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Sus ojos estaban fijos en su objetivo, el sol era abrazador sobre ella y la arena una silenciosa molestia. Sin embargo, eran un detalle mínimo comparado a su misión. La tercera de todas a las que había podido asistir siendo tan joven como un miembro activo de La Resistencia. No es como si hubiera podido librarse de todas formas de tal destino, no existían muchas opciones para elegir y mucho menos siendo ella.

La primera Orden había construido una base pequeña en las entrañas de N'zoth y habían sometido a sus habitantes, una raza conocida como genocida y violenta. Llegar al planeta había sido prácticamente un desafío, no ser detectados era una tarea por demás compleja, pero allí estaban esperando lo mejor como todas las veces.

Fuego —escuchó en su oreja; inmediatamente su dedo hizo presión en el gatillo de su bláster y le siguieron otros prácticamente de todas las direcciones. Los Stormtroopers cayeron como dominó, tomados completamente por sorpresa y, aunque habían empezado con un gran éxito, no significaba que contaran con ventajas. No se haría esperar el contraataque —. Reporte de situación.

—Halcón Rojo uno, despejado —respondió asomando su muñeca a su boca —. Zona Oeste limpia, lista para entrar.

Entendido, Halcón Rojo, prosiga —desactivó su bláster como franco tirador y se lo colocó en la espalda. Tenía que bajar de la colina empinada en la que había estado oculta para juntarse con el resto del grupo. Tenían el tiempo contado, lo mejor era moverse con prisa y gran sigilo.

El punto de encuentro era cerca del centro de comando, a unos metros de la puerta principal a la cual debían a su vez abrirla antes de que enviaran más guardias. Debían infiltrarse a la base pequeña de la Primera Orden, rescatar a BB-8 y salir vivos si era posible. Su interior incluían numerosos hangares de naves, infraestructura de saneamiento, instalaciones para la guarnición de soldados de asaltos y un salón dedicado donde los oficiales usaban la conexión vía holograma.

Sencillo, hasta cierto punto.

—Hanna —ésta asintió a modo de saludo a su superior en cuanto llegó —. Esta es tu especialidad, ya sabes que hacer —el capitán de la operación le había lanzado un pequeño dispositivo que tomó en el aire y se acercó al panel de control rápidamente. Con gran agilidad ingresó un par de códigos; con la ausencia de un droide, Hanna había sido capaz de reemplazar uno sin problemas y era la razón por la que le permitían estar ahí realmente. De otra manera, la hubieran mantenido en la Zona Segura —. Protejan los flancos, ya casi puedo oírlos venir.

Las puertas cedieron a sus dedos segundos después. Para ello una tropa de Stormtroopers comenzaban a asomarse por el pasillo con rapidez como lo había predicho el capitán sin siquiera tener ojos dentro del hangar.

—¡Cúbranse, debemos llegar al droide sin bajas! —se desplegaron con rapidez y comenzaron a enfrentarse al enemigo. El capitán comenzó a avanzar y los demás lo siguieron. Los pasillos eran laberínticos, pero C-3PO les había dado una grata ayuda con los planos de aquella base —. ¡Alpha negro a la derecha, Beta Azul al frente, recuerden que no tenemos mucho tiempo! —los hombres asistieron —. Halcón Rojo, síganme.

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La General Organa miraba el tablero con su ceño levemente fruncido. Su gente estaba en una instalación peligrosa, nada le garantizaba que salieran con vida de allí, pero sabía que esa la única manera que tenían para avanzar con aquella lucha. Su nieta estaba allí, su corazón se oprimía de sólo pensarlo. Siempre anteponía el deber de lo personal, pero aquella niña había logrado doblegar ese lado feroz que cargaba la mayor parte de las veces. Todos los días se planteaba si había sido una buena idea dejar que participara en aquello que muchos encontraban como una locura.

No dejaba de aterrarle perder a alguien más en su vida. Ya había perdido suficiente.

—General —levantó su mirada de los puntos rojos del tablero y la dejó sobre Rey. Sabía que estaba allí por lo mismo, sólo era cuestión de mirarla para llegar a esa conclusión. Una madre, sin duda, sufría más que el resto. Prácticamente los enfrentamientos parecían el menor de sus problemas cuando eran conscientes que un pedazo de ellas mismas estaba en peligro —. ¿Cuáles son las noticias?

—Rey —saludó sonriéndole suavemente —. Sacaron a BB-8 —afirmó acercándose a la Jedi —, ella lo ha hecho bien. Ahora están intentando salir, sólo es cuestión de esperar que todo salga bien.

—Lo sé, la Primera Orden ha logrado expandirse a pesar de nuestros esfuerzos. A veces creo que hacemos todo esto en vano.

—Para ser una Jedi, tienes bajas expectativas.

—No pedí serlo, sólo acepté mi destino —comentó con sinceridad —. No estaría aquí si no hubiera sido de esa manera —sabía que Rey estaba siendo dura consigo misma, aunque no existía una perturbación en su Fuerza. Era determinación y no sólo como una Jedi.

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No era la primera vez que sentía algo distinto en él, siempre culpaba al lado luminoso por ello. Sin embargo, tenía que admitir que aquello era diferente a esa conexión que había compartido alguna vez con su madre. Esa esencia familiar que buscaba cada vez que se había sentido solo siendo un niño. Un calor agradable que había terminado por odiar y que, a pesar de sus decisiones, extrañaba como nadie.

No había nada más que le molestase que ser contrariado por sus propias acciones. Eso le había traído muchos problemas, más de los que podría contar fácilmente.

—El líder Snoke, quiere verlo —Kylo Ren pasó su mano por su cara, rozando prácticamente sin pensarlo esa maldita cicatriz. Aunque tenue, siempre estaba allí recordándole un pasado agriculce...    

Hanna Solo  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora