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Bajó del speeder de un salto, sus ojos inmediatamente quedaron sobre lo que alguna vez fue el hogar de los Skywalker. Cada detalle parecía tener una gran importancia para Hanna Solo que Kaul, desde su propio speeder, jamás llegaría a comprender. Aquella adolescente, aquella joven piloto de La Resistencia tenía mucho por descubrir de su propia familia, del pasado de la misma y del presente que estaba viviendo ella en aquel instante.

-¿Quieres que te espere? -preguntó aún sabiendo de antemano la respuesta.

-Vuelve a casa, Kaul. Tu familia esperó un largo tiempo tu regreso -dijo ella girándose hacia él -. Estaré bien, estoy en casa.

-Que la fuerza te acompañe -murmuró con firmeza -, siempre -añadió extendiendo su mano.

Hanna observó el gesto y luego levantó su mirada hacia el hombre con la sinceridad tiñendo sus facciones.

-Gracias -su mano se unió con la suya con un fuerte apretón -. Gracias por todo.

-Sentí que era mi deber y cumplí con lo que debía cumplir -dijo con tono alegre -. Si no hubieses llegado a la base, si no hubiera sucedido lo que sucedió no habría podido conocer a mi hijo ni soñar con ser libre otra vez. Deseo lo mismo para ti, espero que puedas solucionar las cosas con tu familia. Todos merecemos ser felices.

-Creo lo mismo. Despídeme de los demás.

-Lo haré.

Kaul ser marchó, tal vez, para siempre. Hanna nunca sabría cuándo sus caminos regresarían a cruzarse, pero deseaba que al menos una vez en su vida en algún futuro no muy lejano, pudiera volver a permitirse compartir un momento con él y su familia; pensar de aquella manera le quitó algo de peso a su corazón. Las esperanzas eran después de todo una gran medicina para combatir el miedo y aumentar la valentía.

Demasiadas cosas, sin embargo, pasaban por su cabeza. No tenía exactamente la certeza del porqué estaba allí, no había respuesta para ella, nadie estaba ahí para dárselas. O al menos, eso fue lo que sintió en un principio cuando bajaba las escaleras a lo que parecía daban a un patio bastante amplio.

-Estoy aquí.

- Correcto es -Hanna se sobresaltó al escuchar aquella voz tan conocida, los recuerdos se agolparon en su cabeza y buscó con su mirada al dueño de la misma -. Bienvenida a casa, Hanna Solo.

-Maestro Yoda -susurró cuando logró divisar el espíritu del maestro Jedi. Pero real fue su sorpresa al ver quién lo acompañaba.

-Un Solo el lado luminoso ganado ha -dijo la pequeña criatura acercándose a ella apoyándose en su bastón -. Intensa la fuerza en ti es -rio con suavidad -. ¿No es así, Anakin?

-Sin duda alguna, maestro -dijo este sonriéndole a Hanna -. No tengas miedo. Haz escuchado las voces correctas y decidiste tomar el camino al que estabas destinada, aún antes de que se supiese que venías a ocupar un lugar en la inmensidad de la galaxia. Es bueno saber que no seguiste los pasos de mi pasado oscuro ni el de tu padre -murmuró aquello último con cierta tristeza -. Así que escucha bien, en uno de los cajones de la que antes fue la habitación de Luke están las herramientas que necesitas. Cuando estés lista, ve por ellas. Tu entrenamiento Jedi está a punto de comenzar y con él, tu verdadero destino.

-¿Qué hay de mi padre? Eso es algo que me he preguntado desde hace mucho tiempo.

-Ya llegará el momento en que enfrentarte a tu padre será inevitable. Así debe suceder, porque  Ben Solo debe regresar donde pertenece.  

-¿Por qué estás tan seguro de que así será?

-Eres Hanna Solo y eso será suficiente.

-Que la fuerza te acompañe, estaremos contigo siempre -dijo el maestro Yoda antes de desaparecer junto con Anakin Skywalker.

Un suspiro escapó entre medio de sus labios cuando se encontró nuevamente en soledad.  Acomodó el morral que colgaba de su hombro y tomó el suficiente valor para entrar a la casa de sus antepasados. No tenía la menor idea de lo que debía hacer con su vida a ese punto, ¿debía desesperarse? Tenía, lo sentía desde lo más profundo de su corazón, todo el derecho de sentirse como tal.

¿Enfrentarse a su padre? ¿Comenzar su entrenamiento Jedi en medio del conflicto? Bueno, su madre lo había logrado gracias a su abuela y muchos otros le siguieron aprendiendo a utilizar la Fuerza con los entrenamientos del gran maestro Jedi Luke Skywalker en aquel planeta Ahch-To, después de que este accediera a regresar como maestro.

-Primero -se dijo así misma mientras que, con unas pinzas, logró acceder al panel de las puertas -, debo salir de este planeta -añadió con una sonrisa cuando tuvo éxito.

*

Poe Dameron se hizo lugar entre la gente del centro de aterrizaje, R2-D2 lo seguía por detrás tan rápido como se tenía permitido y los ojos de Finn, los perseguía desde lo alto de las escaleras en la que había pasado horas para tratar de reparar una de las naves cazas de La Resistencia que hacía mucho había llegado de una misión importante. 

-¿En qué andarán esos dos?

-¿Quiénes? -preguntó Rose sacando su cabeza desde un costado de la nave.

Lo cierto es que, nadie pudo responder aquello. Dameron desapareció por uno de los pasillos junto con el droide. Después se enterarían de que lo que había llevado el piloto eran nada menos que buenas noticias.

El capitán había pasado horas, días, intentando localizar todos los planetas amigos posibles para dar aviso a lo que pronto se enfrentarían. En medio de aquella tarea, en algún rincón desolado de los circuitos de R2-D2 apareció un mensaje desde Taooine por parte de un comunicador que alguna vez le habría pertenecido a un joven Luke Skywalker.

Halcón rojo 1 estaba de vuelta, sana y salva.

-¡Recibimos una señal de Hanna! -exclamó con una brillante sonrisa de oreja a oreja -. Es ella, está de vuelta -añadió más tranquilo parándose frente a Rey. Tuvo todas las intenciones de tomarla entre sus brazos pero se detuvo en un momento de cordura. Sin embargo, ella tomó la iniciativa y lo abrazó; un gesto que para el resto fue bastante inesperado. No es como si no hubiesen visto aquello antes. Pero aquel abrazo tenía un significado mucho más fuerte de lo que se podría comprender fácilmente -. Tenías razón.

A lo lejos se escuchó a Chewbacca y a varios de los miembros de la Resistencia festejar. Por otro lado, Leia tenía una sonrisa que demostraba cuan aliviada realmente se encontraba de escuchar aquello. Tener a Hanna nuevamente allí tenía que ser el comienzo de algo bueno después de tantos momentos de desesperanza.


Hanna Solo  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora