◇ Capítulo 8 ◇

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Narrador POV 

Jotaro estaba a punto de romperle el cuello apenas que había captado que _____ estaba durmiendo en su pecho.Lo había interrumpido en medio de una petición y Jotaro estaba bastante cansado como para lidiar con esto. Dio era hasta un dolor en el trasero y Kakyoin se estaba comportando muy confiado al lado de este, tanto que hasta le daba algo de miedo y alivio el hecho de que calme a el chico cereza. 

Jotaro suspira, pellizcando la curva de su nariz. 

Colocó delicadamente a _____ encima de su cama. Parece tan pacífica y no tan molesta de esa manera. Admitamos que era molesta en sus adentros, hacía a Jotaro retorcerse en lo idiota que puede ser con sus ideas y sus horribles celos, tanto que tuvo que idear un plan para sacar a Annie de su departamento. 

Admite también en sus adentros que ella realmente era molesta. Annie lo visitaba todos los días con un almuerzo diferente que insistía probar y no lo dejaba trabajar, pero ella era compañera de trabajo y una perra bastante molesta, pero no tan molesta. Pues la Compañía la había elegido para él, estaba decepcionado porque no obtuvo un asistente callado y eficiente. Al menos, a ratos, Annie se quedaba en silencio, Jotaro agradeciendo en el fondo de su ser, pero bastante incómodo que el hecho de que esté tan en silencio solo para mirarlo. Annie apenas trabajaba, haciendo que Jotaro llevará todo el trabajo encima. Aunque era mejor así, le gustaba trabajar solo si los demás no le agradaban.

Jotaro se acercó a ____, escuchando la música fuera de su cuarto. Tenía que parar esto, si Dio iba a hacer una fiesta, pues ya era hora de que el se fuera. Así que acarició un poco el cabello de ____ alejando su flequillo de su rostro detrás de su oreja. Se levantó, dio un suspiro y salió cerrando la puerta de la habitación. 

—Dio—Jotaro llamó con su tono de voz frío. 

Lo impresionante, fue que Dio ya estaba a su lado, apoyado en la puerta, con un mondadientes en sus labios. Su sonrisa ladeada y su mirada ya estaba encima de los ojos turquesas de el moreno. 

—Jotaro— Dio mordisqueaba su pulgar.

—¿Donde está Kakyoin? 

—La cereza está en el baño.

—¿Por qué está allí?

—Se está duchando.

Jotaro se acercó al pasillo de su departamento, evadiendo los fiesteros y chicas que intentaban rozarse con él. Kakyoin no estaba a salvo de este lugar. Después matará a Dio por segunda vez, pero primero debe encargarse de que Kakyoin —La ama de casa—   regrese sano y salvo. Así que apenas ya estaba en frente de la perilla de su baño, colocó su oído en este para intentar escuchar el ruido de la ducha. No escuchó nada. 

—Mmmnh~...— ... Dió la vuelta a la perilla, entró al baño y encontró a dos adolescentes besándose en el lavabo, con sonidos lascivos salidos entre sus bocas mientras se rozaban indebidamente el uno con el otro. 

Parecían chicos menores. La chica tenía la falda hasta arriba y solo tenía puesto su sostén. Sus lenguas se entrelazaban las unas con las otras. Jotaro dirigió la mirada a la ducha donde veía un flequillo pelirrojo asomándose por el borde. 

El chico sin camisa parece ser que sintió la presencia de el hombre de casi dos metros, mirándolo de forma fulminante. Cuando la chica dejó de besar al adolescente, recién se había dado cuenta de que Jotaro estaba mirándola a ella. 

— Díganme, chicos... ¿Cuantos años tienen? 

—19...—Dijo el chico. 

—16... —Admitió la chica. Jotaro solo dió un suspiro a respuesta. 

¡JOTARO! BUENOS DÍAS | JotaroXLectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora