Día 10: Adiós

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Cuando abrió los ojos, Regina jamás se había sentido tan viva, tan dichosa...El sol inundaba su habitación, y cuando se giró hacia su izquierda, la cabellera rubia de Emma se desperdigaba sobre la almohada, su cara apenas sobresaliendo del edredón, hundiéndose en esa marea dorada.

Sonrió y deslizó su índice por sus cabellos antes de suspirar dulcemente y lanzar una ojeada a su despertador: todavía era pronto, cosa que la tranquilizó: aún tendrían tiempo para vaguear en la cama durante un rato.

Se incorporó y salió despacio de la cama para ir al baño y refrescarse. Ante su espejo, sus facciones cansadas atestiguaban la agitada noche en la que Emma le había concedido poca tregua. Pero ella tampoco se había quedado atrás y no le había permitido mucho descanso a la bella rubia. Entonces sonrió y se mojó la cara con agua fresca antes de volver a la habitación. Se sorprendió entonces al ver a una Emma, sentada en la cama, completamente adormilada, los cabellos en desorden.

«Hola...»

«Hola...»

«Creí que me habías abandonado...» dijo Emma entre bostezo y bostezo

«Jamás» sonrió Regina volviendo a acostarse en la cama

Entonces Emma volvió a dejarse caer sobre el colchón antes de intercambiar una mirada y una sonrisa con su amante.

«Anoche me agotaste...»

«Tú también»

Emma se giró hacia ella, apoyando su cabeza en una mano.

«Pocas veces he tenido amantes tan...entregadas»

«Ni yo amantes tan...voraces» dijo ella señalando la marca de dientes dejada en su hombro.

«¡Oh mierda! No pensé que lo hubiera hecho tan fuerte...» rio Emma, el remordimiento apenas asaltándola

«Y supongo que tus uñas en la espalda me habrán dejado un recuerdo imperecedero»

«Lo siento...»

Regina se acercó y la besó dulcemente.

«He pasado la noche más hermosa de toda mi vida. No cambiaría nada, por nada del mundo» susurró antes de recostarse, seguida por Emma

«Lo mismo digo...»

Y en silencio, cada una estaba tomando conciencia de que en pocas horas, todo habría acabado. La única satisfacción que tenían era haber cerrado su bella y fugaz historia con esa inolvidable noche.

«Debería haberte hecho el amor en aquel lago...» suspiró Emma «Hemos perdido tontamente algunos días por nada...»

«Quizás, pero eso habría vuelto nuestra última noche superficial...»

Emma cerró brevemente los ojos antes de enderezarse y clavar su mirada en la de Regina

«No deseo que esto acabe...»

La bella morena le acarició la mejilla.

«Lo sé...Pero no hay ninguna posibilidad: tú no puedes quedarte indefinidamente en este barco, y yo no tengo intención de abandonar todo lo que he creado durante todos estos años»

«Es irónico: creaste estos cruceros para que la gente encontrase el amor...Tú lo has encontrado aquí, pero se te está prohibido vivirlo...»

«Pues mientras tanto, disfrutemos del tiempo que nos queda...»

Emma sonrió triste y la besó lo más tiernamente que pudo, poniendo en ese beso la convicción de que no quería romperlo y sobre todo olvidarlo.

Love BoatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora