Ocho.

842 65 13
                                    

// Noa y Zara //

3 de junio de 2017.
(22 días para la boda)

+++

Noa ya se había acostumbrado a su rutina matinal.

Por lo general, ella se despertaba unas horas antes de que Zara lo hiciera -y no era inusual, ya que la chica rubia era como un búho o como cualquier otro animal nocturno y prefería dormir por las mañanas.

Después, Noa cogía la ropa que iba a llevar aquél día y se iba al baño.

Bueno... no era del todo así.

La verdad era que ella pasaba algunos segundos observando cómo dormía la chica de ojos azules. Era un poco raro pero simplemente la observaba, pensando en nada en particular.

Todavía encontraba bastante extraño que Zara estuviera allí; aquella sin duda ya era una de las coincidencias más extrañas de toda su vida y Noa no lo diría nunca en voz alta, pero tras unos días de convivencia ya se había acostumbrado a su presencia. A sus manías. A su risa y a su olor.

Y le gustaba.

¿Cómo serían las cosas de aburridas, si Zara no estuviera allí? Aunque no se permitiera pensar en aquello más de lo debido, los primeros diez minutos de su día consistían en observarla.

Pura rutina.

Después del momento (inconfesable) ella se daba una larga ducha y solía hacerlo cantando, porque ni Carol ni Gus estaban en casa -trabajo, o cosas que hacer en general- y, básicamente, Zara no se despertaría ni siquiera aunque cayera una bomba atómica a su lado.

Conocer aquellas pequeñas cosas le daba miedo y la ponía triste a partes iguales.

Miedo: porque Zara era como una cadena de acero que siempre llevaría atada a ella.

Tristeza: porque Noa sonreía como una idiota cada vez que recordaba las pequeñas cosas de Roma.

Y aunque intentara mantenerse al margen y no sentir, era más difícil de lo que ella pensaba y más cuando las dos compartían habitación en el piso de la parejita feliz.

De hecho, empezaban a compartir un poco de cotidianidad que, aunque era innecesaria, estaba empezando a ser también rutinaria.

* Flashback *

Zara entró en la habitación para ver a Noa con un bol de palomitas en su mano y un ordenador portátil en sus piernas. Era evidente que estaba viendo algo -una película, una serie de televisión...- y la de ojos azules se sentó en su cama, quitándose los zapatos y simplemente mirándola.

Noa miró a Zara y levantó una ceja. Siempre había pensado que la chica era rara, única. Especial. Que a veces se la quedara mirando como si Noa fuese un entretenimiento, demostraba su pensamiento.

La castaña se preguntó en qué estaría pensando Zara, y detuvo lo que estaba viendo. "Za..."

"¿Mmmh?"

Noa se mordió el labio. "Tú... esto, uhm... ¿te encuentras mejor?"

Zara se giró, en la cama, y apoyó la cabeza en su brazo, mirándola. "Por lo menos ya no tengo ganas de vomitar, así que supongo que si. Puede que tus dulces me hayan ayudado un poquito." Y Noa sonrió. "¿Qué estás viendo?"

"The 100." Simplemente contestó. "Gus y Carol tienen una caja especial de las dos primeras temporadas, y nunca he tenido tiempo de ver esta serie, pero algunas personas me han dicho que es buena."

La Diversión Viste De Rojo 👠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora