Capitulo 9: De amigos a enemigos. Dividir y dejar solo.

241 15 4
                                    

Capítulo 9: De amigos a enemigos. Dividir y dejar solo.

Nuevamente estaba teniendo esos sueños intranquilos que no lo dejaban en paz, esos sueños que le ofrecían una visión negativa del futuro, un futuro sin su equipo. Cabo abrió rápidamente los ojos para despertar de su sueño, tomó una bocarada de aire para llenar profundamente sus pulmones y tranquilizarse.

De pronto comenzó a escuchar ruidos provenientes del laboratorio, salió de su cama tranquilamente evitando hacer algún ruido delatador. Luego, vio a Skipper y a Rico dormir profundamente.

La cama de Kowalski era la única que se encontraba vacía, así que el pequeño sospechaba quien era el autor de esos pequeños ruidos.

—Kowalski—susurró tenuemente espantando al científico, justo después de abrir la puerta del laboratorio.

— ¡Ah! —exclamó asustado tirando lo que tenía en mano, un vaso de vidrio, al parecer, luego, el pingüino asustado viro hacia el personaje de la puerta—. Tan solo eres tu— dijo el pingüino a si mismo posando su aleta derecha en su corazón.

—Sí, tan solo soy yo— complemento el pequeño ya cansado de esas oraciones que solo expresaban lo inferior que era—. Kowalski, ¿Qué haces aquí?

—No puedo creerlo de ti, Cabo ¿desconfías de mí? —preguntó ofendido.

— No Kowalski, jamás desconfiaría de ti.

El listo arqueó la ceja— ¿Cabo, acaso Skipper te ha mandado a vigilarme? —preguntó rápidamente.

—No, por supuesto que no—mintió—, él tan solo está siendo paranoico, claro que no duda de ti.

—Cabito—suspiro el pingüino mirando fijamente al pequeño—, si tú supieras alguna información relevante, y no se lo dijeras al equipo ¿te convertiría en un traidor?

La pregunta tomó por sorpresa al joven. Pensó un poco, y trató de decir algo brillante para el genio—. Todo depende de la perspectiva pero, si tú crees que estás haciendo algo mal, si crees que eso te convierte en quien no querías ser, entonces si está mal.

Cabo pudo notar que Kowalski se había trasladado a quien sabe dónde, dejo que pensara mientras miraba todo con detenimiento.

— ¿Confías en mí, Cabo? —Kowalski tenía los ojos vidriosos, una lagrima escurrió por su mejilla mientras se hacia el fuerte.

— ¡Claro que sí, amigo! —contestó muy convencido—. Eso somos, amigos, confió mucho en ti, creo en ti porque eres mi hermano—realizó una pausa esperando algún comentario—, ¿Hay algo que quieras decirme?

—No— Acotó en respuesta.

—Puedes confiar en mí, yo puedo ayudarte, lo sabes ¿verdad? — había duda y miedo en su voz.

—Digamos que no te caracterizas por ser una tumba de secretos—Cabo entendió. — Lo siento. No tengo nada que decirte, ni tampoco puedes ayudarme.

Con el corazón roto, el adorable pingüino le regalo una enorme sonrisa, yéndose a dormir con más dudas que respuestas.

Al día siguiente, el primero en despertarse gracias a su hambre, fue Rico. Como de costumbre tomó de la cocina una lata de sardina y vio que en el suelo había una pequeña gota de combustible. Ignoró ese acontecimiento, más tarde lo recordaría.

El mas traidor se lo lleva todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora