Sueños imposibles

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Caminábamos tomados de la mano, sonriéndonos el uno al otro, con el viento golpeándonos el rostro...él tenía esa miraba, como si yo fuera la única mujer en el mundo. Yo le hablaba de como estaban las cosas en el Instituto y el me contaba sobre sus últimas partidas en "Dragones y Mazmorras", hasta que el cielo oscureció de repente y una lluvia torrencial nos cubrió.
Tratamos de correr para refugiarnos pero era inútil, ya estábamos empapados hasta los huesos.

— Pero que clase de lluvia es esta...? — mi tono de molestia se evidenciaba a leguas, detuve mi caminata rápida y mi discurso al cielo cuando escuché su contagiosa risa.
— Simon! De que te ríes? — Pregunté con una sonrisa en mi labios.
— No es por nada Izzy, es sólo que aún estando toda empapada por la lluvia sigues viéndote espléndida y hermosa — sus ojos no se apartaron de mis rostro mientras decía esas palabras...
— Simon...mi Simon — murmuré mientras agarraba su camiseta y lo acercaba a mi para besarle pero algo me interrumpió. Y desperté...

Los golpes en mi puerta no paraban mientras mi madre casi a gritos exigía que le respondiera si estaba bien.
Con pesadez me levanté de mi cama a abrirle, le di una mirada rápida a mi madre, después volví a acostarme, entonces habló.
— Isabelle cariño debes comer algo, hace días que no comes bien y me preocupa tu salud... — la angustia era evidente en su voz, aun así sus palabras no lograban darme el animo suficiente que necesitaba para levantarme.
— Mamá no tengo ganas, podrías dejarme sola — susurré mientras me hundía más en mi sabanas.
— Cariño yo sé lo triste que estás, sé que querías mucho al chico pero no puedes quedarte aquí encerrada para toda la vida — dijo al momento en que sentí su mano posarse en mi cabello.
Inhale muchas veces, no quería llorar no me gustaba llorar frente a nadie pero en estos últimos meses me era tan difícil controlar mis emociones y es que yo no sólo lo quería.
— Yo lo amo madre... —solté sin más y es que desde hace mucho que tenía atoradas esas palabras en mi garganta, ahogándome... — ahora podrías dejarme sola?
La escuché levantarse y decirme que volvería temprano en la mañana con mi desayuno y que no aceptaría un no por respuesta, después cerró la puerta de mi habitación y yo volví a dormir, a adentrarme en la oscuridad. Esta vez soñé con Max gritando por ayuda, no podía alcanzarlo...este sueño me torturó toda la noche y no podía librarme de el.

Desperté muy temprano, quizás mi madre había corrido las cortinas y no me había dado cuenta, el sol entraba por mi ventana lastimando mis ojos, me disponía a levantarme a cerrar las cortinas cuando mamá entró con una charola con mucha comida en ella.
— Buen día cariño, te he traído tu desayuno — me sonrío amablemente al momento en que depositaba la charola encima de mi cama.
Miré la comida sin ánimos pero no la rechace debido al esmero y la actitud que mi madre había puesto en hacerla, está muy preocupada por mi y por más que sonriera lo podía notar. Piqué la fruta, mordí unas cuantas veces los pancakes y me bebí todo el zumo bajo la mirada algo esperanzadora de mi madre.
— ¿Te has sentido mejor Isabelle?
— Sigo igual o peor madre, he tenido pesadillas con ese lugar, con Max y con él — y ahí estaba de nuevo, ese maldito nudo en mi garganta, para distraer mi mente decidí levantar la mirada hacia a los ojos de mi madre que estaban llenos de lágrimas...había mencionado a Max maldita sea — mamá lo siento tanto no debí tocar el tema de Max, yo perdí un hermano pero tu perdiste a tu hijo, tu pequeño...nuestro pequeño.
— Tranquila Isabelle no tienes porque disculparte todos estamos sufriendo por la perdida de Max, entiendo que sueñes con él yo también a veces lo encuentro en mi sueños creo que es mi único consuelo... — susurró limpiando las lágrimas de su rostro — pero a ti se te ha sumado otra pérdida y créeme que como madre me duele tanto verte así.
Me acerqué a abrazarla, necesitaba un abrazo de esos que sólo tu madre te puede dar, me apretó tan fuerte que posiblemente alguna parte de mi ahora frágil corazón se había arreglado.
— Lo sé mamá lo sé, gracias...
Nos quedamos abrazadas por un largo rato, luego de soltarla y de que me diera un beso en la frente era la hora de marcharse a cumplir con sus labores. Esa noche pude dormir con algo más de tranquilidad, soñé que me encontraba al lado de aquel que me había olvidado y que Max vivía...soñé un mundo en donde no había sufrimiento, un mundo mejor.

Fuera de mi ligaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora