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En los pequeños cargueros, llevaban piezas terminadas de grandes y pequeñas dimensiones que eran llevadas al espacio para ser ensambladas a lo que muchos llamaban Starkillers. Otras partes se usaban para reparar a los destructores, droides, cazas y dependiendo qué se necesitara, era fabricado allí. Savareen tenía seis puntos claves, dos de los cuales eran utilizados para enviar cargueros habilitados para salir del planeta y sólo tres del grupo, que podían tocar aquellos destartalados montón de hojalata, tenían el permiso de montarse en uno. El más odiado, quizá, se trataba de Lagan.  

Un joven delgado, con el cabello extrañamente rojizo resaltaba entre los veteranos y no sólo por sus gestos estreñidos. A simple vista se podía notar que apenas le interesaba lo que sucedía a su alrededor y en especial con el prójimo; era quizás, después de los Stormtroopers, el ser humanoide más odiado de aquel grupo de trabajo. Hanna no lo había visto en su primer día y suponía que este mismo había estado en algún lugar en el espacio llevando lo que ellos cargaban desde que el sol salía hasta que se ocultaba. 

Alyssa, sin embargo, era quien mejor lo toleraba porque le recordaba a su difunto hermano. Kaul por otra parte, no confiaba en él y prefería obviar su existencia; lo que por cierto, hacía perfectamente bien. Por su parte, no tenía los ánimos ni la confianza para indagar con él, pero estaba atenta a cada uno de sus movimientos. Las razones, por supuesto, las desconocía.

-El Líder Supremo está enviando sus mascotas a los planetas que controla La Primera Orden -lo escuchó decir a Alyssa -. Vendrá Temiri Blagg -se metió un pedazo de pan en la boca y después de tragarlo sonrió -. Pero no estaré aquí cuando eso pase, se dice que es tan chiflado como Kylo Ren.

-¿Temiri Blagg? -se dijo así misma.

-De los Caballeros de Ren, es el único que decidió conservar su nombre -escuchó decir a su espalda -. ¿Te parece conocido? -preguntó Erze haciéndole llegar una pequeña vianda que les correspondía los mediodías. No era un banquete pero tenía lo necesario para saciar el hambre de aquellas horas después del trabajo matutino -. Por tu expresión parece que sí.

-Al parecer, una parte de mi fragmentada mente se sintió refrescada por escuchar un nombre remotamente conocido. Pero son susurros, apenas audibles que intentan decirme algo -se encogió de hombros y tomó su comida con sus manos -. ¿Dónde iremos hoy? -preguntó quitándole importancia al asunto.

-Tienes que ir al sur, el comercio es activo en aquel puerto -aclaró su garganta -. Ambos bandos se pavonean por allí, aunque ellos prefieren dejar en claro que esa posibilidad tan sólo se trata de rumores -dejó escapar una pequeña risa -. Como sea, ten cuidado. Eres una niña y hay quienes no les importaría robarte de las manos de la Primera Orden para sacar algo de beneficio.

-No te preocupes, de alguna manera evitaré los problemas -le aseguró levantando su pulgar con los ojos aún puestos sobre Lagan.

Y sin que ella lo hubiese notado, este también había fijado su atención en ella.

*

-Lo lamento -Poe no había dejado de disculparse con Rey desde que su nave había tocado los terrenos seguros de La Resistencia y, mientras tuviera la oportunidad, aquellas dos palabras no dejarían de salir de su boca. Sentía un gran vacío de sólo pensar en Hanna desprotegida en algún punto de la Galaxia que desconocían sólo porque creyó que llevar un escuadrón sería estúpido para aquella búsqueda que denotaba ser sencilla -. En verdad, lo siento.

-La prioridad de la misión era que BB-8 llegara a nuestras manos y ella lo sabía -lo tranquilizó -. No te culpo por ello.

- Pero deberías -murmuró desordenado su cabello con sus manos de una forma nerviosa -. Debí escucha a la General -Poe sonrió con algo de melancolía mientras se sentaba sobre unas cajas -. Hanna ha sido lo más cercano a una hija que podría tener jamás como un miembro activo de La Resistencia. Debí protegerla mejor.

-Ella te aprecia, Poe y jamás pensaría mal de ti. Conocía los riesgos y lo que implicaba ser parte de esto. No voy a mentir, mis miedos se hicieron realidad. Sólo espero que Hanna no se crucé en el camino de Ben, aún no es el momento -le dio una palmada amistosa y caminó hacia uno de los radares que estaba en funcionamiento desde hacía un par de días, después de recibir lo que BB-8 había estado resguardando en su interior -. Así que, para evitar que eso suceda debemos adelantarnos un lugar en el tablero. Gracias a Hanna tenemos una mínima prueba de aquello a lo que nos vamos a enfrentar.

-¿Pero? -Rey lo miró desde la otra punta -. Siempre hay un pero, Rey.

-Lo que hay aquí nos demuestra que seguimos siendo una minoría. Lo que hay en ese lugar podría destruir los planetas que estén de nuestro lado tan simple como a un insecto. Podría destruir el universo entero si así lo quisieran.

-Perfecto -masculló con ironía -. ¿Esos enfermos no descansan?

-Eso es lo extraño, ¿no crees? ¿De dónde salió todo ese armamento? No es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana. Han trabajado en este proyecto desde hace muchísimos años, no cabe duda. Otras de mis hipótesis es que ni siquiera Kylo Ren sabe sobre esto -Rey tenía otros de sus tantos presentimientos, uno que le provocaba escalofríos, como un llamado, un llamado que estaba afuera del centro de confort que la luz había creado para ella. Pero no le temía sólo a aquella sensación, temía que aquel llamado no fuera sólo para ella -. Debemos aumentar el número de nuestras filas, en lo posible antes de que esto se levante finalmente y provoque una destrucción masiva.

- A veces creo que esto jamás terminará.

- Tengamos esperanzas un día más, capitán. El destino reordenará este desastre.

- Bueno, es lo mínimo que puede hacer por todos nosotros.









Hanna Solo  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora