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Las bocinas de las alarmas ensordeció a la mayoría de los cautivos. Los Stormtroopers les abrieron las celdas mientras gritaban que subieran a una nave que esperaban por ellos. En un principio, nadie supo qué sucedía hasta que las explosiones comenzaron a escucharse cada vez más cerca de donde estaban. La noche engullía todo el recinto mientras que de vez en cuando las luces rojas que parpadeaban mostraba apenas un camino.

-¡No se detengan! -o eso es lo que uno de los guardias alcanzó a gritar antes de que una granada lo hiciera pedazos y la expansión provocara que todos cayeran desperdigados por el suelo.

Hanna, aturdida por la explosión, se arrastró hasta unos barriles de agua de un esquina; su respiración comenzó a agitarse cuando sintió que sus manos se empapaban lentamente por un inusual líquido tibio que salía de la parte baja de su abdomen. Apretó los dientes y bajó la mirada suavemente, no pudo observar demasiado tiempo la sangre de sus manos y dejó caer su cabeza hacia atrás intentando no volver a observar su herida.

Tardó un par de minutos para colocarse en sintonía con lo que sucedía a sus espaldas y salir finalmente al improvisado campo de batalla que se había creado aquella noche. Si debía morir, lo haría luchando.

Derrapó por el suelo y tomó un bláster de un Stormtrooper caído con una de sus manos; corrió hacia la nave lo más rápido que sus piernas le permitieron sintiendo un dolor indescriptible que le quitaba el aliento; entre las luces rojas de las alarmas, los disparos láser y los cañones pudo divisar a parte de sus compañeros atrincherados cerca de una nave destruída. Alyssa intentaba llevar consigo el pesado cuerpo de alguien que, más tarde, descubriría que se trataba de una muchacha del sector de soldadura.

-¡Hanna! -Kaul logró evitar que se diera de lleno contra el suelo y la apoyó con cuidado en la pared exterior de la nave -. Tranquila, déjame ver.

-¿Qué está pasando? -logró articular por encima del ruido.

-Carroñeros -masculló Erze con una rodilla en el suelo mientras apuntaba con un bláster parecido al suyo -. No es la primera vez que sufrimos un ataque como este, pero parece que esta vez están decididos a destruir la base por completo -se ocultó detrás de una columna saliente de la nave evitando un ataque del frente.

- ¿Están lanzando dardos? -Kaul sacó el pequeño proyectil encajado cerca de su cabeza y lo analizó de cerca antes de pasarlo a Hanna-. Son tranquilizantes -murmuró regresando su atención a su herida -. Tenemos que llevarla a una cápsula médica.

- Nos están cazando -dijo tomándolo de las solapas de su mameluco -. Es una buena oportunidad para largarnos de aquí.

-No podemos irnos en tu estado, Hanna. Sin una cápsula tal vez mueras saliendo del planeta. 

Ni Alyssa ni Erze mediaban palabra alguna. Todos estaban inmersos en una extraña desesperación y deseo; no cabía duda que era un buen momento para escapar, los guardias y el temible discípulo de Kylo Ren estaban ocupados en detener a aquellos carroñeros, tenían las puertas abiertas para largarse a donde quisieran. Pero ver a Hanna Solo desangrándose los obligaba a replantearse la idea.

¿Por qué? Ninguno lo supo con exactitud. Hanna no llevaba allí la misma cantidad de años que ellos, había llegado apenas un par de semanas, la mitad de ella sin memoria y la otra con recuerdos restablecidos con aires revolucionarios. Sin embargo, sólo esa cantidad de tiempo bastaron para ser conmovidos por aquella adolescente de quince años. La razón por la que corrían cubriendo las espaldas de Kaul que cargaba el cuerpo débil de Hanna al ala médica que esperaban aún existiera.

-¡Rápido, rápido! -Erze se deshizo de un carroñero a su izquierda y de un Stormtrooper a su derecha -. ¿¡Cuánto tardará en saturar la herida!?

-¡Cinco minutos! 

Eso esperaban, porque como todo se veía, el tiempo que cargaban con ellos no era uno que les hiciera pensar que contaban con alguna ventaja. 

**

Apagó su sable de luz al caer el último cuerpo de los carroñeros frente a él; el semblante de Temiri Blagg, sin embargo, era uno inusualmente sereno. Estaba demasiado tranquilo para aquel panorama devastador que, por supuesto, le traería graves problemas en cuestión de horas. Los pocos Stormtroopers dando vuelta por allí, revisando que ninguno de sus atacantes tuviera la oportunidad de levantarse una vez más, no querían ni se les había cruzado por la cabeza acercarse al temible Caballero de Ren.

Pero las novedades debían ser comunicadas tarde o temprano.

-Lo que tengas que decir, sólo dilo.

-Un grupo de esclavos robó una de nuestras naves y escaparon en medio del ataque. 

-¿Su localización actual?

-Sin datos, creemos que se aseguraron de que no pudiéramos dar con ellos. 

-¿Creen? -se giró hacia el soldado -. Dame sola una razón para que no te decapite.




Hanna Solo  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora