Mejores amigos

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Nunca fueron separados. Sus corazones, los recuerdos que ella mantenía, los sentimientos de hermandad, la lealtad y sobre todo el amor de agape que los unía era algo que no se olvidaba fácilmente. Dos almas que estaban unidas por un lazo que no se podía romper, un lazo tan fuerte como para dar la vida por el otro. Eso eran Clarissa Fairchild y Simon Lewis...
Clary casi había recuperado a su mejor amigo, casi porque el aun no recordaba sucesos que  ocurrieron en su niñez o recientemente. Sabia que tomaría tiempo pero no le molestaba, ya que le encantaba relatarle sus aventuras de pequeños.
Por otro lado Simon estaba recuperando poco a poco grandes pedazos de si que el creía haber perdido para siempre.
Ese día en particular Clary dejo a un lado a su sexy novio para poder  estar con Simon, a pesar de que a Jace le costaba alejarse de su bella novia entendía el porque.
La mañana se fue en una maratón de Star Wars mientras comían palomitas o cualquier otra cosa que Jocelyn les pasaba, Simon noto que hasta ella tenia una sonrisa radiante y eso era por ver a su hija feliz otra vez.
— ¿Tanto me ama tu madre? Porque por ahora no estoy pensando en salir con nadie.
Clary exploto en risas derramando todo el café que tenia en su taza. Gracias al ángel Simon no perdió su buen sentido del humor.
— Mamá ama a Luke, no te preocupes Simon.
— Es solo que me pareció raro que tu madre me mirara de esa manera. Tal vez me sienta un poco intimidado.
— Esta feliz, Simon.
— Esto de ser un desmemoriado me tiene mal, Clary. Creo que recién me acabo de dar cuenta que tu madre no tiene un interés amoroso en mi— sentencio Simon mientras una enorme sonrisa se asomaba—  Tengo una idea, vamos a mi casa tengo unos mangas nuevos que te pueden gustar.
No hizo falta que siguiera hablando pues Clary ya se encontraba a mitad de la escalera mientras le gritaba a Simon que se apresurara.

Al llegar a casa de Simon este tuvo que recordarle el nombre de la Zanahoria a su madre, Becky en cambio saludo a Clary con confianza diciendo que su cara se le hacia conocida. Para la pelirroja eso era un gran progreso.
Se tomaron la tarde en revisar mangas de distintos géneros, comentando y elaborando teorías. Salieron para tomar un poco el aire e ir por un café, de vuelta a casa Simon le pidió a Clary que le recordara una de sus aventuras como vampiro seductor. 

«El mundo se tornó borroso para Simon. Y cuando saltó hacia adelante se dio cuenta de dos cosas. En primer lugar, de que era imposible, de que nunca conseguiría alcanzar a tiempo a Lilith;su mano ya estaba avanzando, el aire de delante de ella era un torbellino de plata. Y en segundo lugar, de que hasta aquel momento no había entendido del todo lo rápido que podía llegar amoverse un vampiro. Sintió que los músculos de sus piernas y su espalda se rompían, que los huesos de sus pies y sus tobillos crujían...Y allí estaba él, deslizándose entre Lilith y Clary en el mismo instante en que la mano de la diablesa descendía. El largo y afilado cable de plata le golpeó en la cara y en el pecho —fue un momento de dolor espantoso— y luego fue como si el aire a su alrededor explotase en brillante confeti, y Simon oyó a Clary gritar, un claro sonido de conmoción y asombro rompiendo la oscuridad.
—¡Simon! Lilith se quedó paralizada. Miró a Simon y a Clary, que seguía en el aire, y luego bajó la vista a su mano, vacía. Inspiró con fuerza.

—Siete veces —susurró... y se interrumpió de pronto cuando una incandescencia resplandeciente y cegadora iluminó la noche. Aturdido, lo único que se le ocurrió a Simon cuando un descomunal rayo de fuego descendió del cielo y atravesó a Lilith, fue que eran como hormigas ardiendo bajo el haz de luz concentrado de una lupa. Durante un prolongado
momento, Lilith fue una figura blanca ardiendo y contrastando con la oscuridad, atrapada en la cegadora llama; su boca estaba abierta como un túnel profiriendo un grito silencioso. Su pelo se levantó, era una masijo de filamentos encendidos destacando sobre la oscuridad... y después se convirtió en oro blanco, un polvo fino flotando en el aire... y después en sal, mil gránulos cristalinos de sal que cayeron a los pies de Simon con una fantasmagórica belleza.
Y después desapareció.»   

Cuando Clary termino su relato la cara de Simon era todo un poema, el no daba crédito a lo que su amiga le acababa de contar...¿El había derrotado a un demonio...y no uno cualquiera, A UNA JODIDA PRINCESA DEL INFIERNO?
— ¿Es una broma? Porque si es así Clary que bien sabes actuar.
— No es una broma, salvaste mi vida y la de Jace...estuviste dispuesto a arriesgarlo todo por salvarme. Ese eres tu, Simon. Un héroe.
— A veces dudo ser ese del que todos hablan, aquel que Isabelle tanto desea que vuelva.
— ¿Por que dices eso?— antes de que pudiera contestar ella lo interrumpió alzando un poco su voz— Es mejor que no me contestes. Por algo estoy aqui Simon para hacerte recordar lo valientemente estúpido que eras y eres, Isabelle no se enamoro de ti porque eras un vampiro famoso y sexy, ella vio en ti lo dulce, inteligente y valiente que eres. Tal vez en toda su vida nadie la trato como tu lo hiciste, ella vio en ti la bondad que a muchos les falta.
— Cielo santo Clary! Uno de estos días no permitiré que me toques porque soy tan increíble...y famoso ¿Dijiste famoso? — con un golpe por parte de Clary y una sonrisa de Simon el tema quedo atrás. 
El solo estaba esperando el momento adecuado para darle la sorpresa a su mejor amiga, sabia que la iba a hacer feliz...hace unos días recuperó parcialmente la mayoría de sus recuerdos cuando eran niños.


Isabelle estaba harta de sentirse así, como una mundana enamorada que besa por donde su amado camina. No pudo evitar sentir celos al ver a Maia y Simon, así que huyo como una cobarde, decepción para la familia Lightwood...se estaba volviendo una debilucha.
Esa misma noche iría a hablar con Simon, necesitaba saber si sus recuerdos volvieron del todo quería saber con ansias si  recordaba que ella era su "novia". No aguantaba mas.
Se levanto muy temprano, desayuno con sus hermanos y su madre. Por la tarde se dedico a entrenar, todo el asunto de Simon la alejaron de lo que mas le gustaba, las batallas. Había logrado ganarle a Alec y no fue tan difícil ya que el andaba pensando en Magnus, a cambio de su victoria ella le pidió que la llevara con el, tenia deseos de visitar a su cuñado.
Toda la tarde de Isabelle fue maravillosa, entre anécdotas vergonzosas de su hermano y mucha comida que Magnus conjuro mientras de sus dedos salían chispas azules, con un Alec molesto por tener a su novio y hermana en contra suya. Al ocultarse el sol Isabelle se estaba marchando pero con la promesa de volver, su cuñado accedió encantado...ella supuso que era por las historias que dijo, mientras que Alec solo la había mirado muy enojado.
Regreso al Instituto para ponerse un atuendo deslumbrante para ir a ver a Simon, no es que le importara si a el le agradaba su vestimenta o no pero a ella le gustaba verse bien en todo momento. Con un vestido rojo, unas botas de tacón y una chaqueta de cuero partió sin mirar atrás.


Antes de irse Simon le hizo una petición a Clary... que le pasara su guitarra, el necesitaba compartir sus sentimientos con su amiga, su mejor amiga. Entonces la suave voz del chico se hizo escuchar por toda la habitación, este hace unos días escucho esa canción gracias a la casualidad y encajaba a la perfección con lo sucedido...entendía toda su letra, no le fue difícil aprenderla.
Clary estaba perpleja, a punto de lanzarse a llorar y si ella creía lo que Simon quería expresar con la canción no necesitaba mas en su vida para ser feliz.
Lo que ellos no sabían era que Isabelle había llegado y entrado con una runa de silencio para que nadie se percatara de su presencia...que se había quedado parada en su puerta escuchando la canción desde el principio hasta el final mientras que su frágil corazón se quebraba poco a poco con cada palabra que salia de la boca de Simon y que luego de esa maravillosa interpretación que no era para ella escucho la invitación que este le dijo a la pelirroja, pensando que lo mas profundo de su memoria el solo despertó ese amor que siempre le profeso, pensó que lo que ellos tenían no era tan fuerte como para superar una amnesia demoníaca y aunque sabia que Clary nunca dejaría a Jace, ella si seria dejada a un lado. Se equivocaba, sus miedos le mostraron algo que no era cierto ya que Simon Lewis y Clarissa Fairchild eran solo mejores amigos.



Fuera de mi ligaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora