Capítulo 6.

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Es jueves y no tengo clase, así que me desperté a las 10:00 am pasadas. Fue una excelente semana en términos generales; me fue bien en la escuela, vi a Tony toda la semana y por ende todas mis emociones se encontraban estables, así que básicamente todo estaba perfecto por decirlo así. Revisé los mensajes y me levanté de la cama, fui a la cocina a buscar algo de comer. Me hice un jugo de naranja y mientras, escuchaba música a alto volumen; mi madre había viajado así que tenía la casa sola, ya que mi hermano y mi papá trabajan todo el día, se sentía ese silencio tan glorioso en la casa, esa tranquilidad que extrañaba tanto. Fui a hacer el almuerzo, comí a lo que estuvo listo; adelanté un taller mientras reposaba, al rato me fui a bañar, me vestí y como estaba aburrida decidí ir donde Tony; cerré todo, y me fui caminando, era un día soleado pero como nunca he ido por allá, decidí irme caminando para aprenderme con más claridad el camino.

Lo llamé, para que me esperara en un lugar en cual no pudiera perderme, eso por allá es un solo laberinto, después me secuestran y no hay a quien cobrar el rescate. Llegué al lugar en el que habíamos quedado y ya me estaba esperando, lo salude y fuimos hasta su casa; entramos, salude a su mamá y él se fue a hacer otras cosas. Me quite los zapatos, me acosté en el sofá y me quedé dormida; la verdad es que estaba muy cansada, habían sido unas muy duras semanas, muchos sueños perdidos y cualquier lugar donde me acostara que estuviera cómodo, ahí me quedaba dormida. Tony me despertó al rato, su madre había salido, sólo estábamos con Emma, su hermana menor. Él se levantó de donde estaba, la cargó y se la llevó al cuarto.

Al volver, se sentó junto a mí, me comenzó a besar y el ambiente se empezaba a calentar, me subí encima de él y seguí besándolo, empezamos con la tocadera cuando escuchamos una risita detrás de nosotros... Emma casi nos pilla en el acto; cuando volteamos a verla, se sintió apenada y se escondió. Jesús, tenía mucha pena y me causaba gracia a la vez, ahora quién sabe que trauma tenga esa niña por andar con mis calenturas, pero bueno. Volvió a llevarla pero esta vez nos quedamos ahí, riéndonos de lo que había pasado; la verdad fue demasiado chistoso. Emma volvió al rato pero esta vez sólo estábamos ahí hablando, se quedó parada un momento viéndonos y luego salió corriendo hacía una de las habitaciones y cerró la puerta de totazo, Tony se asomó y estaba tirada en la cama mirando hacía el techo, tipo mirando a la nada pensando en todo.

Aprovechamos y nos encerramos en el cuarto, empezamos a besarnos y a dejarnos llevar, retiro mi blusa y empezó a masajear suavemente mis senos, bajaba hacía mi abdomen para besarlo y darle el toque sexy al asunto, me levanté y me subí encima de él, lo besé apasionadamente y me retiré el top, él presionaba mis senos y lamia mis pezones mientras yo disfrutaba de la situación; bajé y volvió a tomar el control, desabrochó mi short y lo quitó de un tirón, subió hacía mis labios nuevamente, lamió mis pezones mientras molestaba mi clítoris por encima de mi ropa interior; finalmente arrancó la última prenda que me cubría, abrió mis piernas y comenzó a jugar con mi clítoris, esto empezaba a recalentarme y me sentía en la luna mientras lamía este, estaba supremamente elevada y sentía mucha sequedad en mi boca. Llegaba mi turno de lucirme, me levanté y bajé de la cama, dejé que se acomodara en la orilla de esta, retiré su pantaloneta y su bóxer de totazo, no tuve necesidad de quitarle camisa porque no la traía puesta, así que fue mucho más rápido dejarlo totalmente desnudo. Empecé a lamer su glande y seguido introduje su pene en mi boca y comencé a chuparlo, hice una breve masturbación mientras lamía su pene por fuera, subía y bajaba y nuevamente lo metía en mi boca. Fui interrumpida por él que me levantó y me tiró a la cama, recordé que aún era virgen...
—Tony, yo soy virgen—Dije deteniéndolo
— ¿Cómo que virgen? —Dijo mirándome confundido
—Pues sí wey, no mames—
—Está bien, tranquila. ¿Traigo los condones? —
—Pues obvio, no quiero bendiciones—Dije soltando una risa. 'Tony la devolvió mientras iba a buscar los condones
—Aquí están, ¿Lo pones? —
—A ver...—
Comencé a ponerlo, y parecía como si lo hubiera hecho muchas veces. En la escuela me habían explicado cómo hacerlo y ahora por fin lo ponía en práctica, resulta que ya sabía poner un condón, que sorpresa. Acomodo su pene en mi vagina y cada vez que intentaba meterlo, yo me quejaba y empezaba a alterarme, después de 2 intentos...
—Amor, si te duele mucho, paramos aquí, no te voy a lastimar— Dijo en tono dulce.
—No, no, sigue, ya llegamos hasta aquí, sigue que yo quiero—
—Está bien—
Volvió a acomodarlo y lo introdujo lentamente, fue un dolor soportable y placentero, una vez adentro, logró que recordara cada una de las embestidas, cambiaba el ritmo y lo hacía realmente excitante, mientras lo introducía lamía mis pezones y me besaba, me tenía en el cielo, logró hacerme gemir, raramente lo hacía algo silencioso; me imaginaba yo gimiendo que se escuchara en toda la calle, pero no. Así se mantuvo hasta él llegar finalmente al orgasmo, retiró su pene de mi vagina y se fue a lavar. Yo quedé ahí como la Emma, mirando a la nada pensando en todo, cuando aterricé nuevamente en la tierra, me senté en la orilla de la cama y me quedé mirando la pared; sentí que Tony abrió la puerta, se sentó a mi lado
—¿Qué tienes? ¿Estás bien? —Dijo abrazándome por el lado y ofreciéndome un vaso con agua.
— ¿Había sangre? —Dije aun mirando hacía un punto fijo en la pared.
—Pues sí, obvio. —
—Ah, bueno. —
— ¿En qué piensas? —
—Pues, en lo que acaba de pasar. No puedo creer lo que hice—
— ¿Estás mal? —
—No. —
— ¿Quedaste con ganas verdad? —
—Sí. —
—Te pasas. —Me dijo sonriendo. Yo le devolví la sonrisa.
Me empecé a colocar la ropa interior y Tony sonreía mientras me miraba, no sé porque lo hacía pero bueno, de algún modo me hacía sentir que le gustaba lo que veía, y que esto era lo que quería ver por mucho más tiempo.
—Voltea. —Dijo él.
— ¿Para qué? —Respondí.
—Tú sólo voltea. —Dijo y yo sólo asentí y me voltee. Al voltearme me atrajo hacía él
—Que hermosas estrías— Dijo mientras las besaba. No pude evitar sonreír, mis estrías son las cosa que más odio de mi cuerpo y en el mundo, que él las amará hacía esto realmente lindo e inexplicable.

Se asomó a la sala y vio que su mamá acababa de llegar, las que me rinde vestirme, me vestí súper rápido y corrí a la cocina a disimular que seguía tomando agua, ella pasó y me quedó mirando
—Hola.. —Le dije
—Hola nena— Me respondió
—Hola— Dije otra vez. Ni siquiera para disimular lo nerviosa puedo, la estúpida pues. Tony se asomó a la cocina y nos reímos a la vez, que incomodo en serio. Fui a sentarme al sofá y me puse los zapatos, miré la hora y estaba bien, aun a tiempo para llegar temprano a la casa, me levanté, me despedí de la suegra, de Tony y emprendí camino hacía mi casa.

Al llegar, tiré mi bolso a la cama, fui al baño y oriné, me limpié y ni que sangrerío, parecía ni que mar rojo, y en fin así pasé por unas dos horas, me dolía al sentarme, era súper incómodo y así me la pasé, hice de comer, hable un rato por celular y me pesaban horrible los ojos así que me fui a acostar y al rato me quedé profundamente dormida.

Te quiero de vueltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora