Capítulo 2.

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— ¿Por qué me estás diciendo esto? —
—Verte ayer me hizo darme cuenta que no puedo seguir haciéndome daño y de verdad quiero intentarlo una vez más, sólo una vez más. — Los nervios se apoderaban cada vez más y más de mí.
— ¿Estás segura de lo que me estás diciendo, Jessie? —
—Nunca estuve más segura. —

Para mí en parte, fue algo difícil, después de negarlo durante unos 2 años, al final tuve que aceptarlo, por mi bien y tal vez yo podría hacerle un bien a él. Estaba cansada de resolver problemas ajenos y no resolver los míos, evadiendo el más importante, ser feliz.
—Sí. — Respondió él. Mi pulso se empezó a alterar, sentía como si mi corazón latiera unas mil veces por segundo, me causaba demasiada mezcla de emociones volver a tenerlo en mi vida y esta vez no iba a ser como las anteriores, yo misma aseguraría de que se convirtiera en la mejor decisión que pudiéramos tomar.

Volvimos a complementarnos, a ser nosotros mismos. Definitivamente nos hacíamos falta, nos volvió el alma al cuerpo; volver a hablar de la misma forma, o incluso mejor que antes, me mantenía en la cima, no puedo explicar exactamente como me siento al tenerlo de nuevo en mi vida, podré decir sólo palabras acercadas pero nada acertado con lo que realmente sentía, era una explosión de emociones que me ponía totalmente fría.

Me puse a pensar... ésta sería mi última oportunidad; empecé a tener miedo, miedo de perderlo y que sea el final, estoy consciente de que nada es para siempre pero... ¿Qué tan posible era mantener esto por más tiempo?, empecé a cuestionarme, a veces soy muy estúpida y empiezo a alejarme cuando siento que de algún modo me van a dejar. Estaba dispuesta a cambiar, a darle un poquito de madurez a mi cerebro y luchar por mantener esto bien. Realmente quiero quedarme con él, podrá sonar estúpido, somos muy jóvenes, pero si se quiere; se puede.

Pasé el resto de mi día aclarando situaciones que habían quedado en espera, estaba lista para continuar, estaba lista para darlo todo ésta vez, se lo hice saber. Era domingo por la noche, ya me sentía cansada, hacía el esfuerzo por no quedarme dormida, pero era muy difícil. Este nuevo año de secundaria me dio muy duro, mucho desgaste físico y mental para mí, sé que en cualquier momento me voy a enfermar pero nada se puede hacer. Me recosté en mi cama y en cuestión de minutos quedé profundamente dormida.

Eran alrededor de las 5:35 am, revisé mi celular en busca de mensajes y respondí los pendientes, entre ellos los de Tony, tal vez sorprendido por responder a esa hora, pero tenía que entrenar, así que hablé con él hasta que se fue a estudiar, me fui a bañar y luego me aliste, pasaron por mí para ir al estadio. Quedé en verme con él en la tarde después de la escuela, así que iba a ser un lindo día.

El día pasó rápido y ya casi llegaba la hora de vernos; estaba fría, emocionada, me recordaba la primera vez que fuimos novios, aquellos días en que iba a buscarme a la salida de la escuela y me acompañaba casi hasta la casa, que caminábamos tomados de la mano y bromeábamos en el trascurso del camino, aquellos días que no pienso olvidar. Quería verlo ya, quería besarlo, sentir el roce de su piel con la mía, su calor, acariciar su mejilla, abrazarlo y sentir la seguridad de que nunca más se iba a ir de mi lado.

Salí de la escuela y llamé a su celular, apartamos un punto de encuentro, esperé a algunas amigas y fui hacía el lugar; no les había contado nada de nada, quería que fuera una sorpresa, cuando estuve a pocos metros de él aceleré el paso, me lancé sobre él y lo besé, sentí la sensación de mis amigas quedar boquiabiertas, lo tomé de la mano y camine con él. Me sentí feliz, no tenía duda de ello.

Te quiero de vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora