunca. En los cinco años que he sido amiga de Daniel, él me ha ignorado, siempre en su celular o en cualquier otra cosa, pero su atención nunca ha estado completamente en mi. 

Y sí, probablemente sea un poco masoquista de mi parte seguir detrás de él, pero es que no puedo evitarlo. Sin embargo he estado pensando en lo que me dijo Daniel ayer, y tiene razón. Tal vez Fabián simplemente no es para mi...tal vez, debería dejar de intentar. Toda la noche ese pensamiento estuvo rondando en mi cabeza, no estaba llegando a nada con él, ni siquiera había logrado hablarle. Pensé mucho en eso, y me hice una promesa a mi misma, si el plan de hoy no funcionaba iba a ser el final, trataría de olvidar a Fabián. Ya había sido mi amor platónico por mucho tiempo de todas formas.

Nos íbamos acercando a la mesa donde él estaba sentado, íbamos  por detrás así que lo único que podía ver bien era su espalda. Mis manos estaban sudando más de lo normal por lo que ya había soltado la mano que Kenneth que me tenia sujetada para "transmitirme apoyo" y las limpié en mis jeans.

Era la hora de la verdad.

Antes de poder terminar de prepararme mentalmente para lo que sucedería a continuación el inoportuno de  Kenneth ya me había tomado del brazo y se había parado enfrente de su mejor amigo, conmigo a su lado. Creo que voy a vomitar. ¿Es en serio? Ni siquiera pude prepararme.

–¿Haciendo tarea a último momento? Creí que habíamos hablado de eso.–se burló Kenneth y Fabián dejó de escribir y levantó su hermoso rostro para mirarlo. A pesar de que estaba a su lado, no me miró en ninguna momento. Okey, esto es incómodo.

–Deberías aprender de mi y al menos hacerlas.–Ahora fue su turno de burlarse de su amigo con una sonrisa.

Y pasó. El tiempo se detuvo para mi, sentí que todo sucedió en cámara lenta por un momento y tuve que contener a mis pobre manos que no paraban de temblar. Fábian me miró, ¿Podría ser más patética? Su sonrisa se fue cuando me vio al lado de Kenneth, no fueron más de unos segundos, pero había sucedido, me miró.No puedo evitar sentirme emocionada, el momento estaba cada vez más cerca. El momento que definiría si debería olvidarme de él o no.

Lo curioso es, que volvió a mirarme pero no mi cara, mas abajo. Seguí con curiosidad su mirada para encontrarme con las manos de Kenneth y mías entrelazadas. Ah, eso era. ¿En que momento hizo eso de nuevo? Trataba de actuar como si no fuera la gran cosa pero se sentía raro que alguien como Kenneth me tomara las manos de esa forma.

Lo solté de inmediato al darme cuenta y sonreí incómoda. Ahí fue cuando Kenneth recordó mi presencia. –¡Oh, cierto! Fabián, ella es Adriana creo que ya sabes quien es.

Kenneth quiso pasar su brazo al rededor de mis hombros al  presentarme pero lo alejé de un manotazo y le regale una hermosa mirada con la que le decía ¿Quieres morir inútil? 

En ese momento la tierra estaba girando en cámara lenta una vez más, Fabián me escaneó con su mirada y yo lo único que pedía era estar presentable, era la primera vez que me miraba así.

Luego apartó la mirada y negó con una seguridad tan genuina que me dieron ganas de desaparecer.–No, no sé quien es.

Auch. ¡Lo conozco de años! ¿Cómo que no sabe quien soy? Me siento muy ofendida en este momento. No le creo que no me conozca, no puede ser lógicamente posible. Rodé los ojos al repetir lo que dijo en mente. Casi vivo en su casa, no puede estar hablando en serio, tuve que contener mi impulso de cruzarme de brazos.

Kenneth me sonrió incómodo, –Eh...bueno, solo quería decirte que ella comerá con nosotros hoy, tenemos un trabajo juntos y necesitamos ponernos de acuerdo en algunas cosas y eso. ¿No es genial?–lo dijo demasiado rápido que hasta yo me tardé en asimilarlo. Disimuladamente miré la reacción de Fabián a lo que su amigo le acababa de decir, como casi siempre, estaba en blanco.

Todo iba como lo planeado.

Fabián me miro de nuevo, con curiosidad esta vez. Luego miró a Kenneth y le sonrió.

–Esta bien, supongo que no tengo ningún problema con eso y aunque fuera así de todas formas lo harías.–al terminar de hablar se encogió de hombros y celebré internamente que la primera parte del plan salió bien.

Kenneth se sentó enfrente de Fabián y cuando yo iba a sentarme en la silla al lado de él, se levantó rápidamente, tanto que hasta pudo haber botado la mesa de no ser porque estaba pegada al suelo de la cafetería.

–¡Demonios, olvidé mi mochila! Tengo que ir a traerla no podemos trabajar así, esto es inaudito. Ya vuelvo, que no cunda el pánico.–luego de decir eso de una forma muy dramática salió corriendo y nosotros lo vimos alejarse. Él no era un buen mentiroso.

Tomé asiento en el lugar en el que Kenneth se iba a sentar antes, en frente Fabián, y él me miró, tenía una pluma en una mano y la otra la tenía en la barbilla. Se veía tan guapo de cerca...

–Entonces, ¿De qué clase es su trabajo?–me preguntó con una sonrisa y lo miré asustada alejando los pensamientos de lo guapo que era de mi cabeza.

Ahora, esto es un problema, no habíamos  decidido ese pequeño detalle.

¡Hablame Fabián!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora