Día 2: Encuentro

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Emma había dormido apaciblemente, para su gran sorpresa. Había tenido miedo de que el oleaje le sentara mal a su estómago, pero no notó ningún movimiento. Mucho mejor, el ruido de las olas la había acunado agradablemente y tenía que reconocer que no compartir su cama con un perro de 35 kilos era un extra añadido.

Y apenas hubo abierto los ojos, tocaron a su puerta. Gruñó, ya que adoraba levantarse tarde, echando un vistazo a su reloj: 09:13.

Entonces se incorporó, se rascó la cabeza y le costó salir de la cama. Apenas tuvo tiempo de abrir la puerta y ya un tornado morena se adentraba en su camarote.

«¡Joder Emma, creo que anoche cogí una buena cogorza!»

La bella rubia reprimió una sonrisa

«Oh, para nada...»

«Ni siquiera sé cómo llegué a mi camarote. ¿Gracias a ti, supongo?»

«Supones bien. Los cócteles son bastante fuertes aquí»

«Gracias otra vez...»

«Me asombra que ya estés en pie»

«Oh, siempre es así cuando la víspera me cojo una buena. Wow...una borrachera en la primera noche, hacía mucho tiempo que no sucedía»

Emma sonrió aún más.

«Ya, si me lo puedes ahorrar todas las noches, te lo agradeceré. Entonces, ¿cuál es el programa del día?»

«Hay un bingo esta sobremesa. Y esta mañana, pienso ir de comprar por ti»

«¿Por mí?»

«¡Necesitas un vestido para esta noche! No puedes ponerte otra vez tu vestido rojo. ¡Venga, vístete!»

Emma gruñó, detestaba cuando le trastocaban la mañana. Pero no tuvo elección al ver a Ruby sentarse en la cama, bien decidida a esperar que Emma se preparara. Y con un último gruñido bestial, Emma se encerró en el cuarto de baño.


Puede que si se quedaba el tiempo suficiente, Ruby se cansaría de esperar y se marcharía...Pero no lo sabría jamás, pues Emma también detestaba las largas duchas...Y no hablemos de los baños a los que creía inútiles y que «no servían sino para quedarse en su propia mierda»

Y cuando salió del cuarto de baño, con su cuerpo cubierto por una toalla azul cielo, vio a Ruby medio acostada en su cama, hojeando su libro de cabecera.

«Interesante, tus lecturas...Una novela lésbica, ¿por qué no me sorprende demasiado?»

Emma se vistió a toda prisa mientras reviraba los ojos, divertida.

«No solo trata de eso, y menos mal. Bueno, ¿nos vamos o quieres que hablemos de literatura?»

Como toda respuesta, Ruby sonrió y agarró la mano de Emma para conducirla a la cubierta de arriba, donde se encontraban todas las tiendas, desde las más lujosas a las más modestas, como las tiendas de suvenires. Emma estaba maravillada y sorprendida también por encontrar tantas tiendas en un barco. Y cuando entraron en la primera, aunque ella no era una adicta a las compras, sus ojos brillaron ante todo lo que se le ofrecía.

«Wow»

«Ok, para una rubia, el azul es lo mejor. Así que...» Ruby se dirigió hacia una fila de vestidos azules «Este debería ser perfecto»

Emma estaba bastante de acuerdo con su elección: un vestido sencillo, azul marino, que le llegaba por debajo de las rodillas con un escote aceptable, mientras que la espalda la dejaba casi prácticamente al descubierto.

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