Capitulo 9: Literatura.

2.1K 224 71
                                    

Sonreí tratando de ocultar mi nerviosismo. Él me seguía mirando con curiosidad y eso no hacia nada para ayudarme, me sentía como una nueva criatura en investigación. Él seria el guapo científico y yo la nueva especie que solo lo miraba con cautela, sin saber cuál seria su siguiente movimiento. El hecho de que esto es lo mas cerca que he estado de él no me está ayudando tampoco, me siento temblar de forma literal y eso no hace más que hacerme sentir patética. No era justo que él tuviera esa clase de poder sobre mi sin saberlo.

Fabián seguía en la misma posición de antes, podría atreverme a decir que por alguna razón parecía estar disfrutando de esto. ¿Tan graciosa me veía? Aunque tal vez solo soy yo, tal vez solo estoy siendo dramática.
A pesar de lo obvia que era mi incomodidad, traté de no parecer tan nerviosa como me sentía en realidad. Estoy segura de que muy posiblemente este fallando con esto pero hacia lo que podía.

-Es sobre literatura.-respondí lo primero que se me vino a la mente con la mayor seguridad que pude conseguir en estas circunstancias, pero él parecía no creerme.

Sonrió-No sé por qué, pero creo que me mientes.-había algo en él, algo en su forma de hablarme que me da curiosidad. Una parte de mi se pregunta por qué siempre me ha ignorado y ahora decidió por fin reconocer mi presencia, la otra estaba temblando de nerviosismo sin saber que responder.

Me imaginé a dos mini Adrianas en mi cabeza, una del lado derecho y la otra del izquierdo. La del lado derecho estaba sacando teorías del comportamiento de Fabián e intentaba mantener la cordura pensando en que responder. La del lado izquierdo estaba en posición fetal llorando porque la habían atrapado en una pésima mentira.

Decidí imitar la tranquilidad de la mini Adriana del lado derecho y con una confianza que hasta yo me preguntaba de donde rayos salió me encogí de hombros y le respondí con desinterés,-No necesito que me creas puedes preguntarle a Kenneth si quieres una confirmación de su parte, aunque de todas formas no tendría razón para mentirte en primer lugar.-Una vez leí en algún lugar que un mentiroso siempre explicaba su mentira, espero que Fabián no sepa eso. Pude ver a las dos mini Adrianas de mi cabeza aplaudirme por mi maravillosa actuación.

Fabián me miró con curiosidad una vez más y sonreí aparentando más seguridad de la que en realidad tenía, de nuevo me lo imagine como científico y el fugaz pensamiento de que se vería guapísimo vestido de esa forma se cruzo por mi mente. ¡Concéntrate Adriana!
Volviendo a la realidad, pude notar un atisbo de sonrisa de su parte y aunque se apresuró a esconderlo yo lo noté. No sabía como sentirme al respecto.

-Creo que me caes bien, eres...simpática.-confesó con simpleza tan característica de él y en ese momento casi me da un paro cardíaco, no era la única la mini Adriana del lado izquierdo estaba llorando de felicidad ahora mientras bailaba, ya cantando victoria. La mini Adriana del lado derecho no sabía que pensar de la reciente confesión de Fabián y seguía anotando teorías en un mini cuaderno.

Fabián me ha gustado desde hace años, lo he visto un millón de veces en su propia casa y esta es la primera vez que hablo con él y me dice que soy simpática. ¡Es más de lo esperé de su parte! Es un poco difícil de creer, esto es demasiado raro, la situación en general lo es. Pero me obligué a mi misma a dejar esos pensamientos para después, cuando estuviéramos solo las dos mini Adrianas y yo.

Decidí que si él actuaría como si nunca hubiésemos sido presentados antes, lo haría yo también. -También me pareces simpático, aunque la palabra que usaría yo para describirte sería raro.-dije controlando mi expresión para mantenerme sería como él.

-Creo que te equivocas, eres mucho más rara que yo. Solo que a tu manera.-Él ya había dejado los cuadernos en los que estaba trabajando antes de lado y no sabía como sentirme con el hecho de tener toda su atención. Menos con lo que acababa de decir, no lo entendía. Él se equivocaba, yo no llegaba a su nivel de rareza.

El tenerlo tan cerca es nuevo para mi, escuchar su voz dirigida a mi es nuevo para mi también. De nuevo, me sentí patética porque él me ha ignorado por años y aquí estoy yo detrás de él aún. La mini Adriana del lado derecho de mi cabeza estaba cruzada de brazos decepcionada de mi, hasta podía escuchar su ¿Dónde quedó tu orgullo querida?

Me dije a mi misma que si esto no funcionaba lo trataría de olvidar, pero funcionó. Y honestamente no pensé en lo que haría si funcionaba porque la verdad es que no lo creía posible y ya. Lo miré fijamente una vez más y me pregunté a mi misma que podría responder. Ya me sentía un poco desanimada por el rumbo en el que iban mis pensamientos y cuando iba a responder, de repente Kenneth apareció de la nada con una sonrisa y un pedazo de pizza que probablemente estaría helado conociendo la comida de la cafetería. Quise golpearlo por interrumpir el momento, pero por otro lado sentí alivio porque ya no estaba sola con Fabían. Era un poco agridulce la situación.

-¡Hey! Lamento haberme tardado tanto pero es que no se imaginan el tiempo que estuve en esa fila, estaba más larga que las filas que se hacen en los parques Disney solo que esta definitivamente no lo valió.-soltó un exaltado Kenneth recuperando su respiración, sin percatarse de que había pasado por alto la mentira que él mismo había dicho antes.

Fabián lo miro con burla y yo ya lo había cacheteado en mi cabeza por tonto, las dos mini Adrianas lo estaban mirando con desaprobación en mi cabeza. -¿No era que ibas a traer tu mochila?

Kenneth se dió cuenta de su error y de nuevo, yo me contuve para no golpearlo.

-Ah, cierto...creo que iré por ella, lo olvidé.-sonrió incómodo y así como llegó de rápido, se fue corriendo como el torpe que es, dejando su pedazo de pizza en la mesa. Él no era buen actor, eso era seguro, ya sabemos la carrera de quien en el mundo de Hollywood no llegaría lejos.

Estábamos solos en la mesa de nuevo, nos miramos en silencio por unos segundos cuándo yo me decidí en hablar. -Y...¿Cuál es tu comida favorita?-seis palabras, una simple pregunta. Es curioso como una frase tan simple como esa dio inicio a una conversación que duró todo el receso. El tiempo se fue volando y sin darnos cuenta la campana ya estaba sonado, indicando que ya era momento de regresar a clases.

Los dos tomamos nuestras respectivas pertenencias y caminamos lado a lado a la salida. Cuando ya íbamos saliendo de la cafetería Fabián se detuvo, me miró con curiosidad y preguntó, -¿No tenían que hacer un trabajo con Kenneth?

Mi sorpresa fue genuina, con todo lo que habíamos hablado, había olvidado esa mentira. Traté de ocultarlo y respondí sin dejar de caminar en ningún momento,-Podemos hacerlo otro día, de todas formas es para el viernes.

Tuve que contener las ganas de gritar, ahora sabía nuevas cosas de él que antes no hubiera podido ni imaginar. ¿Así se siente cuando por fin hablas con tu crush?

Me gusta.

¡Hablame Fabián!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora