Parte II

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—¡Llegue! — gritó Justin cerrando la puerta detrás de él y Estela rodó los ojos al ver como Valentina se removía en su pecho apretándose más a ella. Se había quedado dormida en su pecho mientras le leía un cuento. Siempre que le leía un cuento para dormir, se quedaba dormida en su pecho con su manito en la pancita. Estela adoraba ver como Valentina acariciaba su pancita mientras poco a poco cerraba los ojitos. Eso sí, siempre se aseguraba que era Estela la que la estaba cargando. Además de que la pequeña había vuelto cansada de la casa de sus tíos y nada más cargarla, se quedó profundamente dormida en su pecho acariciando su pancita. Besó la cabecita de la pequeña y con mucho cuidado, fue despegándola poco a poco de su pecho. Sabía que debía tener cuidado, no debía moverse mucho si no quería despertarla. –Oh, están aquí—dijo al verlas en la cama y sonrió al ver que la pequeña abrazaba su peluche unicornio de colores. Había sido un alivio cuando en una tienda lo vio. La pequeña no estaba durmiendo bien últimamente y le costaba dormirse en su cuna y dormía con ellos. No le molesta que duerma con ellos, pero su princesa se mueve mucho y no quiere que lastime la pancita de su chica. así que cuando Estela le dijo que vio en una tienda de bebés un unicornio con la cola y el cuerno de colores no dudo en comprarlo para su pequeña. Desde ahí, la pequeña duerme perfectamente en su cuna.

—Hola—sonrió Estela y Justin se agachó a besarle los labios antes de besar la mejilla de su princesa sin tocarla mucho. Sabía que si lo hacía, corría el riesgo de que su princesa se despertara y eso no era buena idea. –Llegas temprano—dijo al ver que apenas eran las siete de la noche en el reloj. Justin siempre llegaba pasada de las nueve. Eso significaba que no hubieron tantas llamadas de emergencias. Algo que agradecía porque cada vez que escuchaba las sirenas de los camiones de bomberos, rogaba porque a Justin no le pasara nada. Siempre tenía ese miedo. Ella odiaba el fuego por su pasado y que el chico que ama pelea todos los días con el fuego para salvar vidas le aterraba. Tenía miedo que algún día el fuego fuera más fuerte que su chico.

—El Chief me mandó antes—contestó Justin y Estela asintió. —¿Cenaste? —preguntó quitándose las botas y la chaqueta del uniforme.

—Si, comimos pasta de colores—dijo Estela besando la frente de Valentina que se removió soltando su chupete y abrió los ojos. –Hola mi amor—sonrió viéndola y Valentina rio escondiéndose en su cuello. Siempre hacia eso cuando se levantaba.

—Bonita—rio Valentina al sentir los besos de Estela en su carita. –Papá—sonrió al ver a Justin acercarse a ella. Se veía adorable en pañal y con sus pelos parados. Hacía que ambos se la comieran a besos.

—Hola preciosa—rio Justin llenándola de besos y Estela se puso de pie. –Mmm, te extrañé—le dijo a Vale que rio escondiéndose en su cuello. Señal de que aun tenia sueño y que estaba mimosa.

—Durmió casi tres horas—dijo Estela al ver el reloj antes de voltearse a ver a Valentina que se había recostado del hombro de papá aferrándose a su cuello. Al parecer alguien había extrañado mucho a papá.

—Bien, alguien se acostará tarde hoy—rio Justin y Estela asintió. Ambos lo sabían, Valentina ya había dormido y eso solo significaba que no iba a dormir hasta tarde. –Ven aquí—la jaló suavemente a su lado y besó sus labios mientras que su mano disponible acariciaba la pancita de esta. Nunca se cansaría de acariciar el vientre de su chica. Amaba acariciar su vientre y besarlo mostrándole el gran amor que sentía por su chica y por el nuevo bebé. Como siempre decía, podría pasar cuatro meses más y él aun no asimilaba que iba a volver a ser papá. Aun le costaba asimilarlo.

—No te aproveches que aún sigo enojada contigo—le recordó Estela y este rio negando. Era cierto, aún seguía enojada por haberla dejado con el misterio de la buena noticia que le tenía. Y eso le recordaba a que debía preguntarle que más le dijeron en el hospital. –Ve a bañarte en lo que te sirvo—dijo y Justin asintió. –Vamos bebé, vamos por leche—cargó a Valentina que rio escondiéndose en el cuello de esta. –Ay Dios mío, cosita—rio besando el bracito de esta haciéndola reír. Cuando Valentina estaba así de mimosa, le gustaba que la llenaran de besos y no se separaba de sus papás.

Turn Me On Again {Extended Version-Justin Bieber}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora