Capítulo 7: Diferente.

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—No entiendo que diferencia hará. No le habló cuando yo, que soy su hermano, se la presente...¿Qué diferencia habrá contigo que eres su mejor amigo?—Daniel se cruzó de brazos.

Gabbe estaba en el baño en este momento. Por otro lado, Kenneth y yo teniamos que soportar las quejas de Daniel; Según él nuestro simple pero complicado plan no iba a funcionar. Y seré sincera, yo también lo había pensado, pero debo ser positiva ¿Verdad?

Lo que Daniel pensaba era que Fabián no me hablaría. Debatiendo que él ya me había presentado y sin embargo nunca me habló.
Yo pensé lo mismo cuando Kenneth me dijo su idea, según él solo era necesario presentarme y me hablaría.

No tenia sentido si lo pensaba bien pero Kenneth se veia tan convencido que decidí no comentar nada al respecto. Ademas, no pierdo nada...
Excepto la confianza de mi mellizo al seguir hablando con Kenneth y tratar de hablar con Fabián.

Kenneth escuchaba todas las quejas de mi mejor amigo cruzado de brazos, parecía aburrido.

—Daniel, funcionará, aunque sea un hola...pero si yo la presento él le hablará.—aseguró con seguridad Kenneth—Yo lo sé, tú solo callate, espera a tu novia y luego impidan que Adrian entre a la cafetería y vea a Adriana en mi mesa ¿Okey?

Vi como Daniel abría la boca para quejarse de nuevo, sin embargo guardo silencio y término asintiendo a la petición de Kenneth al ver que Gabbe se acercaba.

—Lamento haberme tardado...¿Fabián ya esta en su mesa?—preguntó Gabbe arreglandose su cabello mientras hablaba.

Nos encontrábamos en el pasillo para llegar a la cafetería, por lo que teniamos una buena vista de ella. Pero los de adentró no nos podian ver gracias a la curva del pasillo.

Y si, Fabián ya estaba allí.

Kenneth asintió con una sonrisa mientas que Daniel seguia cruzado de brazos, yo le lancé una mirada suplicante y cuando me vio puso los ojos en blanco y sonrió formulando con sus labios "solo lo hago por ti".

Y en ese momento todo se me vino encima. Se suponía que Kenneth me llevaría a la mesa con él, el porque no lo pensamos, según Kenneth, Fabián no preguntaría porque me llevaba ahí. Espero que sea cierto. Luego yo lo saludaría y hablaríamos. Solo así.

Ni yo lo entiendo, pero Kenneth dice que funcionará...

Pero ¿Que tal si hacia alguna tonteria?

Bueno, me doy. No puedo con esto.

—Okey, comencemos con esto...—Antes de que Kenneth abriera la puerta para que entremos lo tomé del brazo deteniéndolo.

—No creo poder hacerlo, estoy demasiado nerviosa, de seguro hago algo estúpido y lo arruinó todo.—Kenneth sonrió, por otro lado yo estaba rascando como loca mi brazo, siempre que estaba nerviosa lo hacia.

¿Porque qué rayos sonríe? ¿¡Que no se da cuenta de que estoy a punto de tener un paro cardíaco!?

—¿Crees que yo dejaría que hagas algo estúpido?—señaló e hice una mueca.

—Bueno...—Kenneth me miró indignado.

En mi defensa, solo se de su existencia gracias a que es el mejor amigo de mi crush.

—Vamos, ¿Confías en mi?

¿Confió en él?

—No.—reconocí con una sonrisa al mismo tiempo que me encogía de hombros.

Chasqueo la lengua y sonrió de lado.

—Esperaba otra respuesta, eso es seguro. Pero me conformo con eso.

Iba a responder algo ingenioso, sin embargo, el sonido de mi celular, que avisaba que me habia llegado un nuevo mensaje, hizo que cambiará de planes.

Era un mensaje de Adrián.

“Adriana, dile a los chicos que hoy no podré acompañarlos. El entrenador nos dijo a último momento que tendremos entrenamiento...
Pd. También llegaré tarde a casa.”

No creía en el destino.
Pero esto definitivamente era una señal, y no la iba a ignorar.

“No te preocupes, no nos harás falta :)”

Después de teclear mi respuesta, él no tardo en contestar.

También te quiero, hermana(¬_¬)ノ”

—Cambio de planes.

Daniel, Gabbe y Kenneth me miraron con curiosidad al escucharme.

—¿De que hablas?—demandó Daniel.

—Adrián tiene practica en este momento, no vendrá. Así que ustedes irán a vigilar que no venga a la cafeteria. No puede verme con Fabián, ni con Kenneth.—les expliqué.

Ellos asintieron de acuerdo y después de despedirse y desearme suerte, caminaron rumbo a la cancha donde mi hermano se encontraba practicando fútbol en este momento.

Cuando se fueron, Kenneth me volteó a ver y me regaló una de esas sonrisas que hacian babear a cualquier chica.

—¿Entramos?—me ofreció su mano.

La tomé.

—Hagamos esto.

¡Hablame Fabián!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora