❣ACTO 3❣

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′ Un poco de calma ′ .

♣♣♣♣♣
Los dedos de Misaki se rozaban entre sí, aunque el roce producía una sensación de calor en realidad continuaban helados. Todo su cuerpo lo estaba, desde su pequeña nariz hasta las puntas de los cabellos, desde sus rodillas hasta los dedos de los pies. Podría decirse que era casi un milagro que no se viese azul, eso significaría un problema para él.

—Casi acabamos —. La tensión en su cuerpo disminuyó con las palabras que declaraban el cercano fin de la tortura. El caso al que Takano se refería era sobre desapariciones, ¡en perfecto momento ocurría tal suceso!, él ya no quería enterarse de nada que involucrara situaciones extrañas e inexplicables.
Todos los hechos eran similares. La persona llevaba su vida normal hasta que un día se alejaba de casa sin decir nada a nadie y ya nunca más se sabía de ella. En la mayoría de los casos, subían a un transporte a las afueras de su ciudad o pueblo, otras se quedaban a altas horas de la noche vagando por las vacías calles o entre los frondosos árboles del parque central. Y por último y menos común, los que sobraban se aislaban del mundo. Se encerraban en sus habitaciones y no salían nunca más, ni estaban ahí.

—¿Es necesario anotar todo,señor? — Con todo respeto Misaki preguntó. Le incomodaba tanto que pellizcaba con sus uñas el dorso de su mano para tranquilizarse un poco por lo menos.

—Claro que lo es—, con el mismo respeto contestó—, debo sacar toda la información posible.

—¿Qué es eso?— Su dedo apuntó a un cuadernillo que Takano sostenía entre su brazo izquierdo, la pasta era de un color negro con unas letras doradas en cursiva, aparentaba ser de cuero.

—¿Esto?— Lo mostró. Misaki dio una respuesta afirmativa con el movimiento de su cabeza —. Ah, es un registro.

—¿Me permitiría verlo?

Takano lo dudó, era información algo privada, pero la mirada decaída y a la vez suplicante del menor de la sala hicieron que se tranquilizase. Takahashi era una buena persona después de todo, no andaba divulgando con fervor lo que se le confiaba.

—Solo por un momento —. Le permitió Takano —. No digas nada de esto, aún si son conocidos.
Las palabras de el señor frente a él le resultaron extrañas; porque, ¿no ya el caso de las desapariciones era público? ¿Acaso entrevistaban solamente a ciertas personas?

—No se preocupe —. Sus delgadas y pálidas manos tomaron el cuadernillo de entre las de Takano; que,por cierto, a pesar de lucir suaves eran grandes y varoniles a diferencia de las suyas.
Al azar escogió una página. Estaba repleto de fotografías acomodadas en filas e hileras, abajo de ellas se leía claramente el nombre de la persona a la que correspondía y un breve resumen de su información personal junto con su último avistamiento.

—¿Van veinte personas?

—En tres semanas exactamente —. Entrelazó sus manos — ¿Reconoce a alguno?

—No —. Mintió mordiendo su labio inferior; justo cuando el oficial había realizado la pregunta el rostro de un amigo de la boutique frente a su trabajo apareció en la siguiente página, o bueno,ya se encontraba ahí desde mucho antes, pero apenas alcanzó a ver la fotografía en ese instante.
Su imagen no era complicada de recordar, y no era por sus ojos. Lo fuerte de su físico en realidad tenía que ver con sus labios. El 99.9% de las chicas que compraban en ese lugar lo hacían por él, y no las culpaba, si fuese mujer de igual forma andaría tentado a besarle. El siguiente punto bueno –en físico, claro – era su piel. La piel más perfecta que se vería a kilómetros,clara y brillante.
Con recordar todos los momentos a su lado también recordó a su hermano, gracias a esto su labio sangró de tanto apretarlo.

—¡Takahashi! — Takano notó la sangre que caía a gotas de parte de Misaki. El muchacho no sentía dolor, aunque la sangre brotaba de sus rosados labios seguía apretándolos con fuerza.
El señor que conocía solo de nombre lo hizo reaccionar.

—¡Pare de hacerlo! — Ante la desesperación lo tomó de los hombros y sacudió su cuerpo. Misaki se detuvo, lamió su sangre y pidió perdón por la escena.
Luego de que Takano atendiera su herida siguió pensando. Absolutamente todo tenía que ser su culpa. Pero si él no ha hecho nada,pensarán. Y tienen razón, no ha hecho nada, debido a esa falta de interacción pasaba eso.
Solo conocía a una persona de la lista. Eso no quería decir que estaba absuelto de culpa. Su corazón, o lo que sea que le hacia pensar en ello le decía que tenía que ver con las desapariciones. De alguna manera indirecta quizá.

—Volveré el jueves —. Informó el oficial acomodando ligeramente su abrigo —. Tenía una cita con otra persona a las cuatro cincuenta y tres.

—Le hice perder su tiempo. Lo lamento.

—Ya me lo pagará —. Sonrió pícaramente. Bromeaba,seguro que era eso —. Nos vemos, Takahashi. Intente alimentarse bien y dormir adecuadamente.

—Adiós.

La puerta rechinaba cada que la empujaban paulatinamente. Dejaba un sonido amargo en los oídos,¡cuandas ganas de no escuchar tal tortura!, ya lo solucionaría después. Ahora mismo deseaba dormir para  jamás despertar.
La siesta duró cinco horas.

—¡Ah! —. Sintió el toque de una mano helada, más que las suyas.
La oscuridad lo envolvía como las suaves mantas que no recordaba haber puesto encima suyo.
Casi decía aquella pregunta estúpida que solían pasar en las películas de terror, ¿quién anda ahí? Como si el fantasma o quienquiera que anduviese cerca respondiera. Los fantasmas no podían contestar, ¿o sí? ¿Le entenderían?
¡Qué fastidio!, entras a una casa y tu vida se revuelve.
Resopló con fuerza, sus manos llevaron las mantas hasta su cara.

—No molestar —. Probó con hablarle. Si un poco de la suerte que en toda su vida no tuvo llegaba en ese momento él entendería lo que quería decir — ¡Por favor!

Esa noche durmió como nunca. Sin rastros de pesadillas.
El ser de la casa frente a la suya no dejaba de sorprenderlo aún, ¡entendía sus palabras!

En la madrugada, antes de que el sol se asomase Misaki tomaba una taza de café caliente.
Un sonido agudo llegó tocando uno por uno sus sentidos. Caminó hacia la ventana y por una rendija miró la casa vecina.
Las luces se apagaron. Misaki retrocedió.
❣FIN DEL ACTO 3❣

Desde La Oscuridad (Junjō Romantica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora